No nadamás fue un jugador de mucha enjundia y entrega dentro de la cancha de juego, Javier Zapién Pacheco fue el precursor de los laterales que se suman al ataque de su equipo y que le permitieron darle grandes satisfacciones a la fanaticada del Tampico y Ciudad Madero en las décadas de los 60 y 70. Teniendo a la vez un récord de 100 partidos de manera ininterrumpida como titular de la Jaiba Brava.
El también llamado doctor no tomó el gusto por el futbol desde muy pequeño y cuando contaba con escasos 14 años de edad fue convocado por Rodolfo “Popo” Atencio para que se integrara al equipo Tampico Juvenil.
Posteriormente pasó a formar parte de aquel conjunto llamado Mercedes, en donde fue observado por el buscador de talentos del Tampico, Nito Osvaldo Veiga, quien lo invitó a participar con el cuadro celeste, el cual era comandado por el peruano Grimaldo González y participaba en la Segunda División del futbol profesional de nuestro país.
Luego de un año de haber llegado a la escuadra porteña, Grimaldo González le dio la oportunidad de debutar cuando recién había cumplido los 15 años de edad, en la temporada de 1960-61.
Mucha entrega en la cancha
Con el paso del tiempo, la “Despeinada” Zapién como le decían en sus inicios en el balompié profesional, comenzó a demostrar su calidad como lateral y gustaba mucho irse al ataque de su equipo, algo que no hacían los defensores de aquella época en nuestro país, por lo que fue el precursor de lo que hoy hacen muchos zagueros.
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La Jaiba se encontraba en la Segunda División pero se reforzó con excelentes jugadores como Carlos Calderón de la Barca, “El Pichicuaz” Garrido, “Mulo” Gutiérrez, “La Pina” Arellano, Memo Méndez, y jugadores locales como Javier “El Puyín” Guzmán, Paco Goldaracena, “El Papi” Navarro, Marciano “La Vaquita” Gómez, Miguel Domínguez, Miguel Saint André, Raúl “La Perrita” Guzmán, Arturo “El Güero” Sánchez, Genaro Torres, Gustavo “El Gato” Cuenca y “El Conejo” Mora, por citar algunos.
“Llegamos a la gran final contra los Jabatos de Nuevo León, pero no pudimos lograr el objetivo de coronarnos para ascender, como era el anhelo de todos”, señaló. Posteriormente volvieron a llegar a otra final por el ascenso, pero no tuvieron la suerte nuevamente y fueron los Tuneros de San Luis quienes se hicieron miembros del máximo circuito del futbol mexicano.
Récord de partidos continuos
En su estancia con el Tampico logró el récord de jugar 100 partidos ininterrumpidamente, lo que le valió que la directiva que encabezaban Vicente Inguanzo, Joaquín Madaria, Albino Sosa y Carlos Fernández, le entregaran un reloj de oro.
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“Me hicieron la distinción de regalarme tan valiosa pieza, pero para mi mala fortuna 'desapareció' del propio vestidor”, señaló.
A los orinegros
Durante 12 años los que Zapién Pacheco actuó con la casaca celeste, ya que en 1972 le ofrecieron pasar a las filas del acérrimo rival, los Orinegros de Ciudad Madero, lo cual aceptó y ese cambio le trajo muchos problemas, ya que la afición celeste no se lo perdonó e incluso de manera familiar, ya que su hermana Evangelina le dejó de hablar por ese cambio que hizo.
Afortunadamente, los Orinegros armaron un buen equipo en la temporada 1972-73 y lograron el ascenso al máximo circuito.
Contra el América
Ya en la Primera División, Orinegros recibió en el estadio Tamaulipas a los "Cremas" del América, quienes traían a su estrella Carlos Reinoso.
“Vino el América y Don Grimaldo me ordenó marcar a Reinoso, lo cual creo hice bien y no lo dejé hacer nada, lo que al final del encuentro me valió el reconocimiento del chileno”, manifestó.
Precisamente luego del cotejo, refiere que aprovechó para pedirle consejos a Reinoso de algunas técnicas del golpeo de balón, a lo que el americanista no dudó en darle algunas referencias.
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También cuando enfrentaron al Cruz Azul aprovechó para platicar con Alberto Quintano y pedirle consejos sobre técnicas a la defensiva, lo que habla de la humildad que tenía el jugador porteño.
Fueron 15 años los que Zapién Pacheco jugó al futbol profesional, dejando plasmados siempre su calidad y entrega, lo que le ha valido el reconocimiento de la fanaticada de nuestra zona.
“Pensando en el retiro del futbol profesional y con el título de médico en mis manos, acepté la invitación del equipo maderense, buscando ascender para poder jugar en la Primera División”.
