Esmeralda está libre de cáncer por lo que estrenó la campana de “Corazones Siempre Unidos”, para conseguirlo tuvo que padecer 24 quimioterapias, 25 radiaciones, 7 cirugías y 24 tratamientos de antígenos que se realizó en durante 10 años de lucha.
La fundación “Corazones siempre Unidos” que apoya a niños con padecimientos oncológicos y enfermedades raras, colocó en sus oficinas una campana para motivar a los pequeños, sin embargo, fue una de sus colaboradoras la que la tocó por primera vez tras una década de padecer cáncer de ovario-peritoneal.
“ Es una sensación increíble, posiblemente para cualquier persona no signifique gran cosa pero para los que tenemos cáncer tocar la campana significa libertad, significa empezar a tener una vida normal, significa volver a la vida que suspendimos durante el proceso de cáncer”, declaró a EL SOL DE TAMPICO, Esmeralda Alicia Maldonado Mendoza, sobreviviente de cáncer de ovario.
Hubo que luchar por los tratamientos
Esmeralda ahora de 45 años, explicó que los primeros síntomas de su enfermedad llegaron con un dolor abdominal muy fuerte, por lo que fue intervenida de emergencia, pues creían que se trataba de una endometriosis, aunque un mes después, en octubre del 2013 le dijeron que el diagnóstico era cáncer.
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Además del impacto, ella tuvo que enfrentar el problema de que los tratamientos que requería en ese momento no se encontraban registrados para su tipo de enfermedad en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“Era una enfermedad menos conocida como ahora, pero era muy difícil el proceso de quimioterapias, que los hospitales se abrieran, era muy cerrado, no había otras opciones en mi proceso, también viví acompañada de muchos doctores que me iban dando la luz”, recordó.
Señaló que tuve que exigir con todos sus medios que se le aplicaran tratamientos de antígenos, procedimiento que únicamente se le realizaban a personas con cáncer de pulmón.
“El seguro no te lo da, porque para un médico es pérdida de tiempo el antígeno pero fue lo que a mi me rescató”, dijo.
La paciente más acompañada
Acompañada de algunas de la voluntarias de Corazones Siempre Unidos, recordó cómo su familia, en especial Alicia, su mamá, la respaldó en los momentos más duros.
“La familia es la base; te puede abandonar todo, pero no la familia, es lo más importante. Hay veces piensan que el que más sufre es el que tiene cáncer pero los que están a su alrededor qué es la familia son los que saben que hace falta en lo monetario, lo económico”, destacó.
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“Toda mi familia era una campaña crucial, campal cuando yo recibí a un picnic todos estuvieran conmigo, en cada quimio yo llevaba 15 o 20 familiares, entre ellos mi familia, mis amigos se unieron y fortalecimos lazos”, recordó.
Una vez que decidió pelear por su vida, Esmeralda habló con sus amigos, no quería compasión.
“Hicimos un pacto, yo les dije a ellos que no se compadezcan de mí, lo que menos necesita un enfermo es saber que los que están alrededor lo consideran enfermo”, planteó.
Ha sido paciente y voluntaria
Esmeralda, quien en los últimos 2 años tuve que ser atendida por 6 especialistas para confirmar que estaba libre de cáncer, es voluntaria de “Corazones Siempre Unidos”.
“Fue como recibir un balde de agua que me dijeran que estaba libre de cáncer, no igual que cuando me diagnosticaron, pero si una sensación de no creértela, soy libre ¿Qué voy a hacer con mi vida?, no se quedó parada, pero fue una experiencia muy larga”, relató.
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Puntualizó que de su experiencia aprendió a luchar por sí misma, algo que le transmite a los niños y a las familias de la fundación.
“Tuve que aprender a luchar por mí; es la campana de la esperanza, cuando tú tocas la campana están todos los que saben, lo que se siente estar ahí sentados y les das una esperanza de vida. Hay que luchar y hay que ayudar, venimos a ayudar, a ser empáticos con los demás, porque siempre podemos dar más de lo que pensamos”, concluyó entre aplausos de los pequeñitos de la fundación que sueñan con un día tocar esa campana.
