/ lunes 2 de marzo de 2020

Con café y a media luz | Oportunidad desperdiciada

Antes de comentar la entrega de este día, gentil amigo lector, le ofrezco la más sentida de las disculpas pues los párrafos que leerá a continuación podrán no ser de su parecer y, ante la discrepancia generada por la perspectiva del tema que le comparto hoy, pudieran ser lanzados algunos vituperios, injurias, desacreditaciones, ofensas a la inteligencia y otros tantos adjetivos folclóricos de maternal connotación para este redactor.

Morenos y blanquiazules, liberales y conservadores, chairos y fifís, apocalípticos e integrados y cualquier otra terminología para identificar a bandos innecesariamente rivales, se podrán sentir aludidos por las palabras aquí vertidas o, caso contrario, se quedarán tranquilos porque asumirán que me refiero al “vecino de la banqueta de enfrente”, ya siempre es más fácil ver “la paja en el ojo ajeno”. En fin, dicho lo anterior, pasemos a lo que nos interesa, en esta mañana de lunes.

¿Cuántas veces hemos deseado tener de frente al presidente municipal, diputado, senador, gobernador del estado y hasta al mismo jefe del ejecutivo federal para poder cuestionarle su proceder sobre temas de importancia para la vida de sus representados? Y cuando los ánimos están caldeados y a punto de estallar, el poder decirle dos o tres frescas. Como decían las abuelitas, “soltarle sus verdades”.

Una pareja tuvo la oportunidad de hacerlo en un avión en el que coincidió con el expresidente de los Estados Unidos Mexicanos, Felipe Calderón Hinojosa y, pudiendo aprovechar el tiempo para cuestionarle sobre su proceder cuando ocupó la silla presidencial, manifestar su opinión y sustentar sus argumentos, optaron por “jugar” a los “youtubers” y conducir una sección al estilo “paparazzi” de un programa de espectáculos de mediana calidad.

Por principio de cuentas nadie está obligado a coincidir en opinión con el resto de sus semejantes y tampoco es forzoso conversar con aquel que por alguna razón no goza de nuestra simpatía y, mucho menos a intercambiar puntos de vista sobre tal o cual tema, ya que en ello radica el fundamento de la democracia: El pluralismo.

Pero todo eso, no nos da derecho de ir, “de buenas a primeras”, a increpar a alguien por el simple de hecho de saber que lo tenemos a unas cuantos metros de distancia.

¡Si no vives en México por dedicarse a una actividad artística y cultural; si fuiste formado en el colegio militar y tu lealtad es a la patria; si deseas juicio político para un exfuncionario público y no te parece la metodología de trabajo aplicada por los gobiernos anteriores, está muy bien! Empero, lamentablemente, la visión imparcial fue sacudida, fracturada, viciada, cuando el ciudadano lanzó un “viva” en honor de Andrés Manuel López Obrador, poco antes de cerrar su grabación y volver a su asiento.

Fue, entonces, que todo lo “heroico” que pudo parecer este caballero, se desplomó. Quizá su esfuerzo era en realidad una manifestación de la necesidad de publicidad. ¿Usted conocía a este cantante de ópera antes del video?

Desde una postura más seria, me hace pensar que, en realidad, él no deseaba criticar el trabajo de Calderón o, por lo menos, la intención no era desacreditar la labor administrativa de un gobierno anterior y tampoco hacerse de publicidad gratis, como lo dije renglones arriba, el hombre buscaba defender un ideal partidista, político y social con una fe ciega -literalmente hablando – al igual que muchos mexicanos.

No obstante, hay una máxima en la política que no debemos olvidar: “El fondo es forma”.

Y, ante muchos ojos, la forma que vimos es lo que hay en el fondo de una opinión construida en la división, la denostación, la confrontación y sí, ¿Por qué no decirlo?, el hartazgo popular.

