/ jueves 16 de marzo de 2023

Fractal | ¿Cuál es mi responsabilidad social ante el medio ambiente?

La enseñanza que nos dejó el tiempo de aislamiento en lo que se conoció como pandemia, fue el cambio radical que se notó al estar ausentes los humanos y disminuir la actividad.

Cada rincón del planeta comenzó a regenerarse, el avistamiento de especies las cuales se creían extintas fue sorprendente, las zonas desertificadas por la actividad humana comenzaron a presentar vida nueva, los mares y ríos se estaban limpiando, demostrando así, que una disminución de nuestra actividad contaminante y el consumo menor de productos adquiridos en supermercados sí marcó una diferencia.

Todo lo que utilizamos está manufacturado con algo que extraemos de la naturaleza, realicen un ejercicio bien fácil, cualquier cosa que tengan en su hogar, busquen en internet método de elaboración y componentes, se darán cuenta de los litros de agua, minerales, plantas y todos los materiales inmiscuidos en un solo producto.

¿Y cuál es la finalidad de esto?

Pues al darnos cuenta de todo lo que se utiliza para un solo producto, generemos algo de conciencia y notar que las acciones cotidianas sí pueden hacer la diferencia, usamos tantas cosas que no son realmente de utilidad y solo las consumimos por mera imitación o moda, las cuales al paso de unos días o semanas pasan a ser basura que desechamos, y así cooperamos día con día a la montaña de desechos los cuales terminan en los ríos, mares y todo nuestro entorno.

En los cambios de consumo y de actitud está en gran medida una forma de mitigación o de disminución de la huella dañina al medio ambiente, reciclando lo más posible, reduciendo nuestro consumo desmedido y reutilizando, así modificar nuestro estilo de usar y tirar.

Exigiendo a las corporaciones que producen estos insumos o servicios, ser realmente responsables socialmente o de lo contrario la misma sociedad evite el consumo de los productos de esa empresa, este boicot pacífico es algo que ha resultado en otras partes del planeta, obligando así a que las empresas no solo dependan de las regulaciones del estado, sino que su juez más firme sea el propio consumidor, pero al mismo tiempo cada uno de nosotros ser responsables de nuestro actuar en el día a día.

Educando a nuestros hijos para que sean proactivos y productivos, no solo consumidores, inmiscuyéndose en labores de conservación de las especies y de nuestro medio ambiente, formando así una nueva conciencia infantil con miras en un futuro más sustentable y no dependiente de las tendencias de consumo.

Estimulando a las empresas a manejar estrategias de marketing ecológico o marketing verde, modificando la forma de producir y presentando al público productos en los cuales se agrega la metodología de producción y el beneficio al medio ambiente.

Estamos en la era del cambio, pero la balanza se está declinando a la apatía y al analfabetismo medioambiental, creando solo una generación de consumo irracional, el cual no beneficia a nadie.

O ¿usted qué opina?


La enseñanza que nos dejó el tiempo de aislamiento en lo que se conoció como pandemia, fue el cambio radical que se notó al estar ausentes los humanos y disminuir la actividad.

Cada rincón del planeta comenzó a regenerarse, el avistamiento de especies las cuales se creían extintas fue sorprendente, las zonas desertificadas por la actividad humana comenzaron a presentar vida nueva, los mares y ríos se estaban limpiando, demostrando así, que una disminución de nuestra actividad contaminante y el consumo menor de productos adquiridos en supermercados sí marcó una diferencia.

Todo lo que utilizamos está manufacturado con algo que extraemos de la naturaleza, realicen un ejercicio bien fácil, cualquier cosa que tengan en su hogar, busquen en internet método de elaboración y componentes, se darán cuenta de los litros de agua, minerales, plantas y todos los materiales inmiscuidos en un solo producto.

¿Y cuál es la finalidad de esto?

Pues al darnos cuenta de todo lo que se utiliza para un solo producto, generemos algo de conciencia y notar que las acciones cotidianas sí pueden hacer la diferencia, usamos tantas cosas que no son realmente de utilidad y solo las consumimos por mera imitación o moda, las cuales al paso de unos días o semanas pasan a ser basura que desechamos, y así cooperamos día con día a la montaña de desechos los cuales terminan en los ríos, mares y todo nuestro entorno.

En los cambios de consumo y de actitud está en gran medida una forma de mitigación o de disminución de la huella dañina al medio ambiente, reciclando lo más posible, reduciendo nuestro consumo desmedido y reutilizando, así modificar nuestro estilo de usar y tirar.

Exigiendo a las corporaciones que producen estos insumos o servicios, ser realmente responsables socialmente o de lo contrario la misma sociedad evite el consumo de los productos de esa empresa, este boicot pacífico es algo que ha resultado en otras partes del planeta, obligando así a que las empresas no solo dependan de las regulaciones del estado, sino que su juez más firme sea el propio consumidor, pero al mismo tiempo cada uno de nosotros ser responsables de nuestro actuar en el día a día.

Educando a nuestros hijos para que sean proactivos y productivos, no solo consumidores, inmiscuyéndose en labores de conservación de las especies y de nuestro medio ambiente, formando así una nueva conciencia infantil con miras en un futuro más sustentable y no dependiente de las tendencias de consumo.

Estimulando a las empresas a manejar estrategias de marketing ecológico o marketing verde, modificando la forma de producir y presentando al público productos en los cuales se agrega la metodología de producción y el beneficio al medio ambiente.

Estamos en la era del cambio, pero la balanza se está declinando a la apatía y al analfabetismo medioambiental, creando solo una generación de consumo irracional, el cual no beneficia a nadie.

O ¿usted qué opina?