En 1641, el filósofo y matemático, considerado el padre del racionalismo, René Descartes, presentó la obra “Meditaciones metafísicas”, donde se encuentra una de sus frases más famosas: “Cogito ergo sum”, traducida como “Pienso, luego existo”. La sentencia, cuya fama perdura hasta la actualidad, apunta a la búsqueda de la verdad.
En el libro, Descartes se interroga sobre cierta cuestión: ¿cómo puede estar seguro de que aquello que percibe es real y no es un engaño? El filósofo se plantea la posibilidad de que sus sentidos lo pueden traicionar. Por tanto, decide que va a dudar de todo, hasta que consiga dar con una idea incuestionable.
¿Qué quiso decir con “Pienso, luego existo”?
Contrario a la creencia popular, la oración no hace referencia a la importancia de meditar los actos antes de ejecutarlos. Lo que significa es que aquello que valida la realidad, aquello de lo cual no puede titubear, es del hecho de que piensa. La razón es lo que sustenta la existencia.
➡️ También te puede interesar: ¿Te cae mal alguien por su nombre? Es más común de lo que piensas
Dicho ejercicio intelectual dio, pasó a la llamada “duda cartesiana” o “duda metódica”. Un sistema de pensamiento donde, se busca, a partir de una idea cierta, desprender toda una gama de argumentos.
La duda metódica tiene la labor de cuestionar hasta los cimientos todo conocimiento racional y sensible, en el cual se haya confiado hasta el momento. La certeza a la cual Descartes llega, el criterio de verdad prensando en las “Meditaciones metafísicas” es el acto mismo de pensar.
➡️ Te recomendamos: ¿Cuál es tu lenguaje del amor? Evalúa cómo le dices a los demás que los quieres
La búsqueda de la verdad
La palabra filosofía proviene de los vocablos griegos: “filo” y “Sofía”, respectivamente significan “amor” y “sabiduría”. El significado etimológico aproximado del término es: “amor por el conocimiento”. Por tanto, se cree que la filosofía es la ciencia orientada a la búsqueda de la verdad.
Recibe las noticias de El Sol de Tampico directo en tu WhatsApp, suscríbete aquí
Sin embargo, la historia de la disciplina se sustenta en los múltiples sistemas expuestos por diversos representantes, los cuales tienden a refutarse o contradecirse entre sí. En el caso de René Descartes, él abogó por encontrar la verdad a través de la duda y de la razón, por ende, enunció: “Pienso, luego existo”, también conocido como “Cogito ergo sum”.