El lazo de Tampico con Porfirio Díaz inició en 1876, poco antes de que el general asumiera la presidencia por primera vez, pues fue por este puerto donde trató de entrar a México de forma clandestina, cuando era perseguido por el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada y estuvo a punto de morir aquí.
Porfirio Díaz se encontraba huyendo y se exilió en Nueva Orleans, Estados Unidos y el gobierno mexicano había ofrecido una recompensa de 50 mil dólares a aquél que entregara a Porfirio vivo o muerto.
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Sin embargo, el general tenía que encabezar la revuelta contra Lerdo de Tejada y regresó al país.
Dr. Rodríguez de la Boza: la otra identidad de Díaz
Durante su periodo en el exilio, Díaz Mori buscó la manera de volver a México sin ser descubierto para unirse a sus aliados, los revolucionarios del Plan de Tuxtepec y continuar la lucha contra la no reelección.
Para esto, el futuro dictador acudió a otros exiliados políticos, entre ellos masones quienes le brindaron su ayuda.
Será Alexander K. Coney, miembro de la Logiala Parfaite Union de San Francisco y contador del barco de vapor “City of Havana”, quien lo enrolará entre los pasajeros, ya que este navío va hacia México al estado de Veracruz y tocará el puerto de Tampico y para evitar que Díaz fuese descubierto, Coney lo registra con el nombre ficticio de Dr. Rodríguez de la Boza.
Durante la mayor parte del viaje, Porfirio Díaz se escondió en un salón secreto del barco de vapor. Era acompañado por otros masones de esa misma logia, como el Dr. Jonnes, quien fue el que llevaba las provisiones a Díaz y lo resguardaba de otros pasajeros y de los tripulantes.
En la crónica de este hecho narrada por Manuel Gutiérrez Zamora, quien trabajaba como agente postal en el barco City of Havan, comenta que al llagar al puerto de Tampico, el vapor en que viajaban atracó a un costado del barco de guerra mexicano, “Independencia” y el bergantín goleta nacional, “Constante”, perteneciente al capitán Ramírez.
Porfirio Díaz se lanzó desnudo al río Pánuco
Una vez en Tampico, elementos del Ejército Mexicano suben al barco a dialogar con el capitán, situación que puso nerviosos a los pasajeros falsos y Porfirio Díaz decide escapar en ese momento, antes de que algún tripulante de la embarcación lo pudiera denunciar, pues de ser descubierto Don Porfirio hubiera sido fusilado en esta ciudad.
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En el libro “El Salvamento de Don Porfirio Díaz” que escribió Manuel Gutiérrez Zamora, narra que él se dirigía a su camarote, que estaba babor “cuando escuché algo que caía, todo el mundo corría a curiosear a popa. A la curiosidad corrí también, y cuál sería mi sorpresa cuando vi nadando en pleno Golfo de México a un hombre”.
Menciona que capitán del barco le mencionó que Díaz salió de su camarote, bajó la escalera que conduce al baño, y corriendo desnudo, se subió al empañetado de popa y se lanzó al agua de cabeza.
Añade en su relato que espantados por el hombre que se había lanzando al agua, intentan sacarlo ya que podían atacarlo los tiburones que poblaban esas agua y en el momento en que están cargando un bote salvavidas, se acerca el Dr. Jonnes y “con fuerza nerviosa le detiene el brazo, para decirle -no boten el bote al agua, porque el hombre que va nadando es el general Díaz, que viene a liberar a México-".
¿El Ejército no notó los hechos? Una misión imposible
Entre Gutiérrez Zamora y Alexander K. Coney, salvan a Porfirio Díaz de las aguas del Golfo, pues ellos bajando en el bote salvavidas tomaron al general, que luchaba para no ser devuelto al barco, y lo convencieron de que no lo entregarían, por lo que lo envolvieron en una cobija para evitar que alguien viera su identidad y pudiera denunciarlo.
A bordo hacen lo posible para que no se sepa que el hombre que se ha tirado al mar es el fugitivo que busca el gobierno mexicano y hace por ocultarlo hasta llegar a Veracruz, donde mediante una maniobra en el mismo bote salvavidas que lo rescataron días antes, lo llevan a tierra firme antes de que el barco atraque en el puerto.
De este modo es como Porfirio Díaz vuelve al país y continua con la lucha para derrocar a Lerdo de Tejada, tomando la presidencia en septiembre de 1876 para no dejarla hasta 1910 cuando se viene la revolución de Francisco Madero que lo hace salir del país, esta vez para nunca más volver.
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Tampico será durante el porfiriato una de las zonas más beneficiadas de la república, pues gracias a este salvamento de los masones estadounidenses, el presidente Porfirio Díaz Mori, tendrá una particular relación comercial con ellos, creando la infraestructura necesaria para que se explote el petróleo, lo que convirtió a este puerto en uno de los más modernos del mundo a principios del siglo pasado.
