/ viernes 8 de mayo de 2020

Con café y a media luz | Los factores de la extensión

A partir del minuto 53 de la conferencia vespertina del pasado martes dedicada a dar a conocer los datos referidos a la presencia en nuestro país del virus SARS – COV – 2 causante de la enfermedad Covid-19, el subsecretario de Salud del Gobierno federal, Dr. Hugo López-Gatell, mencionó de manera directa, entre otros estados a Tamaulipas debido a que, como contestación a una pregunta planteada, reconoció que hay entidades federativas en las que el comportamiento de la curva epidémica, es distinto al del resto del país por una serie de factores que inciden directamente en la propagación de contagios de este mal.

El facultativo indicó en esos pocos minutos que, en el caso de nuestro terruño, apenas se estaba subiendo la curva y el número máximo de contagios no se presentarían en estos días, sino en semanas posteriores, por lo que el descenso de esta sería en fechas posteriores a las contempladas por la Federación –17 de mayo y 1 de junio– y dadas a conocer en su momento por el ejecutivo de la nación, Andrés Manuel López Obrador.

Fue con base en una reunión sostenida ese mismo día por la mañana con los 32 jefes sanitarios estatales, en que la titular tamaulipeca, Dra. Gloria Molina, le expresó la inquietud sobre la inconsistencia que se sobrevendría al levantar la cuarentena en este estado durante el momento máximo de propagación de acuerdo con lo mostrado por los análisis estadísticos y predictivos aplicados a este fenómeno sanitario.

Públicamente el subsecretario de Salud federal citó una frase: “La Dra. Gloria Molina lo explicará más adelante”, refiriéndose a la medida contemplada para esta parte de nuestro México lindo y qué herido. Después de 24 horas así fue, la dama que encabeza a la secretaría correspondiente en el gobierno de Francisco Javier García Cabeza de Vaca comunicó a los representantes de la prensa que “La cuarentena se levantará en Tamaulipas hasta el día 15 de junio”.

Lo escrito en el párrafo anterior me hizo preguntarme sobre los “porqué” de haber llegado a esta situación que, sin duda, golpea la ya de por sí mermada actividad económica de la zona en la que las bajas o nulas ventas, los despidos, la carencia de clientes, la poca circulación y otras situaciones más, están llevando al borde del colapso a casi la totalidad de la población.

Si dividimos imaginariamente los brotes de la pandemia en el mapa de Tamaulipas, veremos que existen tres grandes focos de preocupación, en regiones bien definidas: La zona fronteriza, la capital y la zona conurbada del sur de Tamaulipas, esta última encabezada por los números por Tampico, casi a la par se encuentra Ciudad Madero y la cantidad de contagios en Altamira, aunque distante de las otras dos, está aumentando de manera exponencial.

En el caso de la frontera, desde Nuevo Laredo hasta Matamoros, hay dos factores que ocasionaron este número de enfermos.

El primero de ellos por la propia situación geográfica y la cultura de “pasar al otro lado” para hacer despensa, cargar gasolina y trabajar, entre otras cosas más, ocasionaron que más de un mexicano fuera, sin saberlo, el portador para hacer que el virus cruzara la frontera, incubara en nuestra nación y se propagase de la manera en la que hemos sido testigos hasta este momento. Podemos decir que era algo natural por la misma dinámica fronteriza.

No obstante, el segundo elemento ha sido una constante de ilegalidad y, lamentablemente, en el último año, fue “solapado” de alguna manera por el Gobierno federal. Me refiero a la migración indebida que ha establecido “campamentos” a lo largo de la región limítrofe de nuestro estado con la Unión Americana. Las caravanas masivas que se desplazaron a lo largo de México durante el 2019 con una permisividad aún no comprendida y con el endurecimiento de la frontera por parte de las autoridades estadounidenses ocasionaron un cuello de botella que hoy presenta un problema sanitario para Tamaulipas.

En el caso de la capital, las cifras están en aumento porque antes de la cuarentena, por alguna razón u otra, los tamaulipecos nos vimos en la necesidad de viajar a Cd. Victoria. Algunos por una encomienda de trabajo, otros a realizar algún trámite personal en una dependencia de gobierno, una buena parte de la población a obtener algún documento de suma importancia en instancias alternas, cito como ejemplo a los egresados de la UAT que deben recoger su título en las oficinas de rectoría, ubicadas en el corazón de la ciudad. Fue así como se propagó de manera considerable el virus en aquellos lares.

Empero, ¿qué ocurrió en el sur donde no somos colindantes con otro país, sino con Veracruz cuya zona norte manifestó indicios de contagio tiempo después de nosotros y tampoco hay oficinas gubernamentales como en Ciudad Victoria y, por tanto, no hay un tránsito considerable de individuos?

La razón es sencilla, aunque no nos guste reconocerla. En el sur tenemos varios detalles en la conducta colectiva ocasionada por nuestra forma de pensar. Somos incrédulos y necios; retadores y sobrados y, por tanto, asumimos que somos poseedores de la razón y difícilmente aceptamos imposiciones.

Hoy, la situación se ha extendido hasta el 15 de junio. ¿Qué pasará si no hacemos caso a la indicación?, ¿Qué ocurrirá si el Gobierno Federal decide no reconocer esta indicación hecha por la gubernatura tamaulipeca?, ¿Cuándo se pronunciará la Presidencia de la República ante este respecto para hacerlo oficial?, ¿Qué se hará para apoyar a la totalidad de las familias tamaulipecas que no están ingresando circulante a su hogar? Y, sobre todo, ¿Estamos dispuestos, como ciudadanos, a asumir nuestra responsabilidad y, por tanto, cumplir con la obligación civil que tenemos para coadyuvar a la mitigación de esta enfermedad?

