/ sábado 1 de febrero de 2020

Así Vivieron | Para presumir el nuevo mercado municipal de Tampico

Mis padres acostumbraban los fines de semana hacer las compras de casa en los mercados municipales Hidalgo, Juárez y Madero...

Nunca entendí porque estando en un solo lugar llevaban diferentes nombres; ellos acudían ahí porque conseguían productos frescos y a menor precio.

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En ese centro de abasto todo se mezclaba, en los lodosos pasillos que eran un verdadero laberinto, se ofertaban las frutas, verduras, las carnes, los condimentos, los abarrotes, las hierbas comestibles y medicinales, ropa mercería, como también los expendios de alimentos de todo tipo.

En el mercado concurrían todo tipo de personas, era muy común ver a los dueños de las misceláneas o tienditas de las colonias, restauranteros, también el visitante que llegaban en autobuses foráneos del norte de Veracruz y asistían de manera frecuente o incluso también los barcos que anclaban en el puerto y sus tripulantes aprovechaban para abastecerse, así también quienes con poco dinero proveían sus hogares.

Personajes que le daban vida y folclor al mercado eran los cargadores, con sus diablitos transportaban mercancías en rejas de madera y costales por los estrechos pasadizos y al grito de, “¡aguas, golpe, golpe!…” se abrían paso entre los compradores. También me llamaba la atención la mezcla de los olores, al caminar por los locales, se aspiraban las humeantes ollas de menudo, los caldos de mariscos, los pescados fritos, la barbacoa, los cocteles de productos del mar, los condimentos y chiles secos; los jamones y quesos, el pan recién horneado, el café recién tostado y molido; pero por desgracia lo que más destacaba eran los olores nauseabundos que despedía el drenaje del mercado.

Así era ese popular centro abastecedor, esa interacción entre oferentes y marchantes, era el punto de encuentro con el comercio del Tampico antiguo, que a pesar de los años y lo desgastado de sus mismas instalaciones, la concurrencia no disminuía.

Los mercados municipales como atractivo político fue blanco perfecto para que en su momento todo tipo de políticos en campaña prometían la modernización de ese centro de abasto para conseguir votos en las elecciones, pero como siempre, al final ese propósito quedaba solo en buenas intenciones; cuando se le preguntaba al funcionario público porque no se concretaba ese proyecto, no dudaban en decir, que los locatarios no se ponían de acuerdo, que todo lo quieren gratis y el mismo político advertía que el que negociaba con los dirigentes de los mercados terminaba desgastado, por esas razones por años y años se deterioró ese punto del pequeño comercio formal.

A partir de la remodelación del Centro Histórico, la zona de los mercados que estaba a unos pocos pasos contrastaba por su mal aspecto, las autoridades entendieron que no había más opción que concretar la reconstrucción de ese lugar. Fue el 28 de octubre del 2015 cuando se dio el banderazo de arranque de la obra, que al día de hoy están prácticamente terminados, han pasado 52 meses y tres alcaldes han sido protagonistas en esa anhelada obra; primero Gustavo Torres Salinas quien presentó el proyecto, inició las negociaciones con los locatarios para convencerlos y reubicarlos e inició la mega construcción; posteriormente Magdalena Peraza Guerra que en sus dos años de administración simplemente no mostró interés y actualmente Jesús Nader Nasrallah quien tomó la obra literalmente abandonada, supo darle agilidad y prontitud para conseguir los recursos y concluir la edificación que le dará nueva vida en todos los aspectos a esa zona que se ubica en el corazón de Tampico.

El mercado municipal es ya una realidad a unos pocos días que inicie operaciones será un atractivo para quien gusta de asistir, hacer sus compras en ese lugar, como también un punto digno para que el turismo lo visite; para los tampiqueños es un orgullo ver el resurgimiento del centro histórico de manera integral para presumir esa zona colindante con el río Pánuco.

