/ viernes 5 de marzo de 2021

Con café y a media luz | Entre el principio y el fin

Esta semana, seguramente, quedará en la memoria de algunos mexicanos, como la más curiosa que se haya vivido en Palacio Nacional, pues, desde que este recinto tornó su función a ser, además del epicentro administrativo del poder federal, a morada de quien representa a la jefatura del estado mexicano, jamás había sido violentada en sus niveles de seguridad más íntimos.

El domingo fuimos testigos de la lamentable escena en la que un grupo de ciudadanos que no les parece adecuada la labor del presidente López; le lanzaban insultos y descréditos al momento de abandonar un avión comercial a lo que el mandatario hizo caso omiso y continuó con su trayecto hasta abandonar la aeronave. No obstante, en el video se denota la incomodidad del bochornoso hecho.

Al día siguiente, en los primeros minutos de la conferencia mañanera, prácticamente, de la nada un individuo hizo su aparición en el proscenio instalado en el Salón Tesorería del Palacio de Gobierno y tomó por sorpresa al tabasqueño, que no tuvo más remedio que escuchar las peticiones. Aunque, de inmediato, el personaje aquel fue invitado a alejarse del ejecutivo, este último con una seña solicitó al elemento de seguridad que se retirara.

Minutos después de este suceso, miles de teorías circularon por las redes. Indicaban que se trataba de una “cortina” para sensibilizar la imagen, recién dañada, del hombre originario de Macuspana. Incluso hubo quien se lanzó a construir un cuadro comparativo entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y su homólogo, Nicolás Maduro, quien vivió una experiencia similar. Era entonces, inevitable el rememorar, el trillado argumento de que México se está volviendo un símil de aquella nación.

Hasta aquí, este servidor desestimó – y lo sigo haciendo – ese tipo de elucubraciones fantasiosas. Sin embargo, lo que llama poderosamente la atención es la siguiente pregunta: ¿Cómo es que un individuo pudo burlar los tres filtros de seguridad – hay quien dice que eran cinco – de un recinto como el Palacio de Gobierno, permanecer escondido durante tanto tiempo y, como si fuera un acto de ilusionismo, aparecer en el momento indicado?

Lo que me lleva al martes. Ese día una reportera, le hizo la pregunta directa y sencilla. “¿Cómo ocurrió?” y, fue entonces que me sorprendió ver trastabillar al mandatario. Nunca lo había visto en un callejón argumentativo como en el que lo había puesto la fémina. Lo más sorprendente fue que no le quedó más opción que responder, entre pausas, dudas, supuestos y más.

“Pues se metió en la madrugada y ahí estuvo como escondido y luego, pues apareció”. Si bien es cierto que una pregunta concreta, merece una respuesta concreta y ese nunca ha sido el fuerte del ejecutivo federal, en esta ocasión, el verse obligado a dar un argumento tan corto y forzado, ocasionó que se antojara vacío.

¿Cómo fue que entró?, ¿Por dónde?, ¿Cómo es que ningún guardia o cámara de seguridad se percataron de la intrusión?, ¿Dónde estuvo escondido?, ¿Cómo fue nadie del gabinete que acompañó al mandatario ese día se percató de la anomalía?, ¿Cómo es que brincó los filtros si el acceso al recinto es sumamente controlado en materia de seguridad y sanidad para los reporteros?, ¿Qué medidas se tomarán a partir de entonces?

Para acallar ese tormentoso mar de preguntas, en un santiamén intervino la fiscalía de Durango; estado del que, según dijo el infractor, era originario. La dependencia corroboró una historia que había declarado el presidente López. Era un joven al que se le habían fabricado delitos contra la salud y necesitaba apoyo para conseguir trabajo y ver a su hija. La historia es creíble y de un fuerte carácter humano, el humo de las preguntas pareciera ya no importar.

Asimismo, por esas fechas una nueva agresión en una aeronave ocurrió en contra de la señora Beatriz Gutiérrez. Un hombre le reprochaba la decisión de cancelar un evento y el golpeteo que tal determinación representaba para la libertad de expresión, para rematar, le pedía que le mandara un mensaje a su marido que no voy a reproducir en este espacio.

No extiendo mucho esta situación por dos razones. La primera es que, a pesar de que la señora tiene una intervención indirecta en la vida pública del país, ella, por voluntad propia ha decidido mantenerse al margen del quehacer político y evitar la investidura de “primera dama” y la segunda que recae en eso último: Es una dama y el hombre aquel no tenía por qué hablarle así.

Llegó el jueves y, curiosamente, el tema fue el blindaje y la seguridad de los candidatos a lo largo y ancho del país, la unidad mostrada por gobernadores en torno al pacto de no intervención en el ejercicio electoral de este año y, nuevamente, el respaldo a Félix Salgado Macedonio que volvió a aparecer entre los que intentan llegar a la gubernatura de Guerrero.

El jefe del estado mexicano, en torno a eso último, solo acotaré que, si continúa justificando la figura de Salgado, quizá esté cometiendo un error considerable que no pasará inadvertido en el ánimo popular de los grupos feministas que no están de acuerdo con este “dedazo por encuesta”.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame y recuerde, será un gran día.

