/ jueves 29 de octubre de 2020

Letra pública | El Otro 9-11: la muerte de Salvador Allende

Con el gobierno de “La Unidad Popular” que encabezó Salvador Allende el 3 de noviembre de 1970, se implantaba en todo el mundo por primera vez un gobierno socialista por la vía democrática en Chile...

Que había tenido como antecedente una serie de alianzas entre socialistas, comunistas, más otros partidos menores, que al unirse en torno a Salvador Allende lograron conquistar el poder en la cuarta ocasión en que participó por la presidencia de su país. En tres ocasiones anteriores Allende perdió las elecciones ante las fuerzas militares y de derecha que militaban en el partido opositor a todo lo que representaba la izquierda chilena.

En 1970 se logró unir todo el pensamiento de izquierda y se consumó entonces el triunfo electoral del doctor Salvador Allende, que en uno de sus primeros actos de gobierno fue recuperar la riqueza de Chile que era explotada en forma descomunal por empresas multinacionales encargadas de extraer el cobre y el estaño que se encuentra en forma abundante en las minas de ese país andino.

Sin embargo, desde el principio de su gobierno Salvador Allende tuvo que enfrentarse a una serie de enemigos internacionales coordinados por la CIA, quien organizó dos planes: primero, para evitar la llegada de Allende al poder presidencial, lo que llamó el “Track One”, consistía en establecer una inestabilidad en todo el país que hicieran imposible la candidatura del doctor Allende. Al fallar este intento se puso en marcha el plan “Track Two” que tuvo su desenlace final el 11 de septiembre de 1973. La historia es conocida por el mundo en donde muere el presidente Allende defendiendo el Palacio de la Moneda con una ametralladora que le había ob-sequiado Ernesto el "Che" Guevara hasta que cayó sin vida víctima del incesante bombardeo aéreo y la embestida descomunal de las tropas militares al mando del chacal chileno Augusto Pinochet, quien tomó el poder presidencial a partir de ese momento en Chile en el que duró largos e interminables 17 años.

El crimen de lesa humanidad que significó el homicidio que perpetró Pinochet en la personalidad de Salvador Allende afectó a toda una generación en nuestro país, la simpatía que los jóvenes de esa época sentían por el gobierno de “La Unidad Popular” era manifiesta y solidaria. La simpatía por la figura de Salvador Allende era una emoción inocultable en los jóvenes de esa época, que veían a este luchador social chileno convertido en un auténtico David venciendo finalmente al imperio norteamericano que se representaba como un Goliat bíblico.

El compañero Allende (como quería que le llamáramos los jóvenes en México) era amigo de los mexicanos y de su juventud en especial. Antes de su brutal homicidio, visitó en 1973, invitado por el presidente Luis Echeverría, la ciudad de Guadalajara, en donde asistió a pronunciar una conferencia magistral en el aula magna de esa universidad sobre lo que representaba su gobierno de “Unidad Popular” para los latinoamericanos.

El evento en aquella época fue un acto de euforia que se matizaba con la conducta inapropiada y hostil de los grupos de derecha radicales que actuaban rabiosamente en el campus de la Universidad de Guadalajara para que Allende no lograra entrar al auditorio al que finalmente llegó para conquistar a los miles que asistieron a ese inolvidable acontecimiento que no se puede olvidar, por la brillante oratoria del doctor Allende, que sabía conjugar ideas sociales con fragmentos heroicos de los pueblos en búsqueda de su liberación. Hubo un momento cumbre en su discurso y fue cuando les dijo a todos los jóvenes con honor y con orgullo: “Yo soy amigo del comandante Fidel Castro”, y siguió: “Soy amigo del Che... la ametralladora que siempre cargo conmigo me la regaló el Che Guevara, para que defendiera mi vida llegado el momento de hacerlo”, aquello era un maremágnum dentro del aula magna y afuera se enfrentaban con bates y ladrillos los grupos de la derecha católica denominados “Los Tecos” con los simpatizantes del presidente Allende.

