/ domingo 26 de mayo de 2024

Alfa y mmega / Aguacero sí, agua cero no

La zona conurbada, estimado lector, vive en la más increíble de las paradojas, está rodeada de agua y sin embargo, quienes aquí vivimos estamos padeciendo el suplicio de Tántalo, en la esperanza de que Tláloc nos venga a rescatar de esta terrible crisis que hoy nos agobia.

Ríos que antes eran caudalosos, lagunas que en otras épocas eran enormes vasos de captación hídrica y el inmenso mar que besa las playas de nuestros puertos, a excepción de este último, eran los cuerpos de agua que daban seguridad a la vida de los habitantes surianos y ¿que pasó?, hoy están en franca agonía, casi secos, sobre todo las lagunas, sin que hasta la fecha ninguna autoridad federal haya esbozado un proyecto definitivo para evitar esto que está pasando y que nunca más vuelva a suceder.

El semáforo del cuidado del agua está marcando un intenso rojo, poniendo en acción todas las alertas posibles para evitar que en un plazo no muy lejano nos quedemos sin el vital líquido, lo que se convertiría en una verdadera catástrofe de impredecibles consecuencias.

Sin embargo, los expertos aseguran que eso no sucederá, que existen varias alternativas, de las que ya algunas se están poniendo en práctica, para garantizar el suministro a los habitantes del Sur de Tamaulipas.

Es bueno decir que afortunadamente la gente ha entendido con claridad que el problema se está atendiendo por los organismos operadores del agua, las Comapas de Tampico y Altamira, apoyados por el Gobierno del Estado, la Secretaría de Recursos Hidráulicos y Conagua, y que gracias a ello aún podemos tener en nuestros hogares el agua bendita.

Las críticas y las voces discordantes han bajado de tono, mientras que los trabajos de recuperación del vital líquido se están realizando con grandes esfuerzos de obreros y técnicos que en todo momento han actuado con responsabilidad en la difícil tarea de recuperar el agua de las pozas que aún quedan del sistema lagunario y distribuirla a las redes domiciliarias con intervalos planeados.

Pero además, Comapa Sur y la de Altamira han estado llevando pipas con agua a quien las solicita y a donde aún persiste baja presión, aliviando así la carencia en muchos hogares de los tres municipios.

Por otra parte, otra de las alternativas de apoyo es el trasvase que la vecina ciudad del Mante ha prometido a la zona conurbada, en un gesto de solidaridad que mucho honra a las autoridades de la cañera población.

El aporte será con agua de El Nacimiento, que se llevará hacia el Río Guayalejo, principal afluente del Río Tamesí, líquido vital que seguramente ya estará llegando a los diques de nuestro sistema lagunario, o está por suceder en los próximos días.

La otra alternativa, la que es difícil de predecir, es que pronto llueva en la zona o en las partes altas de la zona, lo que nos daría un amplio respiro y terminaría con la zozobra que nos tiene altamente preocupados.

Bien por Comapa Sur y la de Altamira que han estado pendientes de encontrar las más prontas soluciones para seguir dotando de agua a nuestros hogares.

P.D.- Rogamos a Dios para que pronto nos mande la lluvia, esa es nuestra mayor esperanza.

La zona conurbada, estimado lector, vive en la más increíble de las paradojas, está rodeada de agua y sin embargo, quienes aquí vivimos estamos padeciendo el suplicio de Tántalo, en la esperanza de que Tláloc nos venga a rescatar de esta terrible crisis que hoy nos agobia.

Ríos que antes eran caudalosos, lagunas que en otras épocas eran enormes vasos de captación hídrica y el inmenso mar que besa las playas de nuestros puertos, a excepción de este último, eran los cuerpos de agua que daban seguridad a la vida de los habitantes surianos y ¿que pasó?, hoy están en franca agonía, casi secos, sobre todo las lagunas, sin que hasta la fecha ninguna autoridad federal haya esbozado un proyecto definitivo para evitar esto que está pasando y que nunca más vuelva a suceder.

El semáforo del cuidado del agua está marcando un intenso rojo, poniendo en acción todas las alertas posibles para evitar que en un plazo no muy lejano nos quedemos sin el vital líquido, lo que se convertiría en una verdadera catástrofe de impredecibles consecuencias.

Sin embargo, los expertos aseguran que eso no sucederá, que existen varias alternativas, de las que ya algunas se están poniendo en práctica, para garantizar el suministro a los habitantes del Sur de Tamaulipas.

Es bueno decir que afortunadamente la gente ha entendido con claridad que el problema se está atendiendo por los organismos operadores del agua, las Comapas de Tampico y Altamira, apoyados por el Gobierno del Estado, la Secretaría de Recursos Hidráulicos y Conagua, y que gracias a ello aún podemos tener en nuestros hogares el agua bendita.

Las críticas y las voces discordantes han bajado de tono, mientras que los trabajos de recuperación del vital líquido se están realizando con grandes esfuerzos de obreros y técnicos que en todo momento han actuado con responsabilidad en la difícil tarea de recuperar el agua de las pozas que aún quedan del sistema lagunario y distribuirla a las redes domiciliarias con intervalos planeados.

Pero además, Comapa Sur y la de Altamira han estado llevando pipas con agua a quien las solicita y a donde aún persiste baja presión, aliviando así la carencia en muchos hogares de los tres municipios.

Por otra parte, otra de las alternativas de apoyo es el trasvase que la vecina ciudad del Mante ha prometido a la zona conurbada, en un gesto de solidaridad que mucho honra a las autoridades de la cañera población.

El aporte será con agua de El Nacimiento, que se llevará hacia el Río Guayalejo, principal afluente del Río Tamesí, líquido vital que seguramente ya estará llegando a los diques de nuestro sistema lagunario, o está por suceder en los próximos días.

La otra alternativa, la que es difícil de predecir, es que pronto llueva en la zona o en las partes altas de la zona, lo que nos daría un amplio respiro y terminaría con la zozobra que nos tiene altamente preocupados.

Bien por Comapa Sur y la de Altamira que han estado pendientes de encontrar las más prontas soluciones para seguir dotando de agua a nuestros hogares.

P.D.- Rogamos a Dios para que pronto nos mande la lluvia, esa es nuestra mayor esperanza.