Nuestra historia empieza en una plantación en el estado de Carolina del Sur, antes del estallido de la Guerra Civil de Estados Unidos, y finaliza en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, en México. Lugar donde en 1885 se construyó la Casa Cross, como recuerdo del aparente “amor prohibido” entre John Cross y Lydia Foy.
Cuando Cross y Foy se conocieron, él era el hijo de un hacendado estadounidense y ella, de ascendencia martinica, era considerada una esclava de la familia.
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Durante un periodo de convalecencia de Cross, a causa de una enfermedad sin especificar, donde Foy actuó como su principal cuidadora, la pareja terminó por enamorarse. Solo existe un pequeño inconveniente, la relación a ojos de la ley es ilegal.
La reacción de la familia
Durante el siglo XIX, las leyes de Estados Unidos prohibieron las uniones entre personas de distintas razas. La medida no fue abolida por la Corte Suprema hasta 1967, con el caso “Loving contra Virginia”.
La Comisión Histórica del Condado de Cameron, en el estado de Texas, sostiene para el medio Valley Central, que el padre de John Cross, al saber los planes de matrimonio de su hijo, en desacato directo a la autoridad, le dijo: “Aquí está tu herencia, haz tu destino”.
La pareja que, para ese momento, esperaban ya a su primer hijo, mudó su residencia primero a Mississippi, Alabama; después a Brownsville, Texas; y de ahí a Matamoros, Tamaulipas.
En 1850, viviendo en Texas, la pareja compró un rancho donde criaba ganado. Se cree que casi una década más tarde, entre 1860 a 1861, tras la llamada “Guerra de Cortina”, se trasladaron a la ciudad fronteriza de Matamoros, donde establecieron una tienda comercial.
La construcción de la casa Cross
El portal del estado de Tamaulipas acredita la construcción de la denominada “Casa Cross”, de estilo colonial con influencia francesa, en la zona centro de Matamoros, en 1885.
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El responsable del proyecto de la “Casa Cross” fue Melitón H. Cross, hijo de John Cross y Lydia Foy, para conmemorar el amor de sus padres, quienes se atrevieron a desafiar las leyes de la época, mudarse de país y vivir un amor que, acorde al gobierno de Estados Unidos, era “prohibido”.
