Hace 200 años, el 29 de enero de 1824, se redactó el Acta Constituyente mediante la cual la provincia del noreste del país, conocida como Nuevo Santander, ingresaba al pacto federal como entidad federativa bajo el nombre de Tamaulipas. ¿Pero cuál es el origen de ese nombre y quién lo eligió para nuestro estado?
Para el cronista de Ciudad Victoria, Francisco Ramos Aguirre, hay dos posibles orígenes del nombre de Tamaulipas. El primero sugiere que era como antiguamente se hacía referencia a dos líneas de serranía. El segundo se remonta al siglo XVI, a una antigua comunidad fundada durante la misión evangelizadora de Fray Andrés de Olmos.
De lo que no queda duda dijo el historiador a EL SOL DE TAMPICO y en coincidencia con distintos investigadores, etimológicamente la palabra “Tamaulipas” significa: “lugar donde se reza mucho”.
Fray Andrés de Olmos y el poblado de Tamaholipa
En el año 1544, cerca del territorio que hoy corresponde al ejido San Antonio Nogalar, aproximadamente a 110 km al noroeste de Tampico, y perteneciente al municipio de González, el padre franciscano Andrés de Olmos fundó el pueblo de Tamaholipa junto a un grupo indígena conocido como olives.
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Posteriormente, en este asentamiento, estableció el convento de Nuestra Señora de la Concepción, correspondiente a la provincia franciscana del Santo Evangelio. Esta misión de Olmos formaba parte de su proyecto de colonización de la costa del Seno Mexicano, que abarcaba desde Pánuco hasta la península de Florida, en el sureste de Estados Unidos.
Un asentamiento abandonado
En Tamaholipa, los olives pasaron de ser nómadas a adoptar una cultura sedentaria, cultivando plantas comestibles, utilizando fuego para cocinar alimentos y conviviendo con otras comunidades indígenas identificadas como pasitas y mariguanes, según lo describe Juan Fidel Zorrilla en su artículo “Crónica de Tamaholipa” de 1981.
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Según Octavio Herrera Pérez, para 1605 en Tamaholipa se contabilizaban 300 casas y una población de 500 indígenas. La comunidad estaba rodeada por una cerca de madera a modo de muralla para resistir los constantes ataques de los chichimecas.
Sin embargo, debido al asedio de este grupo, los olives fueron obligados a abandonar Tamaholipa en 1793, según explica el historiador en su libro “Historia breve de Tamaulipas”.
¿El ‘verdadero’ padre de Tamaulipas?
Por otra parte, Ramos Aguirre mencionó que en diversos documentos de los siglos XVI al XVIII se hace referencia a dos cordilleras locales, la Sierra de Tamaulipa Vieja Oriental y la Sierra de Tamaulipa Nueva Occidental, que aparentemente recibieron su nombre de la antigua comunidad Tamaholipa.
“En cuanto a la región costera, la Sierra de ‘Tamaholipa Oriental’ abarca una buena parte del territorio de Soto la Marina, Croix y Presas del Rey después conocida como Villa de Aldama”, detalló el historiador.
Precisamente de Aldama era originaria la familia de Pedro Paredes y Serna, el responsable de que nuestra entidad lleve el nombre que tiene actualmente.
“Bajo estas circunstancias de amor al terruño y conocimiento de la geografía de esta región, es probable que el legislador Paredes se haya inspirado en su propuesta al Congreso General, sobre el cambio de la nomenclatura del Nuevo Santander a Tamaulipas”, dijo Ramos Aguirre.
Paredes y Serna se formó como abogado en el centro del país, lo que le llevó a ser presidente de la Diputación de Tamaulipas y Jefe Superior Político en 1821.
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Al año siguiente formó parte de la Junta Provincial Gubernativa de la Provincia del Nuevo Santander con sede en San Carlos, que buscaba lograr el reconocimiento de Tamaulipas como entidad federativa. Finalmente, el 29 de enero de 1824, Pedro Paredes y Serna manifestó su inquietud al Congreso Constituyente.
“El 31 de enero del mencionado año fue el único diputado tamaulipeco que firmó el Acta Constitutiva de México en la cual se asigna el nombre al Estado de las Tamaulipas, inspirado en dos cordilleras de esta entidad”, concluyó.
