/ viernes 11 de septiembre de 2020

Fractal | ¿Cuánta libertad estamos dispuestos a perder por conservar la vida?

Biológicamente estamos diseñados para conservar la vida, ante todo, pero instintivamente también defendemos nuestra libertad individual y colectiva, todo lo que hacemos tiene un riesgo de muerte, desde el momento de nacer, salir a trabajar, viajar, divertirnos, pero cuanto de esto estamos dispuestos a perder por un riesgo que ha estado inherente siempre, desde el inicio de los tiempos.

La eterna cadena de decisiones que se toman en la vida siempre tiene que ver con los riesgos, beneficios, costos, y oportunidades, pero hoy en día todo se complica, con las nuevas reglas y formas sociales, desde la época de las cavernas la libertad estaba relacionada completamente con los riesgos de perder la vida en cualquier momento, si salía del refugio, podía morir por accidente, depredadores o las inclemencias del tiempo, y el humano prehistórico debía tomar una decisión, que afectaría su vida y la de su familia, ya que si el no regresaba a su cueva, su prole moriría de hambre, o al estar indefensos presas de otros clanes o animales salvajes, los humanos estamos muy acostumbrados a realizar cálculos diariamente con respecto a estos riesgos, subir a un avión, salir de vacaciones con la familia, ser asaltado, secuestrado o simplemente que una marquesina se desplome y cause una tragedia, pero es algo que entendemos y respondemos como buenos mexicanos, “ al que le toca aunque se quite, y al que no le toca aunque se ponga.”

Con esta reflexión intento presentar en perspectiva la fragilidad de nuestra vida, poner en una balanza la realidad actual, y ver hasta dónde estamos dispuestos a eliminar derechos o libertades, que afectan y en muchos casos ponen en riesgo el equilibrio económico, y de salud de muchas personas, las cuales por perder empleos o el quiebre de sus empresas, dejan a miles de humanos en el desamparo y la desesperanza, causando como daño colateral el aumento de trabajo y riesgo para todos los encargados de la salud, los cuales han tenido pérdidas incalculables al tener que redoblar esfuerzos por el colapso de los hospitales.

Es un tema bastante complicado y no de fácil abordaje, ya que por un lado el instinto de preservar la vida se impone, pero la necesidad de sobrevivir y llevar el sustento a nuestras familias, nos coloca en una disyuntiva crítica; Creo que la nueva normalidad, nos pone de cara a la decisión más importante de nuestras vidas, la cual será crucial para nosotros como individuos y la nación en general, tenemos que evaluar nuestras prioridades y las posibles consecuencias, y nuevamente, como en la época de las cavernas decidir salir con todas las precauciones que el riesgo actual nos impone, o no adaptarnos y perecer como los neandertales.

O ¿usted qué opina?

Re-Generación 19

Biológicamente estamos diseñados para conservar la vida, ante todo, pero instintivamente también defendemos nuestra libertad individual y colectiva, todo lo que hacemos tiene un riesgo de muerte, desde el momento de nacer, salir a trabajar, viajar, divertirnos, pero cuanto de esto estamos dispuestos a perder por un riesgo que ha estado inherente siempre, desde el inicio de los tiempos.

La eterna cadena de decisiones que se toman en la vida siempre tiene que ver con los riesgos, beneficios, costos, y oportunidades, pero hoy en día todo se complica, con las nuevas reglas y formas sociales, desde la época de las cavernas la libertad estaba relacionada completamente con los riesgos de perder la vida en cualquier momento, si salía del refugio, podía morir por accidente, depredadores o las inclemencias del tiempo, y el humano prehistórico debía tomar una decisión, que afectaría su vida y la de su familia, ya que si el no regresaba a su cueva, su prole moriría de hambre, o al estar indefensos presas de otros clanes o animales salvajes, los humanos estamos muy acostumbrados a realizar cálculos diariamente con respecto a estos riesgos, subir a un avión, salir de vacaciones con la familia, ser asaltado, secuestrado o simplemente que una marquesina se desplome y cause una tragedia, pero es algo que entendemos y respondemos como buenos mexicanos, “ al que le toca aunque se quite, y al que no le toca aunque se ponga.”

Con esta reflexión intento presentar en perspectiva la fragilidad de nuestra vida, poner en una balanza la realidad actual, y ver hasta dónde estamos dispuestos a eliminar derechos o libertades, que afectan y en muchos casos ponen en riesgo el equilibrio económico, y de salud de muchas personas, las cuales por perder empleos o el quiebre de sus empresas, dejan a miles de humanos en el desamparo y la desesperanza, causando como daño colateral el aumento de trabajo y riesgo para todos los encargados de la salud, los cuales han tenido pérdidas incalculables al tener que redoblar esfuerzos por el colapso de los hospitales.

Es un tema bastante complicado y no de fácil abordaje, ya que por un lado el instinto de preservar la vida se impone, pero la necesidad de sobrevivir y llevar el sustento a nuestras familias, nos coloca en una disyuntiva crítica; Creo que la nueva normalidad, nos pone de cara a la decisión más importante de nuestras vidas, la cual será crucial para nosotros como individuos y la nación en general, tenemos que evaluar nuestras prioridades y las posibles consecuencias, y nuevamente, como en la época de las cavernas decidir salir con todas las precauciones que el riesgo actual nos impone, o no adaptarnos y perecer como los neandertales.

O ¿usted qué opina?

Re-Generación 19