La terapia hormonal en niños y adolescentes transgénero ha sido un tema de debate en las últimas fechas y un tema de investigación actual. La terapia busca que las características físicas del niño sean congruentes con sus características de género (disforia de genero), con el objetivo de mejorar su bienestar psicológico y emocional. Mas sin embargo es un tema complejo y delicado que requiere una atención especial y un enfoque adecuado. Recientemente se han publicado algunos artículos y algunos países han tomado medidas con respecto a estas terapias, debemos como sociedad estar informados acerca de estas terapias para apoyar a esta población vulnerable.
Pero ¿en qué consiste la terapia hormonal en estos niños y adolescentes transgénero? Esta terapia tiene como objetivo hacer uso de las hormonas con el fin de ayudar a los jóvenes a desarrollar características físicas que se alineen con su identidad de género. Incluye bloqueadores de pubertad en una etapa temprana, seguido de hormonas sexuales (estrógenos para transición de masculino a femenino y testosterona para el caso de femenino a masculino) en etapas posteriores.
No obstante, estas terapias no están exentas de dilemas éticos, tanto para los padres como para el médico, y la decisión de iniciar una terapia no debe tomarse a la ligera. Requiere una evaluación integral por un equipo multidisciplinario incluyendo las consideraciones psicológicas y sociales del menor y un consentimiento informado del menor y sus tutores legales. El equipo multidisciplinario incluye endocrinólogos, psicólogos y psiquiatras, deben trabajar en conjunto para ofrecer la mejor opción terapéutica al menor, teniendo en cuenta los riesgos y beneficios. En aquellos casos en que existan dilemas éticos significativos existen los comités de bioética que pueden ayudar a los padres y a los médicos a tomar la mejor decisión en pro del niño.
Pero ¿cuáles son los beneficios de la terapia hormonal en jóvenes transgénero? Algunos han propuesto que la terapia que busca alinear el género y el cuerpo del paciente (disforia de género) busca reducir el sufrimiento psicológico y los riesgos psicoemocionales. El seguimiento de estos casos en algunos estudios ha demostrado que puede mejorar la autoestima y el funcionamiento social y escolar. Además, puede ayudar a prevenir problemas de salud mental a largo plazo, como depresión y la ansiedad.
Algunos de los riesgos de estos tratamientos pueden incluir cambios en el metabolismo (alteraciones en los niveles de glucosa, colesterol y metabolismo de calcio, entre otros efectos), variaciones en la presión arterial y posible impacto sobre la fertilidad a largo plazo. De ahí que la decisión a proceder implica dilemas médicos, éticos y sociales que se deben sopesar sobre los beneficios potenciales. Es ahí en donde se desprenden algunos cuestionamientos: ¿Hasta dónde el niño tiene la madurez psicoemocional de participar en esta toma de decisión?, ¿Hasta qué punto pueden los padres tomar una decisión de tal magnitud sobre el menor? y ¿Cuál es el papel del equipo disciplinario en estos casos?
Como le decía al abordar este tema, tiene muchas implicaciones médicas, psicológicas, éticas y sociales, y a pesar de que los beneficios sean evidentes en estos niños y jóvenes transgénero cada caso debe ser evaluado en forma individual. Se requieren investigaciones para comprender totalmente el impacto a largo plazo de esta terapia. La terapia hormonal en estos niños y jóvenes transgénero es una herramienta que debe ser administrada con prudencia y cuidado por un equipo multidisciplinario para obtener una guía personalizada y adecuada bajo el principio ético: “primero, no hacer daño”.
