/ domingo 17 de marzo de 2019

La flor de la parábola

1.- CARPE DIEM

Sentado frente a los surcos generosos de los cuales había obtenido una magnífica cosecha, aquel agricultor contempló orgulloso cómo el esfuerzo en su siembra sería ahora recompensado con el fruto apetecible de la ganancia que indudablemente eso le significaría. Y por otra parte era muy consciente de que lo tenía bien merecido.

Entusiasmado por su éxito, se puso a sacar cuentas de sus necesidades para futuras siembras: los silos y bodegas ya eran insuficientes, así que debía construir otros nuevos y más espaciosos si quería multiplicar sus ganancias el año siguiente. Pero al hacer sus cálculos olvidó que las cosas cambian en tan sólo un instante. Y que no contaba con los designios de más arriba.

¡Cuán necios somos cuando decidimos invertir nuestro tiempo y energía programando metas y circunstancias que no importan tanto para nuestro crecimiento y en cambio no lo invertimos en aquellas cosas y personas que sí importan claramente, cómo la familia, los amigos, o los valores superiores del espíritu humano como el amor, o la verdad y la belleza que son los que efectivamente nos ayudan a crecer!

En el Libro Santo se lee: “debe bastarle a cada día su propia malicia…” Porque uno nunca sabe cuándo le pedirán el alma.

2.- SAMARITANO

Nítidamente, en Lucas, se narra con estas palabras la parábola del buen samaritano.

“Subía un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de ladrones que lo robaron y lastimaron. Pasó por ahí un sacerdote, lo vio, y siguió de largo… pasó luego un levita e hizo lo mismo…

Pasó entonces un samaritano ( alguien a quien los judíos ortodoxos repudiaban) lo levantó y lo llevó a la posada siguiente y lo encargó al posadero, diciendo que lo cuidara, que él pagaría por todo a su regreso.

¿Quién fue el prójimo de aquel hombre en desgracia? Preguntó el Maestro a sus discípulos…

El que tuvo con él misericordia…dijeron todos…

Pues ahora vayan y hagan otro tanto, sentenció Jesús.

3.- LOS DOS SIRVIENTES

Aquel patrón llamó a cuentas a uno de sus sirvientes y exigió que le pagara lo que le debía.

El criado le suplicó que lo esperara un poco más, que él liquidaría su adeudo. El señor aceptó de buena manera prorrogar el tiempo del pago.

Al salir de con su patrón, el sirviente se encontró con otro criado como él, quien a vez le debía. Y tomándolo por el cuello le exigió que liquidara su adeudo, mientras éste le suplicaba que lo esperara un poco más para poder pagarle. Pero aquél se negó y dijo que si no le pagaba inmediatamente lo encarcelaría.

La parábola es clara: ¿puede esperar misericordia quien no ha sabido ser misericordioso?.

No podemos querer para otro lo que no queremos para nosotros.

4.- BUENA NUEVA E INNOVACIÓN

Innovar o morir, dicen los escritores postmodernos. Abandonar los viejos paradigmas es lo único que puede ayudarnos a no fenecer en esta abrumadora época de cambios, que según la frase preferida por los expertos más bien parece un cambio de época.

Pero, ¿todos los paradigmas deben ser sin más desechados por antiguos? ¿lo correcto y lo justo deben ser puestos a un lado y relegados por la conveniencia y el amor al dinero? ¿el afecto podrá ser suplido por la vanidad y la ternura por el pragmatismo?

Preguntado el Maestro si lo antiguo debe ceder siempre su lugar a lo novedoso, y si sólo lo moderno puede significar garantía de permanencia para los seres humanos como ha sucedido con su Buena Nueva, pero en apariencia irrelevante para los felices herederos de este brillante “siglo de las luces”, Jesús contestó con una parábola: “El reino de los cielos es semejante a una ama de casa que abre su baúl y de él saca tanto cosas antiguas como nuevas”

El que tenga oídos que escuche lo que dice el Libro Santo.

5.-SOBRE LA COMPASION

Los papás de Jesús eran pobres. Mientras los ricos iban al templo a ofrecer en holocausto enormes animales y así para dejar claro lo que los distinguía de las humildes ofrendas del resto del pueblo, sus padres sólo pudieron ofrecer un par de palomas el día de su presentación.

Cuando más tarde en el mismo templo expulsó a los mercaderes, que habían hecho de ese lugar de oración “una cueva de ladrones” sin duda estaba pensando en las palabras del Profeta Oseas, cuando dijo: “misericordia quiero, no sacrificios, conocimiento de Dios, no holocausto”

Seguimos sin entender aquello que dijo otro profeta de este tiempo y que es lo que en verdad nos reconcilia con Dios: “yo soy yo y el otro; si no se salva el otro, tampoco me salvaré yo ”. Por eso Jesús afirmó también: “bienaventurados sean los misericordiosos, de ellos es el reino de los cielos…”


1.- CARPE DIEM

Sentado frente a los surcos generosos de los cuales había obtenido una magnífica cosecha, aquel agricultor contempló orgulloso cómo el esfuerzo en su siembra sería ahora recompensado con el fruto apetecible de la ganancia que indudablemente eso le significaría. Y por otra parte era muy consciente de que lo tenía bien merecido.