  • @jorgevelavi
  • Jorge Vela Villarreal
  • jorgeluisvelavilla@gmail.com
  • Mis padres acostumbraban los fines de semana hacer las compras de casa en los mercados municipales Hidalgo, Juárez y Madero...

    Nunca entendí porque estando en un solo lugar llevaban diferentes nombres; ellos acudían ahí porque conseguían productos frescos y a menor precio.

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    En ese centro de abasto todo se mezclaba, en los lodosos pasillos que eran un verdadero laberinto, se ofertaban las frutas, verduras, las carnes, los condimentos, los abarrotes, las hierbas comestibles y medicinales, ropa mercería, como también los expendios de alimentos de todo tipo.

    En el mercado concurrían todo tipo de personas, era muy común ver a los dueños de las misceláneas o tienditas de las colonias, restauranteros, también el visitante que llegaban en autobuses foráneos del norte de Veracruz y asistían de manera frecuente o incluso también los barcos que anclaban en el puerto y sus tripulantes aprovechaban para abastecerse, así también quienes con poco dinero proveían sus hogares.

    Personajes que le daban vida y folclor al mercado eran los cargadores, con sus diablitos transportaban mercancías en rejas de madera y costales por los estrechos pasadizos y al grito de, “¡aguas, golpe, golpe!…” se abrían paso entre los compradores. También me llamaba la atención la mezcla de los olores, al caminar por los locales, se aspiraban las humeantes ollas de menudo, los caldos de mariscos, los pescados fritos, la barbacoa, los cocteles de productos del mar, los condimentos y chiles secos; los jamones y quesos, el pan recién horneado, el café recién tostado y molido; pero por desgracia lo que más destacaba eran los olores nauseabundos que despedía el drenaje del mercado.

    Así era ese popular centro abastecedor, esa interacción entre oferentes y marchantes, era el punto de encuentro con el comercio del Tampico antiguo, que a pesar de los años y lo desgastado de sus mismas instalaciones, la concurrencia no disminuía.

    Los mercados municipales como atractivo político fue blanco perfecto para que en su momento todo tipo de políticos en campaña prometían la modernización de ese centro de abasto para conseguir votos en las elecciones, pero como siempre, al final ese propósito quedaba solo en buenas intenciones; cuando se le preguntaba al funcionario público porque no se concretaba ese proyecto, no dudaban en decir, que los locatarios no se ponían de acuerdo, que todo lo quieren gratis y el mismo político advertía que el que negociaba con los dirigentes de los mercados terminaba desgastado, por esas razones por años y años se deterioró ese punto del pequeño comercio formal.

    A partir de la remodelación del Centro Histórico, la zona de los mercados que estaba a unos pocos pasos contrastaba por su mal aspecto, las autoridades entendieron que no había más opción que concretar la reconstrucción de ese lugar. Fue el 28 de octubre del 2015 cuando se dio el banderazo de arranque de la obra, que al día de hoy están prácticamente terminados, han pasado 52 meses y tres alcaldes han sido protagonistas en esa anhelada obra; primero Gustavo Torres Salinas quien presentó el proyecto, inició las negociaciones con los locatarios para convencerlos y reubicarlos e inició la mega construcción; posteriormente Magdalena Peraza Guerra que en sus dos años de administración simplemente no mostró interés y actualmente Jesús Nader Nasrallah quien tomó la obra literalmente abandonada, supo darle agilidad y prontitud para conseguir los recursos y concluir la edificación que le dará nueva vida en todos los aspectos a esa zona que se ubica en el corazón de Tampico.

    El mercado municipal es ya una realidad a unos pocos días que inicie operaciones será un atractivo para quien gusta de asistir, hacer sus compras en ese lugar, como también un punto digno para que el turismo lo visite; para los tampiqueños es un orgullo ver el resurgimiento del centro histórico de manera integral para presumir esa zona colindante con el río Pánuco.

  • @jorgevelavi
  • Jorge Vela Villarreal
  • jorgeluisvelavilla@gmail.com