Por la noche un grupo de jóvenes que seleccionó el presidente Echeverría platicamos por largas 4 horas sentados en el suelo de un jardín de los patios del Hotel Camino Real con el compañero Allende. Dando respuesta a todas las preguntas que le formularon los jóvenes sobre los obstáculos de su gobierno. Confesó que su vida estaba en peligro, que tenía información dura de que la CIA había logrado establecer alianzas con grupos multinacionales que operaban en Chile a través de la ITT, una multinacional norteamericana que explotaba el estaño y el cobre. También manifestó que la alta jerarquía de la iglesia estaba actuando para derrocarlo y que tenía información de que el ejército chileno estaba ya infiltrado por traidores.

La historia que siguió la conoce el mundo. Primero hicieron correr la versión de que Allende se había suicidado pegándose un disparo en la boca. Para que el mundo interpretara en este tipo de acto el simbolismo que le atañe a esta modalidad de autoexterminarse. La historia verdadera y cierta de lo que ocurrió y que consiste en la verdad que Orlando Letelier contó al mundo es que Salvador Allende había muerto en un intenso tiroteo sin dar ni pedir cuartel con los soldados traidores al mando de Augusto Pinochet. Para eso sirvió la ametralladora que el "Che" Guevara proféticamente le había obsequiado.

Nuestro embajador en Chile, don Gonzalo Martínez Corbalá, (que en su juventud fue secretario particular de Lázaro Cárdenas) en un verdadero acto de heroísmo cumpliendo las instrucciones del presidente Echeverría otorgó asilo constitucional, contraviniendo al mismísimo Kissinger, a doña Hortensia Bussi de Allende y cerca de 200 chilenos que logró transportar a México en aviones de la fuerza armada mexicana. Chile y su presidente Allende estarán siempre presentes en nuestra generación en aquel grupo de jóvenes que estuvimos a veinte centímetros de don Salvador durante cerca de cuatro horas en el pasto de los jardines del hotel Camino Real platicando de “tú a tú” con este héroe de la democracia latinoamericana.

mail: notario177@msn.com

Con el gobierno de “La Unidad Popular” que encabezó Salvador Allende el 3 de noviembre de 1970, se implantaba en todo el mundo por primera vez un gobierno socialista por la vía democrática en Chile...

Que había tenido como antecedente una serie de alianzas entre socialistas, comunistas, más otros partidos menores, que al unirse en torno a Salvador Allende lograron conquistar el poder en la cuarta ocasión en que participó por la presidencia de su país. En tres ocasiones anteriores Allende perdió las elecciones ante las fuerzas militares y de derecha que militaban en el partido opositor a todo lo que representaba la izquierda chilena.

En 1970 se logró unir todo el pensamiento de izquierda y se consumó entonces el triunfo electoral del doctor Salvador Allende, que en uno de sus primeros actos de gobierno fue recuperar la riqueza de Chile que era explotada en forma descomunal por empresas multinacionales encargadas de extraer el cobre y el estaño que se encuentra en forma abundante en las minas de ese país andino.

Sin embargo, desde el principio de su gobierno Salvador Allende tuvo que enfrentarse a una serie de enemigos internacionales coordinados por la CIA, quien organizó dos planes: primero, para evitar la llegada de Allende al poder presidencial, lo que llamó el “Track One”, consistía en establecer una inestabilidad en todo el país que hicieran imposible la candidatura del doctor Allende. Al fallar este intento se puso en marcha el plan “Track Two” que tuvo su desenlace final el 11 de septiembre de 1973. La historia es conocida por el mundo en donde muere el presidente Allende defendiendo el Palacio de la Moneda con una ametralladora que le había ob-sequiado Ernesto el "Che" Guevara hasta que cayó sin vida víctima del incesante bombardeo aéreo y la embestida descomunal de las tropas militares al mando del chacal chileno Augusto Pinochet, quien tomó el poder presidencial a partir de ese momento en Chile en el que duró largos e interminables 17 años.

