La mayoría de los habitantes de la zona conurbada de Tampico han sucumbido ante una torta de la barda. La fama de este platillo se ha extendido tanto en la región, que a su alrededor se ha conformado un “multiverso”. La torta de la barda ha sido transformada en jaiba, en corazón, en cocodrilo e incluso en rosca de reyes. ¿A qué se debe su evidente popularidad?
Quizás el platillo sea tan exitoso por la versatilidad de consumo. Una torta de la barda se puede disfrutar, con igual facilidad, en el desayuno, en la comida o en la cena.
¿Cómo surgieron las tortas de la barda?
De acuerdo al libro "Tortas de la barda para todos" de Alfonso de los Reyes Villarreal, la creación del platillo respondió a dos necesidades.
La primera, llevar pan a la mesa de la familia Bracamontes. La segunda, alimentar a la plantilla de estibadores del muelle, pertenecientes al Gremio Unido de Alijadores, y a los trabajadores del Sindicato de Ferrocarriles de la República Mexicana. Además, los viajeros de paso encontraban en el platillo un aliado para calmar el apetito.
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En 1948, José María Bracamontes, padre de familia, oriundo de Los Reyes, Michoacán, comenzó a vender tortas en la calle de Jesús García Corona, cerca de la entrada a la Aduana Marítima de Tampico, en un carro de madera semejante al de los trolelotes.
Las tortas, en un principio sin un nombre específico, pronto se denominaron “tortas alijadores”, para después convertirse en “tortas de la barda” en alusión al lugar donde estaban ubicadas.
En aquel, entonces, el pan francés, recién salido de un horno a base de leña, era untado con frijoles negros refritos, acompañado de sardinas en salsa roja, aguacate, cebolla, tomate y salsa verde machacada en molcajete.
¿Cuánto costaban y por qué cambió la receta?
En 1948, el precio de “las tortas alijadores” era de 10 centavos y se vendían de lunes a sábado de las 07:00 a las 14:00 horas en “La barda” cercana a la Aduana. El costo del platillo fue aumentando de manera progresiva, hasta 1970, cuando comenzó a valer un peso.
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Acorde a Villarreal, el aumento de precio estuvo acompañado de la transformación de la receta original a mediados de la década de 1960, momento en que la sardina fue retirada y se añadió queso de puerco, jamón, queso amarillo, queso blanco, chorizo y chicharrón en salsa verde. De igual manera, el pan francés elaborado a mano y cocido al horno fue sustituido por pan industrializado.
En la actualidad, este platillo se ha vuelto un referente cultural, gastronómico y económico de la región. Son múltiples los establecimientos que lo ofrecen en un rango de precios entre los 35 a los 55 pesos. La torta de la barda es tan famosa, que la elaboración se ha ramificado en diversas innovaciones gastronómicas.
El multiverso de las tortas de la barda
En la zona conurbada de Tampico, además de la popular torta de la barda, existen otras variaciones. Por ejemplo, está la torta de la barda en forma de corazón, cocodrilo o jaiba. En ambos casos los ingredientes predominantes del platillo se mantienen, lo que varía es la forma del bolillo o de la margarita.
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El objetivo de estas presentaciones es integrar diversas referencias turísticas de la ciudad. La torta de la barda nació aquí, la Laguna del Carpintero es hábitat de cocodrilos y a Tampico se le conoce por el título no oficial de “el puerto jaibo”.
De igual manera, está “la rosca de la barda”: un pan circular preparado con los ingredientes habituales, que se vende durante la temporada de enero, como una alternativa a la rosca de reyes de sabor dulce.
Alrededor de la torta de la barda, en Tampico, Madero y Altamira, se conformó un “multiverso”. El éxito del platillo es tal que incluso parejas de recién casados deciden hacer de él, el alimento principal de su banquete de bodas.