/ sábado 25 de agosto de 2018

¿A dónde nos llevaría una reelección presidencial?

El México moderno de nuestros días con todas las asimetrías que existen es producto inequívocamente de unarevolución social (la primera en el siglo XX)...

Que movilizó un pueblo en contra de una dictadura que había hecho de la reelección en la Presidencia de la República una constante permanente para gobernar más de treinta años la nación. Fue una dictadura legal, técnicamente hablando, como suelen hacer las cosas los gobiernos “Científicos”, las postulaciones sucesivas con que Porfirio Díaz refrendó su mandato como presidente de México lo hizo con el consenso de los electores, que en aquel entonces no estaban tan capacitados como en la actualidad.

El sistema político creado por Porfirio había instrumentado una maquinaria electoral ejemplar y funcional, en donde el opositor de Porfirio Díaz era un pobre hombre que alentado por los mismos “Científicos” y que la historia registra con el nombre de Don Ignacio Zúñiga y Miranda. (Hay un texto muy breve que escribió don Daniel Cosío Villegas en donde retrata la simpática personalidad de este político que también era inventor y astrónomo y que había estudiado derecho, en donde Porfirio Díaz lo invita a caminar por los salones del Castillo de Chapultepec para que no perdiera su interés en competir una vez más contra el dictador mexicano, en una elección que de antemano ganaría el dictador mexicano). Es así como el pueblo de México se cansa del concepto político denominado: reelección.

De lo anterior se desprende que el México de nuestros días es también la lucha de un pueblo en favor del sufragio efectivo y la no reelección. Esa fue la bandera principal de los mexicanos del siglo XX que enarbolaron para justificar su insurgencia en contra de Porfirio y los “Científicos” y apoyar de una manera abundante y deslumbrante la candidatura presidencial de Don Francisco I. Madero, el apóstol de la democracia, que fue sacrificado porque abanderó a un pueblo para luchar aportando en ello su existencia contra la reelección de la que se había valido el dictador para gobernar con sus familiares, amigos y consentidos inversionistas extranjeros por 34 años la nación mexicana. El sacrificio de Francisco I. Madero fue para terminar de una vez por todas con la reelección en los cargos públicos y darle poder al pueblo por medio del sufragio efectivo.

Por esa razón veo con perspicacia la moda electoral que hoy invade a nuestro país y que en Tamaulipas se inició con la reelección inmediata de los presidentes municipales y los regidores si lo desean hacer. Recuerdo una plática con Don Carlos A. Madrazo cuando Héctor Domínguez lo trajo a dar una conferencia a la UAT, después nos reunimos un grupo de amigos, entre los que estaba el que esto escribe con el Licenciado Carlos Madrazo en el café Elite, para preguntarle por qué razón había renunciado a la presidencia nacional del PRI, desde donde logró democratizar algunos municipios, entre ellos Tampico, porque hizo posible que un tampiqueño distinguido como lo fue el profesor Francisco Medina Cedillo llegara a ser alcalde de Tampico, Tamaulipas. Carlos Madrazo nos confesó sin ambages, que él había discutido muy seriamente con el presidente Díaz Ordaz, quien insistía en que el PRI aprobara y se pronunciara en el Congreso de la Unión por la reelección de los alcaldes en aquel entonces. La respuesta de Don Carlos fue tajante y negativa y le hizo saber a Gustavo Díaz Ordaz que su plan era mañoso porque: primero serían los alcaldes, después los gobernadores y finalmente los presidentes de la República se reelegirían cuantas veces quisieran por el enorme poder que tienen y volveríamos al atraso y a la negación de la obra de Francisco I. Madero. “Lo que usted quiere señor presidente es reelegirse como presidente de México”, le dijo Don Carlos Alberto Madrazo presentándole inmediatamente su renuncia irrevocable a la presidencia nacional del PRI. Unos meses después Carlos Madrazo moriría en un accidente aéreo en un viaje que hacía a la ciudad de Monterrey, cuando intentaba construir en el país el partido Patria Nueva.

