Una imagen de arte sacro representa mucho más que religiosidad, conlleva estima y afecto al pasar muchas veces de generación en generación. Eso lo sabe y desarrolla a la perfección Dalia Nevarez Salazar.
Restauración ante el valor sentimental
Esculturas del Niño Dios, vírgenes y todo tipo de santos llegan a sus manos para ser reparados como parte de un proceso de preservar la fe y el recuerdo de seres queridos.
Ese valor sentimental en la imagen religiosa ha generado un incremento en el trabajo de restauración, de hasta 50%.
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Dalia, quien labora en la tienda Galerías Vaticano de Ciudad Madero, señaló que en los últimos meses del año anterior se incrementó el trabajo para la restauración de imágenes religiosas.
“Desde octubre empezaron a traernos las piezas, primero imágenes de San Judas Tadeo, la Virgen de Guadalupe, posteriormente todo lo referente a la Navidad y ahorita el Niño Dios”, indicó.
Entre el resanar, pintar y pulir, poco a poco las expertas manos de la restauradora va regresando la vida a cada una de las obras.
El valor sentimental que le tienen a la pieza es una constante, “porque fue heredada de su mamá, abuelita o algún otro familiar y ahorita ya no están, y por eso nos traen las piezas porque quieren conservar en buenas condiciones estos obsequios que les heredaron”.
Restaurar es más caro que comprar; pero lo prefieren
Aunque, por el trabajo artesanal, llega a ser más cara la restauración que comprar una pieza nueva, las familias lo prefieren por el valor sentimental que lleva esa figura.
“Aunque sea un poco más caro la restauración prefieren repararlas a comprar algo nuevo, porque no trae la misma historia que ya vienen cargando las piezas antiguas”, indicó quien cursó parcialmente la carrera de arquitectura.
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Tras la contingencia sanitaria las familias valoran más la vida y la fe, lo cual se ve reflejado en querer conservar todas estas figuras.
“Después de la pandemia se valoró más la fe, los hace pensar más en decir que sólo estamos de paso en este mundo y por eso nos traen sus piezas, muchas de las personas ya no están con nosotros a causa del Covid-19 y nos traen esas piezas que apreciaban en vida”, aseveró.
En Galerías Vaticano de Ciudad Madero restauran de todos los materiales, desde yeso, fibras, resinas, pastas, madera o lladró, “lo único que no se puede restaurar es el vidrio, todo lo demás es restaurable”.
Dalia se dice orgullosa de ser restauradora de arte sacro, pero sobre todo de poder con cada pincelada, trazo o moldeado, preservar la fe y el recuerdo de quienes hoy trascendieron la vida.