A la Navidad se le asocia con chocolate caliente, comida sobre la mesa, regalos debajo del árbol y la unión de amigos y familiares. Sin embargo, no siempre es así. En ocasiones las celebraciones se vuelven trágicas y el ambiente de paz abre paso a escenarios de homicidio, crueldad y tortura. Las fiestas se vuelven pesadillas.
¿Por qué suceden las desgracias?
La escritora de misterio, Agatha Christie, sostenía en su libro “navidades trágicas” que este período del año ofrecía un escenario ideal para cometer distintos crímenes.
La explicación es simple: las fechas abruman a las personas con sus sentimientos de bienestar y optimismo. Quien es desdichado va a encontrar la ocasión perfecta para desahogar su frustración al oponerse a la aparente felicidad colectiva.
Diferentes Navidades aciagas
El 24 de diciembre de 1895, se fundó el Ku Klux Klan. Un grupo de odio responsable de la persecución, tortura y asesinato de múltiples miembros de la población afroamericana en Estados Unidos.
Durante la cena de celebración del sindicato de mineros de Michigan en el Salón Italiano de Calumet, en la Nochebuena de 1913, 400 invitados cundieron ante la histeria colectiva, provocando una estampida humana por una falsa alarma de incendio.
En total murieron cerca de 73 personas. Algunos especulan que el incidente fue ocasionado por la compañía minera, quien se negaba a reducir la jornada laboral de sus trabajadores a ocho horas diarias.
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Se desconoce el motivo exacto (de hecho, no hay explicación posible), pero el 25 de diciembre de 1929, en la localidad de Germanton, en Carolina del Norte, Charlie Lawson asesinó a su esposa y a seis de sus hijos. El menor de los cuales tenía 4 meses de edad. Después, el hombre se suicidó en el bosque.
En diciembre de 1979, la URRS invadió Afganistán. Los ciudadanos vieron ingresar a su territorio a más de mil tanques de guerra enemigos. El horror se apoderó de ellos, el mismo terror que embargo al dictador rumano Nicolae Ceaucescu y a su esposa Elena Petrescu, cuando fueron fusilados la mañana de Navidad de 1989, después de 23 años de gobierno. Durante su administración aumentó la hambruna, el desalojo forzado y las revueltas en el país.
JonBenét Ramsay, una niña de seis años de edad, participante de concursos de belleza infantiles estadounidenses, fue asesinada un día después de Navidad en 1996. La autopsia señaló la asfixia como causa principal de la muerte.
El cuerpo fue encontrado en el sótano de la casa, horas más tarde de que sus padres denunciaran el secuestro y desaparición de su hija. El crimen nunca fue resuelto.
En la Nochebuena de 2008, en la ciudad de Covina, Bruce Jeffrey Pardo, efectuó una matanza en la casa de sus ex suegros. Para dar comienzo a la noche de horror, le disparó en el rostro a una niña de ocho años. Abrió fuego indiscriminado contra los 25 invitados a la reunión, procedió a incendiar la propiedad, huir y suicidarse. Iba vestido de Santa Claus.
Un día después, el 25 de diciembre de 2008, el grupo armado denominado “Ejército de Resistencia del Señor” (LRA, por sus siglas en inglés), ataco las comunidades de Faradje, Duru y Doruma, de la República Democrática del Congo.
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El acto incluyó robos, incendios, secuestros, asesinatos y desplazamiento forzado. La cifra de muertos aumentó a más de 400 personas, algunas de las cuales murieron víctimas de hachazos.
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Para cerrar con la cronología de las atrocidades, en la Navidad de 2011, en el condado de Texas, Aziz Yazdanpanah asesinó a su ex esposa y a sus dos hijos. Después, se quitó la vida. Al igual que Pardo, Yazdanpanah se disfrazó de Papá Noel.
Las mismas celebraciones donde algunos encuentran dicha, otros se ven embargados por el odio. Las navidades trágicas abundan a lo largo del mundo. Casi parece que los homicidios, la crueldad y la tortura no descansan nunca.