E-mail: licajimenezmcc@hotmail.com

Esta semana, seguramente, quedará en la memoria de algunos mexicanos, como la más curiosa que se haya vivido en Palacio Nacional, pues, desde que este recinto tornó su función a ser, además del epicentro administrativo del poder federal, a morada de quien representa a la jefatura del estado mexicano, jamás había sido violentada en sus niveles de seguridad más íntimos.

El domingo fuimos testigos de la lamentable escena en la que un grupo de ciudadanos que no les parece adecuada la labor del presidente López; le lanzaban insultos y descréditos al momento de abandonar un avión comercial a lo que el mandatario hizo caso omiso y continuó con su trayecto hasta abandonar la aeronave. No obstante, en el video se denota la incomodidad del bochornoso hecho.

Al día siguiente, en los primeros minutos de la conferencia mañanera, prácticamente, de la nada un individuo hizo su aparición en el proscenio instalado en el Salón Tesorería del Palacio de Gobierno y tomó por sorpresa al tabasqueño, que no tuvo más remedio que escuchar las peticiones. Aunque, de inmediato, el personaje aquel fue invitado a alejarse del ejecutivo, este último con una seña solicitó al elemento de seguridad que se retirara.

Minutos después de este suceso, miles de teorías circularon por las redes. Indicaban que se trataba de una “cortina” para sensibilizar la imagen, recién dañada, del hombre originario de Macuspana. Incluso hubo quien se lanzó a construir un cuadro comparativo entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y su homólogo, Nicolás Maduro, quien vivió una experiencia similar. Era entonces, inevitable el rememorar, el trillado argumento de que México se está volviendo un símil de aquella nación.

Hasta aquí, este servidor desestimó – y lo sigo haciendo – ese tipo de elucubraciones fantasiosas. Sin embargo, lo que llama poderosamente la atención es la siguiente pregunta: ¿Cómo es que un individuo pudo burlar los tres filtros de seguridad – hay quien dice que eran cinco – de un recinto como el Palacio de Gobierno, permanecer escondido durante tanto tiempo y, como si fuera un acto de ilusionismo, aparecer en el momento indicado?

Lo que me lleva al martes. Ese día una reportera, le hizo la pregunta directa y sencilla. “¿Cómo ocurrió?” y, fue entonces que me sorprendió ver trastabillar al mandatario. Nunca lo había visto en un callejón argumentativo como en el que lo había puesto la fémina. Lo más sorprendente fue que no le quedó más opción que responder, entre pausas, dudas, supuestos y más.

“Pues se metió en la madrugada y ahí estuvo como escondido y luego, pues apareció”. Si bien es cierto que una pregunta concreta, merece una respuesta concreta y ese nunca ha sido el fuerte del ejecutivo federal, en esta ocasión, el verse obligado a dar un argumento tan corto y forzado, ocasionó que se antojara vacío.

¿Cómo fue que entró?, ¿Por dónde?, ¿Cómo es que ningún guardia o cámara de seguridad se percataron de la intrusión?, ¿Dónde estuvo escondido?, ¿Cómo fue nadie del gabinete que acompañó al mandatario ese día se percató de la anomalía?, ¿Cómo es que brincó los filtros si el acceso al recinto es sumamente controlado en materia de seguridad y sanidad para los reporteros?, ¿Qué medidas se tomarán a partir de entonces?

Para acallar ese tormentoso mar de preguntas, en un santiamén intervino la fiscalía de Durango; estado del que, según dijo el infractor, era originario. La dependencia corroboró una historia que había declarado el presidente López. Era un joven al que se le habían fabricado delitos contra la salud y necesitaba apoyo para conseguir trabajo y ver a su hija. La historia es creíble y de un fuerte carácter humano, el humo de las preguntas pareciera ya no importar.

Asimismo, por esas fechas una nueva agresión en una aeronave ocurrió en contra de la señora Beatriz Gutiérrez. Un hombre le reprochaba la decisión de cancelar un evento y el golpeteo que tal determinación representaba para la libertad de expresión, para rematar, le pedía que le mandara un mensaje a su marido que no voy a reproducir en este espacio.

No extiendo mucho esta situación por dos razones. La primera es que, a pesar de que la señora tiene una intervención indirecta en la vida pública del país, ella, por voluntad propia ha decidido mantenerse al margen del quehacer político y evitar la investidura de “primera dama” y la segunda que recae en eso último: Es una dama y el hombre aquel no tenía por qué hablarle así.

Llegó el jueves y, curiosamente, el tema fue el blindaje y la seguridad de los candidatos a lo largo y ancho del país, la unidad mostrada por gobernadores en torno al pacto de no intervención en el ejercicio electoral de este año y, nuevamente, el respaldo a Félix Salgado Macedonio que volvió a aparecer entre los que intentan llegar a la gubernatura de Guerrero.

El jefe del estado mexicano, en torno a eso último, solo acotaré que, si continúa justificando la figura de Salgado, quizá esté cometiendo un error considerable que no pasará inadvertido en el ánimo popular de los grupos feministas que no están de acuerdo con este “dedazo por encuesta”.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame y recuerde, será un gran día.

E-mail: licajimenezmcc@hotmail.com