Virginia Woolf nació el 25 de enero de 1882 en Reino Unido. Hoy en día es considerada una de las mejores escritoras de su generación. Su obra más famosa, “Una habitación propia”, es una apología a la independencia femenina. Aunque su labor literaria fue reconocida en su época, Woolf padecía de severos episodios depresivos, los cuales mermaron su calidad de vida.
La importancia de tener “Una habitación propia”
El libro “Una habitación propia”, también llamado en español “Un cuarto propio”, es un ensayo recopilatorio de las ideas expuestas por la autora en el ciclo de conferencias “Las mujeres y la novela”, presentadas en 1928 en el ala femenina de la Universidad de Cambridge.
El libro trata sobre la importancia de la independencia económica, social e intelectual de las mujeres. Para Woolf, a lo largo de la historia, el sexo femenino ha carecido de una “habitación propia”: se les negó el acceso a la educación y además, su capacidad mental ha sido continuamente subestimada.
De acuerdo a Virginia Woolf, al carecer de un “cuarto propio” las mujeres quedaron excluidas de todos los campos de la existencia humana: desde el financiero, hasta el legal y, por supuesto, el artístico.
Es importante entender el contexto de la obra, en Inglaterra las mujeres obtuvieron el derecho al voto hasta 1918, en plena Primera Guerra Mundial, antes de eso, carecían de una figura legal: no podían poseer, heredar o controlar ni capitales ni propiedades a su nombre.
La lectura ofrece el ejemplo ficticio de la hermana de Shakespeare, quien, contrario al famoso dramaturgo inglés, no hubiera tenido la oportunidad de escribir.
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Para empezar, no habría recibido preparación académica. Siguiente, sus deberes primordiales hubieran consistido en atender, primero, a su padre y a su hermano; después, a su esposo y a sus hijos. Sin tener tiempo para la literatura.
A pesar del panorama adverso para las mujeres, las hay que han logrado escribir, publicar y ser reconocidas por su labor. Woolf rescata el ejemplo de Jane Austen, autora también inglesa, quien escribió “Orgullo y prejuicio” y “Sentido y sensibilidad”, en sus ratos muertos, en la cocina, mientras ayudaba con las tareas del hogar.
En opinión de Woolf, lo más justo sería permitir que todas las personas, tanto hombres como mujeres, pudieran disfrutar, si así lo quieren, de “una habitación propia”, es decir, del tiempo, de los recursos y materiales necesarios para crear una obra de arte.
El final de Virginia Woolf
La autora decidió quitarse la vida en el río Ouse, el 28 de marzo de 1941. A lo largo de su vida tuvo diversos intentos de suicidio, motivados por cuadros de depresión.
Acorde a sus biógrafos, citados en el artículo “Virginia Woolf: una escritora atormentada” de National Geographic, algunos doctores incluso le recomendaron cesar con su producción literaria, pues el proceso creativo, aducían, dañaba los nervios de la autora. No obstante, ella nunca dejó de escribir.
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Cerramos esta nota sobre la importancia de tener “una habitación propia” en el aniversario de Virginia Woolf con sus palabras: “La vida es ardua, difícil, una lucha perpetua. Exige coraje y fuerza gigantesca. Más que nada, criaturas de ilusión como somos, exige confianza en sí mismo”.
