Imagina el siguiente escenario: un niño o una niña se niegan a hablar con ciertas personas o permanecen callados en diferentes entornos. No tienen problemas del lenguaje, conocen el idioma e incluso, con amigos o familiares, pueden mantener una conversación fluida. Entonces, ¿por qué no hablan? El trastorno se conoce como mutismo selectivo.
El presente artículo está basado de manera parcial en la información proporcionada por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). El objetivo es definir qué es el mutismo selectivo y reproducir los consejos de profesionales para hacer frente a él. No sustituye la opinión de un experto. Recomendamos consultar con un médico para realizar el diagnóstico adecuado.
¿Qué es el mutismo selectivo?
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés), define el mutismo selectivo como un trastorno de ansiedad infantil, caracterizado por el uso limitado del habla en contextos específicos.
Aunque en algunos casos, quienes padecen el trastorno pueden presentar problemas de habla como dificultad en la pronunciación, esa no es la norma. En la mayoría de los casos, los infantes pueden mantener una conversación dinámica con otras personas, pero en ocasiones se quedan completamente callados. La pregunta es: ¿por qué?
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Acorde al DSM-5 la incapacidad para hablar surge en aquellos contextos donde los niños y niñas experimentan ansiedad ante la expectativa de comunicarse, por ejemplo, en la escuela.
Entre las consecuencias del trastorno se encuentra una disminución del aprovechamiento escolar, integración y desenvolvimiento social. Quienes lo padecen suele ser la población infantil mayor a los cinco años, con rasgos de timidez excesiva y probablemente rasgos compulsivos.
Sin embargo, los expertos todavía no determinan cuáles son los factores que causan el trastorno. Conjeturan que en él pueden interferir elementos tanto genéticos, como fisiológicos, ambientales y de temperamento.
¿Cómo ayudar a un niño o niña con mutismo selectivo?
Gracias al artículo “Mutismo selectivo: cómo actuar en casa y en la escuela”, escrito por María de la Villa Carpio Fernández de la Universidad de Jaén para “The Conversation”, sabemos la siguiente información:
Ante todo, es importante tener paciencia. Después se pueden realizar las siguientes actividades para fomentar la integración social, disminuir la ansiedad y brindar confianza a quien presenta el trastorno de mutismo selectivo.
En la escuela, las autoridades académicas pueden conocer los intereses de los niños y niñas, lo cual facilitará que ellos presten atención y aumente su sensación de bienestar. Aunado a ello, pueden apostar por otros medios de comunicación no verbal, prestando atención al lenguaje corporal y las expresiones faciales.
En el hogar, los familiares tienen la opción de abogar por el amor y la comprensión. No se recomienda regañar o castigar cuando los niños se niegan a hablar, por el contrario, lo crucial es fomentar empatía para hacerles ver cómo otras personas se pueden sentir cuando ellos deciden ignorarlos.
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Además, se considera contraproducente el criticar la conducta en frente de otras personas o exagerar la reacción de felicidad cuando se atrevan a interactuar con personas o en entornos donde antes no lo hacían.
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En conclusión, para saber si un niño o niña presenta un trastorno de mutismo selectivo, es importante acudir a un profesional de la salud para realizar el correspondiente diagnóstico. Con esa información a la mano, se pueden tomar distintas medidas tanto el hogar como en la escuela para crear un entorno seguro para el desarrollo integral de la infancia.