/ domingo 26 de noviembre de 2023

Paradigmas | Mirar el Vesubio, pidiendo no despierte

Hoy existe incertidumbre en los cerca de 372,520 habitantes que habitan Islandia, quienes esperan una catastrófica erupción volcánica. No saben cuándo será, pero será, mencionan los expertos vulcanólogos. Desde el 24 de octubre, la tierra no deja de temblar en el lado suroeste. En esa misma zona ya ha habido otras erupciones, la última en verano. Pero esta vez, con la tierra abriéndose a lo largo de kilómetros. Los últimos informes registran un millar de sismos al día.

El mundo recuerda y no olvida la historia de Pompeya, antigua ciudad romana situada en la Campania, a orillas del Golfo de Nápoles, sepultada por una erupción del volcán Vesubio el año 79 d. C. Datos de 2018 apuntan que la expulsión ocurrió hacia mediados de octubre.

El volcán despidió fuego y humo. En aquel momento, cita la historia, puede que pareciera que el monte tan solo estaba ofreciendo un inofensivo espectáculo de pirotecnia, pero a mediodía el Vesubio entró en erupción: una explosión aún mayor reventó el cono entero y un hongo enorme de partículas de piedra pómez se alzó 27 millas (43 km). Se ha calculado que la potencia de la explosión fue 100.000 veces mayor que la de la bomba nuclear que devastó Hiroshima en 1945.

Dicen los científicos que Pompeya posiblemente sea el enclave arqueológico más rico del mundo por la cantidad de información que ofrece a los estudiosos.

HÉRCULES, UN SEMIDIÓS

He visitado Pompeya por dos ocasiones, en ambas no dejo de sorprenderme igual de los miles de turistas, que se acercan para desentrañar tal vez en una pequeña parte la historia conocida y vista en repetidas veces en las cintas cinematográficas. El lugar encierra por donde se vea vestigios de lo que fuera una metrópoli con 15 mil habitantes, aunque se dice que no todos murieron en el sitio debido a que hubo quienes tuvieron tiempo para huir de la hecatombe. En la mitología griega hay una pista sobre el poder del volcán en la leyenda de Hércules luchando en ese mismo lugar contra gigantes en un paisaje de fuego. De hecho, la ciudad cercana de Herculano, que sufriría el mismo destino que Pompeya, se llamó así por este heroico episodio. Herculano, al igual que Pompeya, fueron descubiertas en 1738 por el arqueólogo español Roque Joaquín de Alcubierre, quien recibiera el apoyo como mecenas del entonces rey Carlos III de Borbón para las excavaciones.

En septiembre pasado los azares del destino me llevaron nuevamente a esa extraordinaria región italiana. A la ciudad de Herculano, declarada Patrimonio de la Unesco en 1997.

De Nápoles a Herculano, el vehículo que nos transportaba caminó cerca de 15 minutos. Llegar al sitio nos llenó de curiosidad, saber que quedó sepultada bajo una capa de material más gruesa (de 15 a 20 metros de ceniza y piedras), que Pompeya. Los paleontólogos hablan que ello garantizó una excelente preservación. Como se puede ver, las paredes de casi todas las casas siguen pintadas, y la madera y los muebles se han encontrado prácticamente intactos. Los pisos superiores también se guardan mejor que en la ciudad hermana, lo que permite hacerse una idea precisa de los volúmenes de las viviendas de la época.

UNA TARANTELA SIN TARÁNTULAS

Hay que trasladarse a otra población solo a pocos minutos. Desde lo alto en la iglesia de Torre de Greco, (85,791 habitantes) municipio de Nápoles, la vista hubiera podido ser majestuosa, sin embargo, el atardecer y la nubosidad hace que el Monte Vesubio se pierda entre la densa neblina. Aun así, este marco sella la unión matrimonial de Luca y Aniria. Un escenario habitual entre los locales, aunque histórico, asombroso, admirable para las visitas que tuvimos que atravesar el Atlántico para aprovechar el contemplar la quietud, el adormilamiento de un gigante que abrazó ciudades en el infortunio con igual suerte, en el pasado.

Y casi a las faldas del volcán había que menearse a ritmo de una Tarantela, el baile típico no solo de la región de Campania, sino de toda Italia. Fácil imaginar a Sofía danzando, la Loren napolitana más famosa que se olvidó de Italia para vivir en Suiza, por esto es que se habla de ella con nostalgia, Y aunque no hay tarántulas, moverse bajo el peculiar sonido de singulares instrumentos acompañados de castañuelas y panderetas, resulta contagioso, siempre con el ánimo de quienes miran con respeto al Vesubio, un Vesubio que esperemos siga dormido.