Entusiasmado por su éxito, se puso a sacar cuentas de sus necesidades para futuras siembras: los silos y bodegas ya eran insuficientes, así que debía construir otros nuevos y más espaciosos si quería multiplicar sus ganancias el año siguiente. Pero al hacer sus cálculos olvidó que las cosas cambian en tan sólo un instante. Y que no contaba con los designios de más arriba.

¡Cuán necios somos cuando decidimos invertir nuestro tiempo y energía programando metas y circunstancias que no importan tanto para nuestro crecimiento y en cambio no lo invertimos en aquellas cosas y personas que sí importan claramente, cómo la familia, los amigos, o los valores superiores del espíritu humano como el amor, o la verdad y la belleza que son los que efectivamente nos ayudan a crecer!

En el Libro Santo se lee: “debe bastarle a cada día su propia malicia…” Porque uno nunca sabe cuándo le pedirán el alma.

2.- SAMARITANO

Nítidamente, en Lucas, se narra con estas palabras la parábola del buen samaritano.

“Subía un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de ladrones que lo robaron y lastimaron. Pasó por ahí un sacerdote, lo vio, y siguió de largo… pasó luego un levita e hizo lo mismo…

Pasó entonces un samaritano ( alguien a quien los judíos ortodoxos repudiaban) lo levantó y lo llevó a la posada siguiente y lo encargó al posadero, diciendo que lo cuidara, que él pagaría por todo a su regreso.

¿Quién fue el prójimo de aquel hombre en desgracia? Preguntó el Maestro a sus discípulos…

El que tuvo con él misericordia…dijeron todos…

Pues ahora vayan y hagan otro tanto, sentenció Jesús.

3.- LOS DOS SIRVIENTES

Aquel patrón llamó a cuentas a uno de sus sirvientes y exigió que le pagara lo que le debía.

El criado le suplicó que lo esperara un poco más, que él liquidaría su adeudo. El señor aceptó de buena manera prorrogar el tiempo del pago.

Al salir de con su patrón, el sirviente se encontró con otro criado como él, quien a vez le debía. Y tomándolo por el cuello le exigió que liquidara su adeudo, mientras éste le suplicaba que lo esperara un poco más para poder pagarle. Pero aquél se negó y dijo que si no le pagaba inmediatamente lo encarcelaría.

La parábola es clara: ¿puede esperar misericordia quien no ha sabido ser misericordioso?.

No podemos querer para otro lo que no queremos para nosotros.

4.- BUENA NUEVA E INNOVACIÓN

Innovar o morir, dicen los escritores postmodernos. Abandonar los viejos paradigmas es lo único que puede ayudarnos a no fenecer en esta abrumadora época de cambios, que según la frase preferida por los expertos más bien parece un cambio de época.

Pero, ¿todos los paradigmas deben ser sin más desechados por antiguos? ¿lo correcto y lo justo deben ser puestos a un lado y relegados por la conveniencia y el amor al dinero? ¿el afecto podrá ser suplido por la vanidad y la ternura por el pragmatismo?

Preguntado el Maestro si lo antiguo debe ceder siempre su lugar a lo novedoso, y si sólo lo moderno puede significar garantía de permanencia para los seres humanos como ha sucedido con su Buena Nueva, pero en apariencia irrelevante para los felices herederos de este brillante “siglo de las luces”, Jesús contestó con una parábola: “El reino de los cielos es semejante a una ama de casa que abre su baúl y de él saca tanto cosas antiguas como nuevas”

El que tenga oídos que escuche lo que dice el Libro Santo.

5.-SOBRE LA COMPASION

Los papás de Jesús eran pobres. Mientras los ricos iban al templo a ofrecer en holocausto enormes animales y así para dejar claro lo que los distinguía de las humildes ofrendas del resto del pueblo, sus padres sólo pudieron ofrecer un par de palomas el día de su presentación.

Cuando más tarde en el mismo templo expulsó a los mercaderes, que habían hecho de ese lugar de oración “una cueva de ladrones” sin duda estaba pensando en las palabras del Profeta Oseas, cuando dijo: “misericordia quiero, no sacrificios, conocimiento de Dios, no holocausto”

Seguimos sin entender aquello que dijo otro profeta de este tiempo y que es lo que en verdad nos reconcilia con Dios: “yo soy yo y el otro; si no se salva el otro, tampoco me salvaré yo ”. Por eso Jesús afirmó también: “bienaventurados sean los misericordiosos, de ellos es el reino de los cielos…”