“Ni inmechtlapalua, taouime uan totlayime. Na notoka Itzia Rangole”. La traducción aproximada de la frase en náhuatl que abre este texto sería: “Los saludo, señoras y señores, mi nombre es Itzia Rangole”. Kejatsa motoka, ahora te pregunto cómo te llamas.
A pesar de actuar como lengua franca durante años en el territorio que hoy comprende la República Mexicana y Centroamérica, el náhuatl ha caído en desuso. Acorde al Inegi, solo el 1.7 % de la población mayor a cinco años en el país lo habla. En el 2000, dicho porcentaje equivalía a cerca de un millón 448 mil 936 personas.
El náhuatl es un idioma rico en diversidad, atrapado en el tiempo. No se puede actualizar, de lo contrario, se deforma. Sin embargo, en su dificultad radica su belleza, cada palabra equivale a una poesía. Así lo asegura Honorio Cortés Castillo en entrevista para EL SOL DE TAMPICO.
Tlapoyamaltsi, yoaltsigo y tonaltsi
Unos segundos antes del amanecer, el mejor saludo es “Tlapoyamaltsi”, el cual significa “está aclarando y ya viene abriéndose para leerse el libro sagrado”. Parece imposible que un solo vocablo en un idioma equivalga a 11 palabras diferentes en otra lengua, no obstante, la aproximación lingüística es correcta.
El profesor Honorio Cortés Castillo, quien imparte clases gratuitas de náhuatl en la Casa de la Cultura de Tampico, nos explica cómo es esto posible:
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La palabra “tlapos” en náhuatl se traduce como “abrir”, “tlapoa” es “lee”, “tlapoali” es “libro”, “tlapoaya” es “aclarando” y “tsi” es “sagrado”. Por tanto, “Tlapoyamaltsi” denota que “está aclarando y ya viene abriéndose para leerse el libro sagrado”
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Después del mediodía para saludar podemos optar por el uso de “Teotlakiltsi”, para decir “la tarde es la cobija sagrada de Dios”.
El vocablo más conveniente para describir la caída del Sol es “Yoaltsingo”, pronunciarlo implica que “nos envuelve la gran noche sagrada”. El vocablo “yoali” es noche; “yoaloa” es “envuelve”, “tsi” es “sagrado” y “go” es “gran”
Para describir el entusiasmo por el inicio de un nuevo ciclo de 24 horas, la palabra más apropiada sería “Tonaltsi”, la cual simboliza “nuestro día es sagrado”. Esto es posible porque “to” en náhuatl representa “nuestro” en español, “tonali” es día y “tsi”, como ya se ha visto, es “sagrado”.
La multidiversidad del náhuatl
Acorde a Cortés, no existe un solo tipo de náhuatl, sino que la lengua es diversa. Durante su época de mayor difusión y uso, existieron al menos tres clases diferentes de este idioma: el Totatsime, el Tlatoani y el Maseualtsi.
El náhuatl Totatsime correspondía a los sacerdotes. El náhuatl Tlatoani se reservaba para los gobernantes. En tanto, el náhuatl Maseualtsi era usado por el pueblo.
De igual manera, existe el náhuatl Makauanahuatl o Kakauanauatl, el cual se considera apócrifo, confuso y, muchas veces, incomprensible.
Cortés nos explica cómo surgió esta variable: “El náhuatl original de los aztecas, no es el mismo náhuatl que ahora se habla en el Valle de México. Los españoles deformaron la lengua de esa región”.
La importancia del idioma
Para Honorio Cortés solo aquel que habla, practica y vive el náhuatl puede decir que lo domina. Saber náhuatl implica adherirse al aspecto filosófico, cultural y científico del lenguaje.
Aunque el idioma predominante en el país es el español, la influencia del náhuatl es indiscutible. Si indagamos un poco en las conversaciones que se sostienen a diario, lo vamos a encontrar.
Cortés nos lo demuestra al explicitar diversas palabras cuyas raíces se pueden rastrear al macrolengua uto-azteca. Popocatépetl es literalmente un cerro que humea. Tezcatlipoca es el espejo que humea. Xochitl es flor. El término jitomate desciende de “xiktomatl”, palabra que se traduce como “un gordito de agua con ombligo”.
A pesar de su belleza e importancia histórica, el náhuatl corre el riesgo de desaparecer. Las consecuencias de tal hecho, apunta Cortés, “sería la pérdida de una sabiduría acumulada a lo largo de siglos. Cuando muere una lengua, muere también un cosmos”.
En náhuatl cada palabra equivale a una poesía; un único vocablo engloba un mundo entero. Bajo esta lógica, sería oportuno señalar que si este lenguaje desaparece, indiscutiblemente muere una parte de México con él.