Contacto: lupitarico@hotmail.com

Hoy existe incertidumbre en los cerca de 372,520 habitantes que habitan Islandia, quienes esperan una catastrófica erupción volcánica. No saben cuándo será, pero será, mencionan los expertos vulcanólogos. Desde el 24 de octubre, la tierra no deja de temblar en el lado suroeste. En esa misma zona ya ha habido otras erupciones, la última en verano. Pero esta vez, con la tierra abriéndose a lo largo de kilómetros. Los últimos informes registran un millar de sismos al día.

El mundo recuerda y no olvida la historia de Pompeya, antigua ciudad romana situada en la Campania, a orillas del Golfo de Nápoles, sepultada por una erupción del volcán Vesubio el año 79 d. C. Datos de 2018 apuntan que la expulsión ocurrió hacia mediados de octubre.

El volcán despidió fuego y humo. En aquel momento, cita la historia, puede que pareciera que el monte tan solo estaba ofreciendo un inofensivo espectáculo de pirotecnia, pero a mediodía el Vesubio entró en erupción: una explosión aún mayor reventó el cono entero y un hongo enorme de partículas de piedra pómez se alzó 27 millas (43 km). Se ha calculado que la potencia de la explosión fue 100.000 veces mayor que la de la bomba nuclear que devastó Hiroshima en 1945.

Dicen los científicos que Pompeya posiblemente sea el enclave arqueológico más rico del mundo por la cantidad de información que ofrece a los estudiosos.

HÉRCULES, UN SEMIDIÓS

He visitado Pompeya por dos ocasiones, en ambas no dejo de sorprenderme igual de los miles de turistas, que se acercan para desentrañar tal vez en una pequeña parte la historia conocida y vista en repetidas veces en las cintas cinematográficas. El lugar encierra por donde se vea vestigios de lo que fuera una metrópoli con 15 mil habitantes, aunque se dice que no todos murieron en el sitio debido a que hubo quienes tuvieron tiempo para huir de la hecatombe. En la mitología griega hay una pista sobre el poder del volcán en la leyenda de Hércules luchando en ese mismo lugar contra gigantes en un paisaje de fuego. De hecho, la ciudad cercana de Herculano, que sufriría el mismo destino que Pompeya, se llamó así por este heroico episodio. Herculano, al igual que Pompeya, fueron descubiertas en 1738 por el arqueólogo español Roque Joaquín de Alcubierre, quien recibiera el apoyo como mecenas del entonces rey Carlos III de Borbón para las excavaciones.

En septiembre pasado los azares del destino me llevaron nuevamente a esa extraordinaria región italiana. A la ciudad de Herculano, declarada Patrimonio de la Unesco en 1997.

De Nápoles a Herculano, el vehículo que nos transportaba caminó cerca de 15 minutos. Llegar al sitio nos llenó de curiosidad, saber que quedó sepultada bajo una capa de material más gruesa (de 15 a 20 metros de ceniza y piedras), que Pompeya. Los paleontólogos hablan que ello garantizó una excelente preservación. Como se puede ver, las paredes de casi todas las casas siguen pintadas, y la madera y los muebles se han encontrado prácticamente intactos. Los pisos superiores también se guardan mejor que en la ciudad hermana, lo que permite hacerse una idea precisa de los volúmenes de las viviendas de la época.

UNA TARANTELA SIN TARÁNTULAS

Hay que trasladarse a otra población solo a pocos minutos. Desde lo alto en la iglesia de Torre de Greco, (85,791 habitantes) municipio de Nápoles, la vista hubiera podido ser majestuosa, sin embargo, el atardecer y la nubosidad hace que el Monte Vesubio se pierda entre la densa neblina. Aun así, este marco sella la unión matrimonial de Luca y Aniria. Un escenario habitual entre los locales, aunque histórico, asombroso, admirable para las visitas que tuvimos que atravesar el Atlántico para aprovechar el contemplar la quietud, el adormilamiento de un gigante que abrazó ciudades en el infortunio con igual suerte, en el pasado.

Y casi a las faldas del volcán había que menearse a ritmo de una Tarantela, el baile típico no solo de la región de Campania, sino de toda Italia. Fácil imaginar a Sofía danzando, la Loren napolitana más famosa que se olvidó de Italia para vivir en Suiza, por esto es que se habla de ella con nostalgia, Y aunque no hay tarántulas, moverse bajo el peculiar sonido de singulares instrumentos acompañados de castañuelas y panderetas, resulta contagioso, siempre con el ánimo de quienes miran con respeto al Vesubio, un Vesubio que esperemos siga dormido.

Contacto: lupitarico@hotmail.com

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