Considero que hubiera sido más valioso un “Viva el pueblo de México”, “Viva el despertar de la sociedad”, “Viva la lucha por un mejor futuro”, “Viva la unidad nacional” o algo parecido, que hiciera ver que el hombre representaba el sentir de una comunidad y, por el contrario, todo el “derroche” mediático que hizo, lo redujo a un “viva” dedicado a una sola persona, desperdiciando así, una oportunidad sumamente valiosa.

Es innegable que la política mexicana de hoy, de ayer y de antier, se ha construido con base en claroscuros y medias tintas. De muchas de las obras entregadas al pueblo de México, es probable que una, dos o tres personas tomaron una “buena tajada”. Algunos personajes más, dicen los que saben, hicieron una caudalosa fortuna gracias a triquiñuelas o, en otro sentido, se deshicieron de grandes deudas al cargarlas al erario.

El señalar todos esos detalles, sin considerar “la otra cara de la moneda” – la positiva - se pudiera considerar testarudez. Es tanto como empeñarse en indicar exclusivamente los pormenores del incremento en los índices delictivos en lo que va del actual gobierno, la recesión económica durante los últimos dos trimestres del año, el punto cero uno por ciento de crecimiento que declaró en días pasados el Inegi, la fuga de capitales desde la llegada de AMLO, la nula inversión del sector privado en el mismo tiempo, el aumento en el costo de la canasta básica desde que arrancó el 2020, la debilidad de un instituto de salud, la rifa de un avión sin avión porque fracasó la promesa de campaña de venderlo llegando al poder y la creación de órganos “para devolver lo robado”, sin considerar las cuestiones positivas de la administración que encabeza el presidente López.

De toda la historia de la video grabación hay algo que se puede rescatar. Más allá de los alegatos entre el exmandatario Calderón y el ciudadano y su acompañante, hubo un atisbo de luz y de madurez de conciencia. Un hombre sentado a un costado del político le gritó a la cámara: “La situación de México no es culpa de una sola persona” y tiene razón, solamente que yo completaría la frase diciendo: “La situación de México no es culpa de una sola persona, pero salir de esa situación sí es responsabilidad de todos los mexicanos”, ¿No cree usted, gentil amigo lector?

Y hasta aquí pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

Antes de comentar la entrega de este día, gentil amigo lector, le ofrezco la más sentida de las disculpas pues los párrafos que leerá a continuación podrán no ser de su parecer y, ante la discrepancia generada por la perspectiva del tema que le comparto hoy, pudieran ser lanzados algunos vituperios, injurias, desacreditaciones, ofensas a la inteligencia y otros tantos adjetivos folclóricos de maternal connotación para este redactor.

Morenos y blanquiazules, liberales y conservadores, chairos y fifís, apocalípticos e integrados y cualquier otra terminología para identificar a bandos innecesariamente rivales, se podrán sentir aludidos por las palabras aquí vertidas o, caso contrario, se quedarán tranquilos porque asumirán que me refiero al “vecino de la banqueta de enfrente”, ya siempre es más fácil ver “la paja en el ojo ajeno”. En fin, dicho lo anterior, pasemos a lo que nos interesa, en esta mañana de lunes.

¿Cuántas veces hemos deseado tener de frente al presidente municipal, diputado, senador, gobernador del estado y hasta al mismo jefe del ejecutivo federal para poder cuestionarle su proceder sobre temas de importancia para la vida de sus representados? Y cuando los ánimos están caldeados y a punto de estallar, el poder decirle dos o tres frescas. Como decían las abuelitas, “soltarle sus verdades”.

Una pareja tuvo la oportunidad de hacerlo en un avión en el que coincidió con el expresidente de los Estados Unidos Mexicanos, Felipe Calderón Hinojosa y, pudiendo aprovechar el tiempo para cuestionarle sobre su proceder cuando ocupó la silla presidencial, manifestar su opinión y sustentar sus argumentos, optaron por “jugar” a los “youtubers” y conducir una sección al estilo “paparazzi” de un programa de espectáculos de mediana calidad.

