Tampico fue puerto desde su proyecto de ciudad. Los barcos marcaron su historia y en algunos casos cambiaron el devenir de sus días, a veces con aportaciones a su progreso y otras con la refriega de cañones, pues a sus muelles llegaron desde piratas, guerreros, revolucionarios hasta grandes artistas, así como personajes ilustres de varias épocas.
El decreto para la aduana que impulsó el puerto de Tampico, fue expedido el 10 de febrero de 1827, hace 196 años, la cual se estableció donde hoy es el edificio de correos, en la plaza de la Libertad, teniendo que sortear los pasajeros de los barcos y el traslado de mercancías el río Tamesí, que corría paralelo al río Pánuco.
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Más de 100 años Tampico estuvo en el olvido
El puerto había sido fundado hacia 1560, con la misión que llegó hasta esta zona de Tamaulipas y que encabezó en 1554 Fray Andrés de Olmos, teniendo sus primeras desventuras en las décadas siguientes cuando fue arrasado por los piratas ingleses que perseguían los tesoros españoles hasta el río Pánuco.
Tendrían que pasar alrededor de 130 años para que nuevamente la región del río, del lado de Tamaulipas, estuviera otra vez en condición de poblarse y, con la influencia de Antonio López de Santa Anna, comerciantes de Altamira impulsaron un nuevo puerto, iniciando su construcción hacia 1826, que se abrió al tener el decreto para su operación.
El puerto tendrá su auge a partir de 1850, cuando en virtud de la habilitación de diversas áreas que incluía escolleras y canal de acceso, además de la construcción de zonas para bodegas, una infraestructura que será esencial para que las empresas lo empiezan preferir para el trasiego de mercancías hacia el centro del país.
Un “villano” le volvió la vida a Tampico
Aunque debido a la independencia de México la alternativa de Tampico tuvo un auge para el comercio de mercancías, compitiendo con Veracruz, otra guerra, esta vez entre liberales y conservadores, haría que a partir de 1857 el puerto tuviera una decaída considerable que hizo quebrar a varias nacientes industrias. Para retomar un auge otra vez en 1860.
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Así como Antonio López de Santa Anna le dio vida por segunda vez, será otro “villano” de la historia de México, Porfirio Díaz, quien lo reanime a partir de 1870, cuando empieza la construcción de valiosa infraestructura, como un nuevo muelle fiscal y un puente para llegar al puerto, pero al tomar otra vez una dinámica comercial importante, se realizan las escolleras, los diques y el dragado que se completaron en 1889, incluyendo tres almacenes y cuatro muelles de 145 m cada uno, concluidos en 1903.
Esta modernización convierte a Tampico en un parteaguas en el movimiento marítimo mundial y con la llegada del descubrimiento de pozos petroleros, su historia cambiará hasta llegar a ser una leyenda que inspira libros, películas y estudios sociológicos, además de movimientos obreros y el surgimiento de industrias y comercios innovadores.
Guerras, epidemias y fortuna en las primeras décadas del siglo XX en Tampico
El nombre de Tampico en las primeras décadas del siglo pasado era sinónimo de riqueza y abundancia, floreciendo en muchas de las actividades comerciales, para ser comparado con las grandes ciudades del mundo, pues por su puerto fluían los barcos de los personajes más ricos del mundo.
Con la creación del puerto de Tampico llegó parte de la modernidad y progreso de una amplia zona del país, pero también fue la entrada de epidemias y males que azotaron la región, además de escenarios de conflictos internacionales como el intento de reconquista de México, la Invasión Estadounidense, la Guerra de los Pasteles, así como nacionales como la revolución mexicana y la expropiación petrolera.
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Y aunque el boom se mantuvo todavía durante varias décadas más, el puerto fue cediendo a los cambios de la dinámica comercial y entró en un nuevo letargo. Ahora su rescate se ve como una alternativa turística, donde se cuente su leyenda y su pasado sirva como un atractivo más a la ciudad.
Muchas y muy diversas historias se escribieron en los muelles de esta ciudad, algunas trascendieron al mundo y otras quedaron en el olvido, sin embargo, todas navegan en la identidad de este Tampico que llega este 2023 a sus primeros 200 años.
