Miroslav Draganic, “la magia” del único europeo que jugó para la Jaiba Brava

Miroslav Draganic, en su pasaje por Tampico, arrastró bien la pelota, pero también contó con claroscuros y posiblemente no fue comprendido por el técnico en turno

Manuel Chirinos

  · viernes 16 de diciembre de 2022

Miroslav Draganic, en su pasaje por Tampico, arrastró bien la pelota, pero también contó con claroscuros y posiblemente no fue comprendido por el técnico en turno | Víctor Hugo Alvarado

La noche envuelve al coloso de la Unidad Nacional, la luz de las estrellas bañan tenuemente su campo. Un hombre caucásico, complexión fuerte, pantalón de mezclilla, playera desgastada, corre descalzo sobre el pasto, quizás para obtener confianza, quizás para invocar los espíritus de los jaibos de antaño, los heroicos: Landeros, Carretero, Grimaldo González, Ernesto Candia, aquellos que obtuvieron el campeonato de Liga 52-53.

-Regresamos de la Ciudad de México a las 10 de la noche– recuerda el empresario Paulino Lomas -; el joven intérprete Dusan Stajic, insistió en que Draganic quería conocer en el momento dónde jugaría. En ese tiempo el “Tamaulipas” no contaba con alumbrado, así que prendimos las luces del túnel y vestidores, bastando para que Miroslav se quitara las chancletas que llevaba para comenzar a trotar.

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Al rato, ya sudando copiosamente, por medio del intérprete comentó que deseaba jugar el domingo, que ya conocía al equipo, que había jugado con ellos en España, a lo que solo respondí: “Mañana es sábado a ver qué piensa el entrenador”.

El 26 de agosto de 1980 empieza el noveno torneo veraniego “Ciudad de Valladolid” con el Tampico enfrentando al Club Burgos en donde debuta por primera ocasión para un once jaibo un jugador de campo, europeo (otro europeo fue “El Chavo” Joaquín Urquiaga, como entrenador del único Tampico campeón).

–Mi hermano Antonio me llamó– apunta Paulino Lomas -para decirme que habían observado a un medio ofensivo extraordinario, que si lo compraba, contestándole que si estaba de acuerdo el técnico Dagoberto Moll solicitara al futbolista, que jugara algún partido con los muchachos para observar cómo se acoplaba con los nuestros.

Miroslav Draganic fue el único europeo que jugó para la Jaiba Brava | Víctor Hugo Alvarado

Miroslav Draganic anclaría con “La Jaiba Brava”, a sus 29 años de edad, contratado por 2 temporadas, proveniente del “Vardar” de Skupine, conjunto de su país, Yugoslavia.

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En sus primeras declaraciones a la prensa afirmaría desconocer el futbol mexicano, que su principal cualidad es que las piernas están conectadas con la cabeza, que si no entendían su idioma entenderían su futbol porque el balompié es universal.

En el encuentro contra los Burgaleses, Tampico obtendría su primera victoria en tierras hispanas 2 a 1, sobresaliendo Draganic en la conducción de la pelota jaiba. -Durante la gira el promotor Juan Pareja Alcoy lo presentó– comenta el capitán Basilio Salazar-, sorprendiéndonos en Burgos el potencial de juego que desarrolló.

Domingo 21 de septiembre. Torneo 80-81, jornada 1. En el “Tamaulipas” 20 mil personas persiguen con la mirada a la pelota veleidosa que disputan “La Jaiba Brava” y “Los Panzas Verdes”. Minuto 25.

“El pato” Corbo lucha por el esférico ante el portero Héctor Brambila, quien manda a tiro de esquina y que Galindo ejecuta para que Gerardo Hurtado despegue por alto, al centro, donde Miroslav Draganic desde fuera del área grande prende el balón con la pierna derecha, soltando un trallazo que deja sin oportunidad a Brambila.

-Cuando realizábamos la práctica de “tiro a gol” en los entrenamientos– enfatiza el exjugador Jorge Garibaldi -Draganic se quitaba los zapatos para pegarle al balón, pensábamos que estaba loco, en ese tiempo los balones estaban pesados, hoy son más ligeros. La realidad es que el yugoslavo contaba con una complexión fuertísima.

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A finales de diciembre del 80, debido a los malos resultados el técnico uruguayo nacionalizado español Dagoberto Moll fue sustituido por Gustavo “Halcón” Peña, quien realizó varios cambios en la alineación de “La Jaiba Brava” para su primer partido dirigido (4 de enero), en Querétaro, donde venció 2 a 0 al Atletas Campesinos.

En este cotejo Peña reportaría a Miroslav Draganic, porque se le envió a la banca y no alineó desde el principio, ya cuando el técnico quiso enviarlo al juego el jugador no quiso participar.

Por esta situación, el serbio sería apartado del conjunto (en su lugar se contrataría al peruano Juan José Muñante), y prestado al Club Deportivo Castellón de la Segunda División española, donde jugaría 9 juegos, mostrando buen nivel.

Draganic se quitaba los zapatos para pegarle al balón | Víctor Hugo Alvarado

Para el torneo 81-82 Draganic volvería al Tampico que seguía dirigiendo “El Halcón” Peña, para cumplir su segunda temporada, nadamás que “Los Jaibos” volvieron a cometer los mismos errores de planeación, situación que los arrojaría al infierno de la segunda división.

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Basilio Salazar, quien ese fatídico torneo dejó de ser jugador de campo para volverse técnico y que estuvo a punto de lograr la hazaña de salvarlos del descenso, agrega: -Durante mi breve gestión utilizaba a Draganic de relevo porque contaba con condiciones, sóolo que a veces se mostraba intermitente, se desconectaba.

–Sin duda, le faltó más continuidad para mostrarse en plenitud– expresa Jorge Garibaldi -porque los que lo vieron en la gira de España lo observaron jugar en libertad, pero en el puerto no rindió igual. Quizás por venir de un país socialista descubrió un mundo diferente o deslumbrante por la cercanía con los Estados Unidos.

Nunca más volvió

El escritor José Luis Sampedro ha apuntado: “El culto hispánico religioso ha cedido paso a una nueva fe, en la que los sacerdotes emergen desde una cavidad subterránea y ofician con el pie”.

Miroslav Draganic, en su pasaje por Tampico, arrastró bien la pelota, también contó con claroscuros. Posiblemente durante los dos certámenes que jugó no fue comprendido por el técnico en turno (fueron 5 entrenadores) o simplemente se topó en “La Jaiba” con el marasmo que encontraron algunos jugadores, técnicos y directivos que enviaron al conjunto a la división inferior.

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Draganic, después de su aventura en el puerto, nunca volvió a jugar en el futbol mexicano, aunque los que lo vieron desenvolverse siguen recordando cuando oficiaba con el balón en el pie en el “Tamaulipas”.