/ lunes 17 de febrero de 2020

Con café y a media luz | “Que sí, pero no”

Pues como diría el viejo y conocido refrán: “En donde sea se cuecen habas”.

Y hago mención de ello porque durante mucho tiempo, medios de comunicación nacionales y extranjeros, corrientes políticas opositoras y sectores sociales de otra ideología criticaron de manera feroz la aberrante idea del ejecutivo federal– porque fue una aberración – de rifar el avión presidencial.

La propia Lotería Nacional mostró los lineamientos que le rigen y detalló en, por lo menos uno, que ese instituto está imposibilitado jurídicamente para hacer rifas sobre objetos. Además de eso se observaron tres o cuatro detalles más que volvían imposible el sorteo arriba mencionado. El presidente López tuvo que reordenar ideas y declarar que se rifaría una cantidad similar al valor del artefacto dividida en cien premios de igual valor.

Curiosamente, por esas fechas, el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero entregó a AMLO un cheque por un valor de dos mil millones de pesos recuperados de un caso de fraude del Infonavit. Como respuesta sobre el destino de este recurso, el jefe del estado mexicano indicó que sería para solventar los premios anunciados en la tómbola en cuestión. No obstante que ya se mencionó en repetidas ocasiones que ese dinero “tiene dueño” pues está emanado de las cuotas de los trabajadores de la iniciativa privada por concepto de viviendas.

Aquí no van a caber los cajones , los pasillos están muy estrechos

Sin duda, muy pronto veremos un nuevo “tironeo” en torno a la figura del tabasqueño.

Sin embargo, en Tamaulipas, particularmente en Tampico, no estamos muy distantes de vivir situaciones similares a las del afamado artefacto volador que “No lo tiene ni Obama, ni lo quiso Trudeau por ser demasiado lujoso.”

En nuestro puerto tropical acabamos de vivir una cuestión que, como ya vimos, no es nada nuevo en el histórico de las administraciones locales derivado del partido en el poder, como tampoco lo es en las administraciones públicas federales. Me refiero al caso de los mercados municipales.

Y es que la rifa del avión, en la que el premio es el avión, pero si usted gana no se lleva el avión, es algo muy parecido a la inauguración de los mercados que, aunque con corte de listón, ceremonia oficial y fiesta, no están entregados, ni pueden ser ocupados por los locatarios y mucho menos visitados por los marchantes, sino hasta dentro de dos meses. Lo cual me hace pensar dos cosas que pongo a su amable dispensa y juicio, gentil amigo lector.

La primera de ellas es que las autoridades, sabedoras que las obras que entregan en bien de la población duran en buenas condiciones lo mismo que dura un suspiro, han decidido prolongar el tiempo para consolidar la adjudicación de espacios, ocupación de los mismos y uso de esta magna obra hasta que llegue el periodo de vacaciones de semana santa, con el único fin de causar una buena impresión en el turista que nos visite.

No obstante que las primeras imágenes difundidas por algunos usuarios de las redes sociales sumamente críticos dan cuenta de los primeros descuidos, detalles y omisiones en los acabados de la parte interna de los mercados municipales, tratando de hacer notorias las imperfecciones que pudieran existir.

La otra situación que se me ocurre es más relacionada con la política que se vive al interior de los grupos sociales que conforman los locatarios de este centro de abastos. Y es que el siguiente proceso – el de adjudicación de locales - será, seguramente, motivo de inconformidades por ciertos trabajadores de este lugar. Es muy probable que no todos estén a gusto con el espacio asignado y dirán que por la naturaleza de los productos, las condiciones de su clientela o algún otro factor, les es más conveniente instalarse en tal o cual local.

Cabe hacer mención y lo digo como nota al calce de la entrega de hoy, que entre las opiniones que pude escuchar el día de la inauguración de los mercados municipales, hubo varias, por no decir “muchas” que me hacen suponer una especie de choque entre la infraestructura y la distribución de los espacios de la obra contra los usos y costumbres de locatarios y consumidores.

Para ser más explícito durante la inauguración escuché a hombres y mujeres que lo mismo decían “Aquí no van a caber los cajones”, “Los pasillos están muy estrechos”, “Por aquí no va a pasar un cargador”, “¿Te imaginas?, ¿Cómo le vamos a hacer para poner las mesas aquí o allá?” y un sinfín de etcéteras.

Las autoridades, sabedoras que las obras que entregan en bien de la población duran en buenas condiciones lo mismo que dura un suspiro, han decidido prolongar el tiempo para adjudicar los espacios...

Esta nueva distribución de espacios obligará a todos los usuarios de los mercados al reacomodo forzoso y a una nueva forma de conducirse en el interior del complejo de locales de la central de abastos.

Para despedirnos, mi buen amigo, queda claro que, en nuestro país, lo mismo se hacen rifas de aviones sin aviones, que se entregan obras sin ser entregadas. A fin de cuentas “En donde sea se cuecen habas” y él único que se queda a la expectativa sobre los resultados es el ciudadano común como usted y yo.

