/ domingo 20 de agosto de 2023

¿Cómo se les dice a los billetes en México? "Nos toca de a ciego por piocha"

Te decimos siete maneras diferentes en cómo se les llama a los billetes en el país, todas reconocidas por el DEM

Si te informamos que nos toca “de a ciego por piocha”, ¿qué nos dices? ¿Estás listo para “aviar” o estás un poco “arrancado”? ¿Qué te parece mejor “sacar el Beni”? No es que “andemos tras la mosca”, es que queremos decirte las distintas maneras de cómo se les llama a los billetes en México.

“Cuesta un Diego, pero en otros lugares lo consigues con un Sor Juana”. La frase, perteneciente al argot popular, se puede traducir como “Cuesta 500 pesos, pero en otros lugares lo consigues por 200”. ¿Qué otras maneras de describir “al varo” conoces?

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Los múltiples nombres de los billetes

De acuerdo al Diccionario del Español de México (DEM), un billete se define como “medio de pago de curso legal, emitido generalmente por un banco central en diversas denominaciones, que circula y se acepta a la vista por considerarse respaldado por reservas de metal precioso como el oro”.

En la actualidad, el Banco de México tiene en circulación los billetes de la familia G. Sin embargo, del 2006 hasta el 2017, el diseño imperante correspondía a la familia F. Los cuales, un amplio sector de la población, tendía a bien llamar: “Beni, Morelos, Neza, Sor Juana y Diego”, en referencia a los personajes principales de cada diseño.

Dentro del mismo argot, la denominación de 100 pesos es usualmente catalogada como “un ciego”. Por tanto, 200 pesos equivalen a “dos ciegos”.

De igual manera, el DEM acredita como sinónimos de “dinero”, los vocablos: “lana” y “varo”. Utilizando como ejemplo las expresiones: “A la hora de la hora no quiso soltar la lana” y “Esa chamarrita ha de haber costado un varo, ¿no?”

Hay siete maneras diferentes en cómo se les llama a los billetes en el país, todas reconocidas por el DEM | Crisanta Espinosa, Cuartoscuro


Desde hace más de 100 años que se habla así

“Cáete con el varo” o “saca el billete” pueden resultar frases simpáticas para algunos. No obstante, habrá quien considere que son una manera de desvirtuar el lenguaje propio de la posmodernidad.

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En 1899, la Academia Mexicana de la Lengua publicaba el “Vocabulario de Mexicanismos”. Las palabras fueron recopiladas por Joaquín García Icazbalceta, como parte del proyecto del “Diccionario vulgar” de la Real Academia Española.

Cabe aclarar que, para la época, la palabra “vulgar” no tenía una connotación despectiva, solo indicaba que los términos eran ampliamente usados por el “vulgo”, es decir, por la mayor parte de la ciudadanía.

El Vocabulario de Mexicanismos indicaba que “aflojar” era “soltar el dinero”, mientras que “aclararse” implicaba falta de capital. En tanto, “armarse” entrañaba conseguir recursos monetarios.

“Andar tras la mosca” involucraba ambición o avaricia. Si “armabas al que jugaba”, entonces, otorgabas dinero para continuar con la partida. Mientras que “aviar” suponía invertir en un negocio.

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La próxima vez que alguien te diga que “nos toca de a ciego por piocha” o “el Beni ahora se cotiza”, ya sabes a qué se refiere. A lo largo de la historia, en México han existido, existen y existirán diversas maneras para nombrar a los billetes. El lenguaje es expresión de la realidad.

Si te informamos que nos toca “de a ciego por piocha”, ¿qué nos dices? ¿Estás listo para “aviar” o estás un poco “arrancado”? ¿Qué te parece mejor “sacar el Beni”? No es que “andemos tras la mosca”, es que queremos decirte las distintas maneras de cómo se les llama a los billetes en México.

“Cuesta un Diego, pero en otros lugares lo consigues con un Sor Juana”. La frase, perteneciente al argot popular, se puede traducir como “Cuesta 500 pesos, pero en otros lugares lo consigues por 200”. ¿Qué otras maneras de describir “al varo” conoces?

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Los múltiples nombres de los billetes

De acuerdo al Diccionario del Español de México (DEM), un billete se define como “medio de pago de curso legal, emitido generalmente por un banco central en diversas denominaciones, que circula y se acepta a la vista por considerarse respaldado por reservas de metal precioso como el oro”.

En la actualidad, el Banco de México tiene en circulación los billetes de la familia G. Sin embargo, del 2006 hasta el 2017, el diseño imperante correspondía a la familia F. Los cuales, un amplio sector de la población, tendía a bien llamar: “Beni, Morelos, Neza, Sor Juana y Diego”, en referencia a los personajes principales de cada diseño.

Dentro del mismo argot, la denominación de 100 pesos es usualmente catalogada como “un ciego”. Por tanto, 200 pesos equivalen a “dos ciegos”.

De igual manera, el DEM acredita como sinónimos de “dinero”, los vocablos: “lana” y “varo”. Utilizando como ejemplo las expresiones: “A la hora de la hora no quiso soltar la lana” y “Esa chamarrita ha de haber costado un varo, ¿no?”

Hay siete maneras diferentes en cómo se les llama a los billetes en el país, todas reconocidas por el DEM | Crisanta Espinosa, Cuartoscuro


Desde hace más de 100 años que se habla así

“Cáete con el varo” o “saca el billete” pueden resultar frases simpáticas para algunos. No obstante, habrá quien considere que son una manera de desvirtuar el lenguaje propio de la posmodernidad.

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En 1899, la Academia Mexicana de la Lengua publicaba el “Vocabulario de Mexicanismos”. Las palabras fueron recopiladas por Joaquín García Icazbalceta, como parte del proyecto del “Diccionario vulgar” de la Real Academia Española.

Cabe aclarar que, para la época, la palabra “vulgar” no tenía una connotación despectiva, solo indicaba que los términos eran ampliamente usados por el “vulgo”, es decir, por la mayor parte de la ciudadanía.

El Vocabulario de Mexicanismos indicaba que “aflojar” era “soltar el dinero”, mientras que “aclararse” implicaba falta de capital. En tanto, “armarse” entrañaba conseguir recursos monetarios.

“Andar tras la mosca” involucraba ambición o avaricia. Si “armabas al que jugaba”, entonces, otorgabas dinero para continuar con la partida. Mientras que “aviar” suponía invertir en un negocio.

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La próxima vez que alguien te diga que “nos toca de a ciego por piocha” o “el Beni ahora se cotiza”, ya sabes a qué se refiere. A lo largo de la historia, en México han existido, existen y existirán diversas maneras para nombrar a los billetes. El lenguaje es expresión de la realidad.

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