Sus nombres son Budkus y Haddie y, aunque no se conocen, comparten algo en común: ambos eran utilizados como carnada (o “sparring”) en el mundo de las peleas ilegales de perros. Lo cual les provocó graves heridas. Budkus sufre de parálisis facial. Haddie tiene el rostro desfigurado. Sin embargo, estos caninos encontraron un hogar y ahora tienen una segunda oportunidad.

Budkus es oriundo del municipio de Chía, en Colombia, conocido como “La ciudad de la luna” por su significado dentro de la lengua muisca. Haddie nació y creció en la ciudad de México, cuyo traducción en náhuatl es “el ombligo de luna”. Y fue una noche cuando la suerte cambió para ambos.

La historia de sobrevivencia

Cuando Budkus fue rescatado por una organización benéfica de su país, deambulaba por la carretera, a punto de fallecer. Tenía heridas en el rostro y en el cuello producto de mordeduras de otros perros.

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Después de ser intervenido, los veterinarios dictaminaron que el daño sobre uno de los nervios de la cara era irreversible, provocando una parálisis.

Antes de llamarse Haddie, la perrita no tenía nombre. Cuando fue apartada de sus anteriores dueños, había perdido un ojo y la mitad de su rostro estaba deshecho.

En ambos casos, la mayor parte del daño físico era irreversible, pero quienes decidieron ayudar a Budkus y Haddie apostaron por tratar de sanar el dolor emocional causado sobre los animales: les brindaron atención médica, alimento, agua y cariños. Con el tiempo, lograron que volvieran a confiar en los humanos.

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¿Por qué es importante prevenir la violencia animal?

Especialistas en derechos humanos comentaron ante el Congreso de la ciudad de México que la violencia contra los animales es uno de los primeros indicios de violencia social. Es decir, aquella persona que lástima a un animal es más probable que se atreva a dañar con alevosía, premeditación y ventaja a otro ser humano. Por eso el rescate animal es tan importante.

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Cuando Haddie fue adoptada, su actual propietaria comentó: “Irradia felicidad a pesar de su triste pasado” y tiene razón. Aunque Haddie y Budkus fueron torturados durante años, al día de hoy lucen felices ante las cámaras en su nuevo hogar. ¿Tú, alguna vez has pensado en otorgarle una segunda oportunidad a una mascota que lo necesite?