¿Por qué se deben de reelegir los alcaldes? Yo afirmaría en sentido positivo que esto sería saludable cuando una obra de gran dimensión y beneficio para la ciudad iniciada por ellos para que la concluyan y la vigilen con el rigor de que esta obra pública les permitirá el acceso a la posteridad y el beneficio de la población en general.

Por fortuna una de las primeras promesas que hizo en su campaña el presidente electo AMLO fue que por ningún motivo aceptaría ser reelecto en el caso de que ganara la pasada elección tal y como sucedió, AMLO es el presidente que mayor número de votos logró recaudar para su candidatura y partido Morena, en los últimos dieciocho años de actividad electoral en el país. Es un hombre congruente y no dudo en ningún momento que cumplirá con esta promesa que les hizo a los votantes de intentar reelegirse al final de su mandato como en el pasado reciente hubo algunas intentonas de Carlos Salinas de Gortari de estimular entre sus simpatizadores una corriente que lo propusiera como candidato al final de su mandato. Con esta intención se modificó en su momento el código electoral para dejar abierta la posibilidad de que un presidente de la República prolongara inmediatamente su período por otros seis años más, estableciéndose de facto con esto una especie de dictadura blanda para que posteriormente tuviera como desenlace una dictadura dura como en las que en el pasado de la historia de México hay antecedentes y ejemplos que solamente la voluntad del pueblo pudo corregir.

En los casos locales de Tampico y Ciudad Madero, el proyecto de reelegirse al frente de los bártulos municipales por otros tres años, mas no tuvo los resultados que esperaban los alcaldes que intentaron repetir inmediatamente en el cargo para que fueran electos. Sin entrar al fondo de la razones por las que no fueron favorecidos por la confianza de los tampiqueños y maderenses, queda claro que en Tampico y Madero existe una sociedad dinámica, crítica, propositiva y que está analizando en forma permanente los excesos y debilidades y también los aciertos de sus representantes populares.

Por esa razón emitieron con su voto una especie de calificación sobre la gestión de estos dos ayuntamientos, en donde sus alcaldes no obtuvieron el permiso de tampiqueños y maderenses para permanecer en el mismo cargo por otros tres años más.

e-mail.- notario177@msn.com

El México moderno de nuestros días con todas las asimetrías que existen es producto inequívocamente de unarevolución social (la primera en el siglo XX)...

Que movilizó un pueblo en contra de una dictadura que había hecho de la reelección en la Presidencia de la República una constante permanente para gobernar más de treinta años la nación. Fue una dictadura legal, técnicamente hablando, como suelen hacer las cosas los gobiernos “Científicos”, las postulaciones sucesivas con que Porfirio Díaz refrendó su mandato como presidente de México lo hizo con el consenso de los electores, que en aquel entonces no estaban tan capacitados como en la actualidad.

El sistema político creado por Porfirio había instrumentado una maquinaria electoral ejemplar y funcional, en donde el opositor de Porfirio Díaz era un pobre hombre que alentado por los mismos “Científicos” y que la historia registra con el nombre de Don Ignacio Zúñiga y Miranda. (Hay un texto muy breve que escribió don Daniel Cosío Villegas en donde retrata la simpática personalidad de este político que también era inventor y astrónomo y que había estudiado derecho, en donde Porfirio Díaz lo invita a caminar por los salones del Castillo de Chapultepec para que no perdiera su interés en competir una vez más contra el dictador mexicano, en una elección que de antemano ganaría el dictador mexicano). Es así como el pueblo de México se cansa del concepto político denominado: reelección.

De lo anterior se desprende que el México de nuestros días es también la lucha de un pueblo en favor del sufragio efectivo y la no reelección. Esa fue la bandera principal de los mexicanos del siglo XX que enarbolaron para justificar su insurgencia en contra de Porfirio y los “Científicos” y apoyar de una manera abundante y deslumbrante la candidatura presidencial de Don Francisco I. Madero, el apóstol de la democracia, que fue sacrificado porque abanderó a un pueblo para luchar aportando en ello su existencia contra la reelección de la que se había valido el dictador para gobernar con sus familiares, amigos y consentidos inversionistas extranjeros por 34 años la nación mexicana. El sacrificio de Francisco I. Madero fue para terminar de una vez por todas con la reelección en los cargos públicos y darle poder al pueblo por medio del sufragio efectivo.

