Desde que somos niños, el chicle esta presente en nuestra vida, nos divertimos haciendo bombas y, en ocasiones, pegando la golosina en el cabello de nuestros amigos. Aunque lo último no es una gran idea, muestra la versatilidad del producto. Este 13 de enero es el Día Mundial del Chicle, por ello te compartimos parte de su historia y sus beneficios en favor de la salud.
¿Qué es el chicle?
La palabra “chicle” proviene de vocablo náhuatl “tzictli”. El término “tzictli” hace referencia a una “cosa pegajosa”, en este caso, la savia del árbol chicozapote, la cual los antiguos habitantes de Mesoamérica solían masticar.
Acorde a la información de la organización C&EN, portal especializado en noticias relacionados con el ámbito de la química y la ingeniería, la presencia de chicle se remonta a diversas culturas a lo largo de la historia. Los griegos, por ejemplo, lo llamaban “mastiche”. Los nativos americanos solían triturar con sus dientes la savia de los abetos.
La tradición de consumir chicle continúa hasta nuestros días. De acuerdo a la información proporcionada por el INEGI, en el 2018 la producción de esta golosina en el país se calculó en 83 mil 523 toneladas.
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Aunque los números pueden parecer altos, el porcentaje es menor al registrado en el 2008, año donde la producción obtenida fue de 104 mil 654 toneladas.
¿Cuáles son los beneficios de masticar esta golosina?
La empresa de seguros médicos “SelectHealth”, junto con la Clínica Dental Jefferson, ambas instituciones estadounidenses, coinciden en las siguientes ventajas del uso de chicles:
Protegen los dientes. La Asociación Americana Dental aconseja masticar chicle después de la comida para fomentar la salivación, ayudar a la producción de esmalte natural y eliminar los residuos de comida atorados en las encías.
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Combaten el mal aliento. La golosina es un aliado para mantener un aliento fresco después de consumir alimentos cargados de especies o preparados con ingredientes de sabores fuertes.
Ayuda a la salud digestiva. Masticar chicle puede reducir de forma considerable el reflujo estomacal y los niveles de reflujo ácido en el esófago.
Controla el apetito. La Universidad de Liverpool apunta que los consumidores habituales de chicle consumen, en promedio, 36 calorías menos que el resto de la población. Esa estadística se une a la información divulgada por Mayo Clínic, donde se establece que masticar chicle durante una hora quema cerca de 11 calorías.
Santa Anna, el exportador de chicles en Estados Unidos
Esta información puede resultar un dato curioso para muchos. El portal de noticias C&EN expone a Santa Anna como un exportador de chicle en los Estados Unidos. Al parecer, además de ser un hábil militar y un conocido dictador, el personaje mexicano era un consumidor frecuente de chicle.
Durante su exilio, Santa Anna se llevó una dotación de la golosina al territorio vecino con intenciones empresariales. Esperaba que el producto pudiera reemplazar al caucho, el cual, en ese momento, era la materia prima de la industria manufacturera de los neumáticos.
La idea no próspero. Sin embargo, el asistente de Santa Anna, Thomas Adams, decidió calentar el producto y añadir azúcar. En 1871, Adams registró la primera máquina para fabricar chicle, tiempo después fundó “American Chicle Company” y, al día de hoy, es considerado un pionero de la industria.
Este 13 de enero, Día Mundial del Chicle, no te olvides de masticar un poco, ya sea para mejorar tu aliento, ayudar a la salud de tus encías o por mero gusto.