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

A partir del minuto 53 de la conferencia vespertina del pasado martes dedicada a dar a conocer los datos referidos a la presencia en nuestro país del virus SARS – COV – 2 causante de la enfermedad Covid-19, el subsecretario de Salud del Gobierno federal, Dr. Hugo López-Gatell, mencionó de manera directa, entre otros estados a Tamaulipas debido a que, como contestación a una pregunta planteada, reconoció que hay entidades federativas en las que el comportamiento de la curva epidémica, es distinto al del resto del país por una serie de factores que inciden directamente en la propagación de contagios de este mal.

El facultativo indicó en esos pocos minutos que, en el caso de nuestro terruño, apenas se estaba subiendo la curva y el número máximo de contagios no se presentarían en estos días, sino en semanas posteriores, por lo que el descenso de esta sería en fechas posteriores a las contempladas por la Federación –17 de mayo y 1 de junio– y dadas a conocer en su momento por el ejecutivo de la nación, Andrés Manuel López Obrador.

Fue con base en una reunión sostenida ese mismo día por la mañana con los 32 jefes sanitarios estatales, en que la titular tamaulipeca, Dra. Gloria Molina, le expresó la inquietud sobre la inconsistencia que se sobrevendría al levantar la cuarentena en este estado durante el momento máximo de propagación de acuerdo con lo mostrado por los análisis estadísticos y predictivos aplicados a este fenómeno sanitario.

Públicamente el subsecretario de Salud federal citó una frase: “La Dra. Gloria Molina lo explicará más adelante”, refiriéndose a la medida contemplada para esta parte de nuestro México lindo y qué herido. Después de 24 horas así fue, la dama que encabeza a la secretaría correspondiente en el gobierno de Francisco Javier García Cabeza de Vaca comunicó a los representantes de la prensa que “La cuarentena se levantará en Tamaulipas hasta el día 15 de junio”.

Lo escrito en el párrafo anterior me hizo preguntarme sobre los “porqué” de haber llegado a esta situación que, sin duda, golpea la ya de por sí mermada actividad económica de la zona en la que las bajas o nulas ventas, los despidos, la carencia de clientes, la poca circulación y otras situaciones más, están llevando al borde del colapso a casi la totalidad de la población.

Si dividimos imaginariamente los brotes de la pandemia en el mapa de Tamaulipas, veremos que existen tres grandes focos de preocupación, en regiones bien definidas: La zona fronteriza, la capital y la zona conurbada del sur de Tamaulipas, esta última encabezada por los números por Tampico, casi a la par se encuentra Ciudad Madero y la cantidad de contagios en Altamira, aunque distante de las otras dos, está aumentando de manera exponencial.

En el caso de la frontera, desde Nuevo Laredo hasta Matamoros, hay dos factores que ocasionaron este número de enfermos.

El primero de ellos por la propia situación geográfica y la cultura de “pasar al otro lado” para hacer despensa, cargar gasolina y trabajar, entre otras cosas más, ocasionaron que más de un mexicano fuera, sin saberlo, el portador para hacer que el virus cruzara la frontera, incubara en nuestra nación y se propagase de la manera en la que hemos sido testigos hasta este momento. Podemos decir que era algo natural por la misma dinámica fronteriza.

No obstante, el segundo elemento ha sido una constante de ilegalidad y, lamentablemente, en el último año, fue “solapado” de alguna manera por el Gobierno federal. Me refiero a la migración indebida que ha establecido “campamentos” a lo largo de la región limítrofe de nuestro estado con la Unión Americana. Las caravanas masivas que se desplazaron a lo largo de México durante el 2019 con una permisividad aún no comprendida y con el endurecimiento de la frontera por parte de las autoridades estadounidenses ocasionaron un cuello de botella que hoy presenta un problema sanitario para Tamaulipas.

En el caso de la capital, las cifras están en aumento porque antes de la cuarentena, por alguna razón u otra, los tamaulipecos nos vimos en la necesidad de viajar a Cd. Victoria. Algunos por una encomienda de trabajo, otros a realizar algún trámite personal en una dependencia de gobierno, una buena parte de la población a obtener algún documento de suma importancia en instancias alternas, cito como ejemplo a los egresados de la UAT que deben recoger su título en las oficinas de rectoría, ubicadas en el corazón de la ciudad. Fue así como se propagó de manera considerable el virus en aquellos lares.

Empero, ¿qué ocurrió en el sur donde no somos colindantes con otro país, sino con Veracruz cuya zona norte manifestó indicios de contagio tiempo después de nosotros y tampoco hay oficinas gubernamentales como en Ciudad Victoria y, por tanto, no hay un tránsito considerable de individuos?

La razón es sencilla, aunque no nos guste reconocerla. En el sur tenemos varios detalles en la conducta colectiva ocasionada por nuestra forma de pensar. Somos incrédulos y necios; retadores y sobrados y, por tanto, asumimos que somos poseedores de la razón y difícilmente aceptamos imposiciones.

Hoy, la situación se ha extendido hasta el 15 de junio. ¿Qué pasará si no hacemos caso a la indicación?, ¿Qué ocurrirá si el Gobierno Federal decide no reconocer esta indicación hecha por la gubernatura tamaulipeca?, ¿Cuándo se pronunciará la Presidencia de la República ante este respecto para hacerlo oficial?, ¿Qué se hará para apoyar a la totalidad de las familias tamaulipecas que no están ingresando circulante a su hogar? Y, sobre todo, ¿Estamos dispuestos, como ciudadanos, a asumir nuestra responsabilidad y, por tanto, cumplir con la obligación civil que tenemos para coadyuvar a la mitigación de esta enfermedad?

Y hasta aquí, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.