El crimen de lesa humanidad que significó el homicidio que perpetró Pinochet en la personalidad de Salvador Allende afectó a toda una generación en nuestro país, la simpatía que los jóvenes de esa época sentían por el gobierno de “La Unidad Popular” era manifiesta y solidaria. La simpatía por la figura de Salvador Allende era una emoción inocultable en los jóvenes de esa época, que veían a este luchador social chileno convertido en un auténtico David venciendo finalmente al imperio norteamericano que se representaba como un Goliat bíblico.

El compañero Allende (como quería que le llamáramos los jóvenes en México) era amigo de los mexicanos y de su juventud en especial. Antes de su brutal homicidio, visitó en 1973, invitado por el presidente Luis Echeverría, la ciudad de Guadalajara, en donde asistió a pronunciar una conferencia magistral en el aula magna de esa universidad sobre lo que representaba su gobierno de “Unidad Popular” para los latinoamericanos.

El evento en aquella época fue un acto de euforia que se matizaba con la conducta inapropiada y hostil de los grupos de derecha radicales que actuaban rabiosamente en el campus de la Universidad de Guadalajara para que Allende no lograra entrar al auditorio al que finalmente llegó para conquistar a los miles que asistieron a ese inolvidable acontecimiento que no se puede olvidar, por la brillante oratoria del doctor Allende, que sabía conjugar ideas sociales con fragmentos heroicos de los pueblos en búsqueda de su liberación. Hubo un momento cumbre en su discurso y fue cuando les dijo a todos los jóvenes con honor y con orgullo: “Yo soy amigo del comandante Fidel Castro”, y siguió: “Soy amigo del Che... la ametralladora que siempre cargo conmigo me la regaló el Che Guevara, para que defendiera mi vida llegado el momento de hacerlo”, aquello era un maremágnum dentro del aula magna y afuera se enfrentaban con bates y ladrillos los grupos de la derecha católica denominados “Los Tecos” con los simpatizantes del presidente Allende.

Por la noche un grupo de jóvenes que seleccionó el presidente Echeverría platicamos por largas 4 horas sentados en el suelo de un jardín de los patios del Hotel Camino Real con el compañero Allende. Dando respuesta a todas las preguntas que le formularon los jóvenes sobre los obstáculos de su gobierno. Confesó que su vida estaba en peligro, que tenía información dura de que la CIA había logrado establecer alianzas con grupos multinacionales que operaban en Chile a través de la ITT, una multinacional norteamericana que explotaba el estaño y el cobre. También manifestó que la alta jerarquía de la iglesia estaba actuando para derrocarlo y que tenía información de que el ejército chileno estaba ya infiltrado por traidores.

La historia que siguió la conoce el mundo. Primero hicieron correr la versión de que Allende se había suicidado pegándose un disparo en la boca. Para que el mundo interpretara en este tipo de acto el simbolismo que le atañe a esta modalidad de autoexterminarse. La historia verdadera y cierta de lo que ocurrió y que consiste en la verdad que Orlando Letelier contó al mundo es que Salvador Allende había muerto en un intenso tiroteo sin dar ni pedir cuartel con los soldados traidores al mando de Augusto Pinochet. Para eso sirvió la ametralladora que el "Che" Guevara proféticamente le había obsequiado.

Nuestro embajador en Chile, don Gonzalo Martínez Corbalá, (que en su juventud fue secretario particular de Lázaro Cárdenas) en un verdadero acto de heroísmo cumpliendo las instrucciones del presidente Echeverría otorgó asilo constitucional, contraviniendo al mismísimo Kissinger, a doña Hortensia Bussi de Allende y cerca de 200 chilenos que logró transportar a México en aviones de la fuerza armada mexicana. Chile y su presidente Allende estarán siempre presentes en nuestra generación en aquel grupo de jóvenes que estuvimos a veinte centímetros de don Salvador durante cerca de cuatro horas en el pasto de los jardines del hotel Camino Real platicando de “tú a tú” con este héroe de la democracia latinoamericana.

mail: notario177@msn.com