Además del predio para el ayuntamiento y la iglesia, en el primer trazo de Tampico se tuvo también asignado un terreno para la escuela, el cual se ubicó en contra esquina de la plaza principal, en lo que ahora es el cruce de Salvador Díaz Mirón y Cristóbal Colón. Sin embargo, no funcionó de manera inmediata de la repoblación, sino hasta aproximadamente 1827.
Apenas Tampico empezaba como villería cuando tuvo su escuela
“El solar estuvo destinado para «casa de escuela de primeras letras». Esta primera institución educativa se desconoce realmente cuánto tiempo estuvo activa y a partir de 1830, como efecto del desarrollo económico que experimentaba Tampico, se abrieron nuevas escuelas en la ciudad, lo que además motivó la llegada de educadores extranjeros”.
Señala el encargado del despacho de crónica municipal, Josué Picazo Baños, que apenas 7 años después de su fundación, a principios de 1830, más predios se fueron asignando a primarias y a la secundaria, entre ellos algunos atrás de donde se encuentra ahora la catedral, que albergó a una de las primeras escuelas de la ciudad.
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La pequeña ciudad tenia 39 casas altas de piedra, 105 bajas de piedra, 4 altas y 16 bajas de ladrillo, 11 casas altas de madera y 107 bajas del mismo material, así como 19 de guano con techo de tejamanil. La vida comercial se efectuaba en 2 mercerías. 2 cafés, 3 boticas, 3 licorerías, 3 panaderías, 2 fondas, 2 bodegones, 14 almacenes, 12 tiendas de ropa y 16 pulperías, pero además ya contaba con 2 escuelas.
Maestros extranjeros llegaron a formar tampiqueños
En estas fechas fue cuando arribaron al puerto los hombres que formarán a las primeras generaciones de estudiantes en Tampico y sortearían epidemias y guerras con tal de cumplir con este cometido. Entre los destacados están Mariano Cubi y Soler, Juan Olivella y Sala, además de dos que marcarán la enseñanza en el puerto José María Gajá y Bayona y su esposa Octavia Launay.
Mariano Cubi y Soler, fue quien instituyó en Tampico uno de los primeros modelos educativos, fundando el colegio “Fuente de Libertad”, de acuerdo a la investigación realizada por José Castañeda en su libro Educadores de Tampico, señalando que en estos albores de la educación en el puerto eran los propios maestros quienes realizaban sus planes de estudios.
El Colegio "Fuente de la Libertad" tuvo varias sedes, alrededor de lo que hoy es la plaza de Armas, incluso en sus momentos más críticos por falta de recursos económicos y el profesor Mariano Cubi, aportó además de los primeros jóvenes con estudios primarios y secundarios a los primeros profesores que se graduaron de su colegio.
Por otro lado el matrimonio de maestros José María Gajá y Octavia Launay, señala el cronista Picazo Baños, comenzó a trabajar en el instituto público para niñas, que recién se había fundado en 1933, y del cual Launay fungió como directora. Posteriormente, Gajá también comenzará a trabajar en la primera escuela pública de Tampico.
José María Gajá, entre los maestros que dejaron huella
“Esta se ubica, ya desde hace 190 años, en el predio donde se ubica ahora el plantel educativo que lleva su nombre y era exclusiva para varones, la cual el gobierno local había fundado en 1830; el edificio se hallaba en la esquina de las actuales calles de Altamira y Colón”, expone.
Añade que en marzo de 1835, el Ayuntamiento de Tampico designó al educador catalán como director de la escuela pública. Durante una década, Gajá introdujo notables adelantos en el sistema de enseñanza de esta institución; comenta que de acuerdo a la historiadora María del Pilar Sánchez, ante la falta de planes de estudio, «el profesor quedaba en libertad para impartir las materias que consideraba pertinentes, por lo que la instrucción era muy limitada».
Gajá también se destacó por ser de los pocos maestros extranjeros que prolongaron su presencia en el puerto: de 1833 a 1845 aproximadamente, cuando la invasión americana y una epidemia de cólera hacen que abandonen el puerto para irse a Monterrey.
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En el reglamento que Gajá escribió en 1835, se indica que las actividades de la escuela primaria comenzaban a las siete de la mañana y terminaban a las nueve de la noche, con un acto religioso. Se impartían clases de lectura (caligrafía), gramática, aritmética, inglés, francés, latín, teneduría de libros y música.
“Fue en la primera década del siglo XX cuando se le impuso el nombre de José María Gajá a la antigua Escuela Número 1 para Varones, misma escuela, aunque los edificios se hayan transformado, donde el catalán comenzó a trabajar por la juventud tampiqueña hace casi dos siglos”, expone el cronista.
Así fue como Tampico fue pionero en la educación de Tamaulipas hace casi 200 años, desde su repoblación. Tampico celebra su Bicentenario este 2023.