Y hasta aquí pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

¡Hasta la próxima!

Pues como diría el viejo y conocido refrán: “En donde sea se cuecen habas”.

Y hago mención de ello porque durante mucho tiempo, medios de comunicación nacionales y extranjeros, corrientes políticas opositoras y sectores sociales de otra ideología criticaron de manera feroz la aberrante idea del ejecutivo federal– porque fue una aberración – de rifar el avión presidencial.

La propia Lotería Nacional mostró los lineamientos que le rigen y detalló en, por lo menos uno, que ese instituto está imposibilitado jurídicamente para hacer rifas sobre objetos. Además de eso se observaron tres o cuatro detalles más que volvían imposible el sorteo arriba mencionado. El presidente López tuvo que reordenar ideas y declarar que se rifaría una cantidad similar al valor del artefacto dividida en cien premios de igual valor.

Curiosamente, por esas fechas, el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero entregó a AMLO un cheque por un valor de dos mil millones de pesos recuperados de un caso de fraude del Infonavit. Como respuesta sobre el destino de este recurso, el jefe del estado mexicano indicó que sería para solventar los premios anunciados en la tómbola en cuestión. No obstante que ya se mencionó en repetidas ocasiones que ese dinero “tiene dueño” pues está emanado de las cuotas de los trabajadores de la iniciativa privada por concepto de viviendas.

Aquí no van a caber los cajones , los pasillos están muy estrechos

Sin duda, muy pronto veremos un nuevo “tironeo” en torno a la figura del tabasqueño.

Sin embargo, en Tamaulipas, particularmente en Tampico, no estamos muy distantes de vivir situaciones similares a las del afamado artefacto volador que “No lo tiene ni Obama, ni lo quiso Trudeau por ser demasiado lujoso.”

En nuestro puerto tropical acabamos de vivir una cuestión que, como ya vimos, no es nada nuevo en el histórico de las administraciones locales derivado del partido en el poder, como tampoco lo es en las administraciones públicas federales. Me refiero al caso de los mercados municipales.

Y es que la rifa del avión, en la que el premio es el avión, pero si usted gana no se lleva el avión, es algo muy parecido a la inauguración de los mercados que, aunque con corte de listón, ceremonia oficial y fiesta, no están entregados, ni pueden ser ocupados por los locatarios y mucho menos visitados por los marchantes, sino hasta dentro de dos meses. Lo cual me hace pensar dos cosas que pongo a su amable dispensa y juicio, gentil amigo lector.

La primera de ellas es que las autoridades, sabedoras que las obras que entregan en bien de la población duran en buenas condiciones lo mismo que dura un suspiro, han decidido prolongar el tiempo para consolidar la adjudicación de espacios, ocupación de los mismos y uso de esta magna obra hasta que llegue el periodo de vacaciones de semana santa, con el único fin de causar una buena impresión en el turista que nos visite.

No obstante que las primeras imágenes difundidas por algunos usuarios de las redes sociales sumamente críticos dan cuenta de los primeros descuidos, detalles y omisiones en los acabados de la parte interna de los mercados municipales, tratando de hacer notorias las imperfecciones que pudieran existir.

La otra situación que se me ocurre es más relacionada con la política que se vive al interior de los grupos sociales que conforman los locatarios de este centro de abastos. Y es que el siguiente proceso – el de adjudicación de locales - será, seguramente, motivo de inconformidades por ciertos trabajadores de este lugar. Es muy probable que no todos estén a gusto con el espacio asignado y dirán que por la naturaleza de los productos, las condiciones de su clientela o algún otro factor, les es más conveniente instalarse en tal o cual local.

Cabe hacer mención y lo digo como nota al calce de la entrega de hoy, que entre las opiniones que pude escuchar el día de la inauguración de los mercados municipales, hubo varias, por no decir “muchas” que me hacen suponer una especie de choque entre la infraestructura y la distribución de los espacios de la obra contra los usos y costumbres de locatarios y consumidores.

Para ser más explícito durante la inauguración escuché a hombres y mujeres que lo mismo decían “Aquí no van a caber los cajones”, “Los pasillos están muy estrechos”, “Por aquí no va a pasar un cargador”, “¿Te imaginas?, ¿Cómo le vamos a hacer para poner las mesas aquí o allá?” y un sinfín de etcéteras.

Las autoridades, sabedoras que las obras que entregan en bien de la población duran en buenas condiciones lo mismo que dura un suspiro, han decidido prolongar el tiempo para adjudicar los espacios...

Esta nueva distribución de espacios obligará a todos los usuarios de los mercados al reacomodo forzoso y a una nueva forma de conducirse en el interior del complejo de locales de la central de abastos.

Para despedirnos, mi buen amigo, queda claro que, en nuestro país, lo mismo se hacen rifas de aviones sin aviones, que se entregan obras sin ser entregadas. A fin de cuentas “En donde sea se cuecen habas” y él único que se queda a la expectativa sobre los resultados es el ciudadano común como usted y yo.

Y hasta aquí pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”.

¡Hasta la próxima!