Por esa razón veo con perspicacia la moda electoral que hoy invade a nuestro país y que en Tamaulipas se inició con la reelección inmediata de los presidentes municipales y los regidores si lo desean hacer. Recuerdo una plática con Don Carlos A. Madrazo cuando Héctor Domínguez lo trajo a dar una conferencia a la UAT, después nos reunimos un grupo de amigos, entre los que estaba el que esto escribe con el Licenciado Carlos Madrazo en el café Elite, para preguntarle por qué razón había renunciado a la presidencia nacional del PRI, desde donde logró democratizar algunos municipios, entre ellos Tampico, porque hizo posible que un tampiqueño distinguido como lo fue el profesor Francisco Medina Cedillo llegara a ser alcalde de Tampico, Tamaulipas. Carlos Madrazo nos confesó sin ambages, que él había discutido muy seriamente con el presidente Díaz Ordaz, quien insistía en que el PRI aprobara y se pronunciara en el Congreso de la Unión por la reelección de los alcaldes en aquel entonces. La respuesta de Don Carlos fue tajante y negativa y le hizo saber a Gustavo Díaz Ordaz que su plan era mañoso porque: primero serían los alcaldes, después los gobernadores y finalmente los presidentes de la República se reelegirían cuantas veces quisieran por el enorme poder que tienen y volveríamos al atraso y a la negación de la obra de Francisco I. Madero. “Lo que usted quiere señor presidente es reelegirse como presidente de México”, le dijo Don Carlos Alberto Madrazo presentándole inmediatamente su renuncia irrevocable a la presidencia nacional del PRI. Unos meses después Carlos Madrazo moriría en un accidente aéreo en un viaje que hacía a la ciudad de Monterrey, cuando intentaba construir en el país el partido Patria Nueva.

¿Por qué se deben de reelegir los alcaldes? Yo afirmaría en sentido positivo que esto sería saludable cuando una obra de gran dimensión y beneficio para la ciudad iniciada por ellos para que la concluyan y la vigilen con el rigor de que esta obra pública les permitirá el acceso a la posteridad y el beneficio de la población en general.

Por fortuna una de las primeras promesas que hizo en su campaña el presidente electo AMLO fue que por ningún motivo aceptaría ser reelecto en el caso de que ganara la pasada elección tal y como sucedió, AMLO es el presidente que mayor número de votos logró recaudar para su candidatura y partido Morena, en los últimos dieciocho años de actividad electoral en el país. Es un hombre congruente y no dudo en ningún momento que cumplirá con esta promesa que les hizo a los votantes de intentar reelegirse al final de su mandato como en el pasado reciente hubo algunas intentonas de Carlos Salinas de Gortari de estimular entre sus simpatizadores una corriente que lo propusiera como candidato al final de su mandato. Con esta intención se modificó en su momento el código electoral para dejar abierta la posibilidad de que un presidente de la República prolongara inmediatamente su período por otros seis años más, estableciéndose de facto con esto una especie de dictadura blanda para que posteriormente tuviera como desenlace una dictadura dura como en las que en el pasado de la historia de México hay antecedentes y ejemplos que solamente la voluntad del pueblo pudo corregir.

En los casos locales de Tampico y Ciudad Madero, el proyecto de reelegirse al frente de los bártulos municipales por otros tres años, mas no tuvo los resultados que esperaban los alcaldes que intentaron repetir inmediatamente en el cargo para que fueran electos. Sin entrar al fondo de la razones por las que no fueron favorecidos por la confianza de los tampiqueños y maderenses, queda claro que en Tampico y Madero existe una sociedad dinámica, crítica, propositiva y que está analizando en forma permanente los excesos y debilidades y también los aciertos de sus representantes populares.

Por esa razón emitieron con su voto una especie de calificación sobre la gestión de estos dos ayuntamientos, en donde sus alcaldes no obtuvieron el permiso de tampiqueños y maderenses para permanecer en el mismo cargo por otros tres años más.

e-mail.- notario177@msn.com