Aunque el Caribe era el destino preferido por los piratas para cometer saqueos, los puertos del Golfo de México también se vieron afectados por su presencia. Se tiene registró de historias de ataques piratas en Campeche y en Veracruz.
Las aguas mexicanas guardan en sus profundidades los resultados de explosiones y enfrentamientos de corsarios, tropas armadas y civiles.
Los piratas conocen Campeche
Acorde a lo señalado por la publicación “Relatos e historias de México”, entre 1559 y 1562, diversas embarcaciones comandadas por piratas franceses saquearon e incendiaron las playas de Campeche, robando, secuestrando y violando a sus habitantes.
Más de treinta años después, en 1597, los piratas volvieron a las costas de la ciudad, pero ahora eran ingleses y su líder era William Parker.
El corsario de la armada británica, recibió el apoyo de Juan Venturate, un hombre oriundo de la región de Campeche, quien decidió traicionar a su tierra a cambio de un porcentaje del motín.
Los hombres de Parker atacaron en medio de la noche, mientras la población dormía y mediante el uso de la violencia se apoderaron de la riqueza del puerto. No obstante, los habitantes de Campeche, embargados por el coraje de un ataque desleal, se organizaron en el Convento de San Francisco y salieron a hacer frente al enemigo.
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Parker no estaba preparado para la ofensiva y comprendiendo su desventaja en el territorio, ordenó la retirada a sus hombres, quienes, al igual que su capitán, estaban sorprendidos al ver sus fuerzas reducidas. Durante la huida, los piratas abandonaron tanto el motín como a Venturate, quien fue ejecutado en la plaza pública bajo los cargos de traición.
Los piratas llegan por error al Puerto de Veracruz
En 1568, diversos barcos ingleses al mando de Sir John Hawkins arribaron a las costas de Veracruz por error. La tormenta los había desviado de su rumbo y conducido a tierras nuevas. Viéndose en la necesidad de cargar suministros y reparar las averías en las embarcaciones, los piratas buscaron desembarcar en suelo mexicano, el cual para ese momento era controlado por la corona española.
De acuerdo a la revista “Relatos e Historias de México”, el 16 de septiembre de 1568, una serie de confusiones desataron la histeria colectiva. Los españoles en Veracruz esperaban la llegada de la “Flota del tesoro”, navío a cargo del capitán Francisco Luján, el cual transportaba al nuevo virrey de la Nueva España, Martín Henríquez.
Cuando los ingleses se percataron de dónde estaban, izaron, a manera de engaño, una bandera española.
El truco rindió frutos. Los oficiales apostados en el puerto de Veracruz, pensando en dar la bienvenida a sus congéneres, subieron al barco, donde fueron tomados prisioneros por los piratas ingleses.
Hawkins ordenó a sus hombres reunir provisiones para emprender la retirada y eso hicieron, pero la casualidad que antes los había beneficiado, ahora se puso en su contra. En el horizonte se alcanzaba a ver a la legítima “Flota del tesoro”, la cual se dirigía sin miramientos rumbo a Veracruz.
Cuando el capitán Luján dio aviso de la situación al virrey Henríquez, este solicitó parlamentar con Hawkins.
El acuerdo era el siguiente: los ingleses tendrían el control de San Juan de Ulúa y los españoles del puerto principal de Veracruz. El objetivo era evitar a toda costa un conflicto armado.
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Ironías de la vida, los piratas mantuvieron su palabra, sin embargo, los oficiales traicionaron el pacto.
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El 23 de septiembre de 1568, las tropas españolas atacaron sin previo aviso a los piratas, dando inició a la Batalla de Ulúa, donde los ingleses perdieron y tuvieron que huir. Desde ese momento y hasta su muerte, Hawkins odio con toda su fuerza a la corona española.
En conclusión, a lo largo de la historia, movidos por la ambición o por las inclemencias del tiempo, los piratas franceses e ingleses arribaron a las costas de Campeche y de Veracruz, en el Golfo de México. A veces triunfaron en sus cometidos de saqueos y explosiones, pero en otras ocasiones, descubrieron en suelo mexicano que “a quien a hierro mata, a hierro muere”.