Por principio de cuentas nadie está obligado a coincidir en opinión con el resto de sus semejantes y tampoco es forzoso conversar con aquel que por alguna razón no goza de nuestra simpatía y, mucho menos a intercambiar puntos de vista sobre tal o cual tema, ya que en ello radica el fundamento de la democracia: El pluralismo.

Pero todo eso, no nos da derecho de ir, “de buenas a primeras”, a increpar a alguien por el simple de hecho de saber que lo tenemos a unas cuantos metros de distancia.

¡Si no vives en México por dedicarse a una actividad artística y cultural; si fuiste formado en el colegio militar y tu lealtad es a la patria; si deseas juicio político para un exfuncionario público y no te parece la metodología de trabajo aplicada por los gobiernos anteriores, está muy bien! Empero, lamentablemente, la visión imparcial fue sacudida, fracturada, viciada, cuando el ciudadano lanzó un “viva” en honor de Andrés Manuel López Obrador, poco antes de cerrar su grabación y volver a su asiento.

Fue, entonces, que todo lo “heroico” que pudo parecer este caballero, se desplomó. Quizá su esfuerzo era en realidad una manifestación de la necesidad de publicidad. ¿Usted conocía a este cantante de ópera antes del video?

Desde una postura más seria, me hace pensar que, en realidad, él no deseaba criticar el trabajo de Calderón o, por lo menos, la intención no era desacreditar la labor administrativa de un gobierno anterior y tampoco hacerse de publicidad gratis, como lo dije renglones arriba, el hombre buscaba defender un ideal partidista, político y social con una fe ciega -literalmente hablando – al igual que muchos mexicanos.

No obstante, hay una máxima en la política que no debemos olvidar: “El fondo es forma”.

Y, ante muchos ojos, la forma que vimos es lo que hay en el fondo de una opinión construida en la división, la denostación, la confrontación y sí, ¿Por qué no decirlo?, el hartazgo popular.

Considero que hubiera sido más valioso un “Viva el pueblo de México”, “Viva el despertar de la sociedad”, “Viva la lucha por un mejor futuro”, “Viva la unidad nacional” o algo parecido, que hiciera ver que el hombre representaba el sentir de una comunidad y, por el contrario, todo el “derroche” mediático que hizo, lo redujo a un “viva” dedicado a una sola persona, desperdiciando así, una oportunidad sumamente valiosa.

Es innegable que la política mexicana de hoy, de ayer y de antier, se ha construido con base en claroscuros y medias tintas. De muchas de las obras entregadas al pueblo de México, es probable que una, dos o tres personas tomaron una “buena tajada”. Algunos personajes más, dicen los que saben, hicieron una caudalosa fortuna gracias a triquiñuelas o, en otro sentido, se deshicieron de grandes deudas al cargarlas al erario.

El señalar todos esos detalles, sin considerar “la otra cara de la moneda” – la positiva - se pudiera considerar testarudez. Es tanto como empeñarse en indicar exclusivamente los pormenores del incremento en los índices delictivos en lo que va del actual gobierno, la recesión económica durante los últimos dos trimestres del año, el punto cero uno por ciento de crecimiento que declaró en días pasados el Inegi, la fuga de capitales desde la llegada de AMLO, la nula inversión del sector privado en el mismo tiempo, el aumento en el costo de la canasta básica desde que arrancó el 2020, la debilidad de un instituto de salud, la rifa de un avión sin avión porque fracasó la promesa de campaña de venderlo llegando al poder y la creación de órganos “para devolver lo robado”, sin considerar las cuestiones positivas de la administración que encabeza el presidente López.

De toda la historia de la video grabación hay algo que se puede rescatar. Más allá de los alegatos entre el exmandatario Calderón y el ciudadano y su acompañante, hubo un atisbo de luz y de madurez de conciencia. Un hombre sentado a un costado del político le gritó a la cámara: “La situación de México no es culpa de una sola persona” y tiene razón, solamente que yo completaría la frase diciendo: “La situación de México no es culpa de una sola persona, pero salir de esa situación sí es responsabilidad de todos los mexicanos”, ¿No cree usted, gentil amigo lector?

Y hasta aquí pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.