La precariedad económica empeorada por la crisis del COVID-19 para las familias, además, aumentó las compras de alimentos fiados en las tiendas de barrio, que se han convertido en un modo de subsistencia para una buena parte de la población local.
Son frutas, verduras, huevos, refrescos, tortillas, pan y hasta golosinas los que adquieren para pagar después en las misceláneas, que tienen la libertad de permanecer abiertas en este etapa de emergencia por el avance del COVID-19.
José Carlos Martínez de la miscelánea “Lupita “explicó que en estos días inéditos para la población mexicana, subió el número de vecinos que acude a su tienda para adquirir alimentos fiados para abastecer el día.
“Le anoto a mis clientes entre 100 y 150 pesos, que me pagan al cabo de una semana, aunque en estos días hay un mayor número de personas que viene a comprar, porque para muchos se les ha agotado el dinero y ya no tienen para comer, al quedarse en casa”.
En estos momentos, las tiendas de barrio nos hemos convertido en la opción más cercana y fácil para la sobrevivencia de muchas familias al facilitarles productos básicos para atender sus necesidades de alimentación.
Considero positivo que la gente de prioridad a comprar en las misceláneas o minisúper de sus colonias, porque así fortalecen su economía y se hace un circulo virtuoso.
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