Hace exactamente 17 años, el 25 de noviembre de 2006, un hombre alto, con una máscara de estambre, vestido en tono militar, con un reloj en cada mano, luciendo en el pecho un collar naranja, descendió de una vagoneta: era el subcomandante Marcos, quien regresaba a Tampico.
Marcos el insurgente, junto con integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), recorrió México como parte de la gira “La Otra Campaña”, casi para terminar este trayecto de seis meses, el subcomandante llegó a Tampico, la tierra que había visto nacer a Rafael Sebastián Guillén Vicente.
ASÍ FUE SU VIAJE DE CIUDAD VICTORIA A TAMPICO
A las 10:00 horas del sábado 25 de noviembre, Marcos acompañado de más de 50 personas que viajaban con él, llegó a la colonia Alejandro Briones en Altamira, donde Lalo Contra lo esperaba con un banquete que consistía en lentejas, fruta, café y pan, ya que muchos de los visitantes eran veganos.
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Aunque Marcos no comió, solo bebió café y fumó tabaco con su pipa, el subcomandante tenía el antojo de jaibas rellenas, platillo emblemático de Tampico.
“Cuando llega a mi casa a las 10 de la mañana lo metemos a la sala y ahí sí tuvimos una charla mucho más larga, me preguntaba que cómo estaban las cosas en el sur de Tamaulipas y le empecé a decir todas las irregularidades que existían en ese momento”, dijo Lalo Contra, quien recibió a Marcos acompañado de su hija, pequeña que curiosa que quería descubrir el rostro del enmascarado.
EN “LAS SOMBRAS”: EL ENCUENTRO DEL SUBCOMANDANTE CON LOS TAMPIQUEÑOS
El siguiente punto oficial en que Marcos se reunió con los tampiqueños fue en el Teatro de “Las Sombras”, perteneciente La Guarda, espacio vecino de la Casa de la Cultura de Tampico, donde fue el mismo Marcos quien le pidió a Roberto León que lo presentará.
“Le digo a los que estaban que si querían hacer una pregunta, hubo un momento en que nadie se atrevía y volteo y le digo yo: ‘oye Marcos, no quieren, tienen miedo’ y dijo ´'no te preocupes, esto es como los bailes de las quinceañeras, deja que salga la primera pareja a bailar, sino espérate tantito' y sí, en el momento que habló el primero al rato ya no podría pararlos”, apuntó Roberto, quien estuvo sentado al lado del subcomandante.
“Había un ambiente de interés, de admiración y nadie quería perder el acontecimiento, sin embargo, el hombre era accesible, no era difícil, era más difícil tratar con el cerco, con la gente que lo custodiaba, eso sí era más complicado, el hombre no me pareció inaccesible, intocable”, declaró Julián Hernández, quien como periodista estaba cubriendo el evento.
LA PLAZA DE LA LIBERTAD Y EL GRAN MENSAJE QUE DEJÓ A TAMPICO
El tercer punto de esta gira inédita, como lo publicó EL SOL DE TAMPICO en su edición impresa del 26 de noviembre del 2006, fue la Plaza de la Libertad, donde ante más de 300 personas. Marcos lanzó un duro mensaje.
“Aquello parecía casi una devoción religiosa, gente lo quería tocar como si fuera Jesús en Jerusalén y se tomaba fotos con él, le daba la mano, una celebridad. Entre otras cosas lo llamó narcoestado, narcogobierno, más o menos, lo cual está publicado”, destacó Julián Hernández.
Aunque Marcos había recorrido ya muchos kilómetros, en Tampico el ambiente quizá era más especial, porque la gente le gritaba ‘paisano’ y bajo el pasamontaña, hay quienes creen haberle visto sonrisas. Tal vez, el subcomandante había regresado al norte.
“Yo le pregunté que sí había andado por aquí, ‘luego te digo, algo recuerdo, pero yo anduve en muchos lados’. Nunca dijo, recuerdo que lo tanteé así y se salió por la tangente sin decirme que no”, puntualizó Roberto León.
¿EL SUBCOMANDANTE MARCOS REGRESÓ A TAMPICO?
Cerca de las 20:00 horas, el subcomandante Marcos abandonó Tampico, iba al Ejido La Palma en San Luis Potosí, era prácticamente el fin de una travesía histórica.
“Guarda entonces el machete, sigue afilando la esperanza, hecho esto, prepara tus pies que te dimos, abre los ojos y el oído atentos que somos, ya no serás tú, ahora eres nosotros”, decía Marcos, el guerrillero en sus discursos.
A 17 años de esa histórica gira que se antojaba como un regreso a casa, nadie sabe de si Marcos regresó, quizá esta vez sin la máscara de estambre.