/ viernes 21 de mayo de 2021

Con café y a media luz | De contiendas a pleitos

El 6 de junio está cada vez más cercano. Se antoja, como decían los abuelos, que ya está “a la vuelta de la esquina” y, con él, llegará la jornada electoral más grande e importante de la historia contemporánea de nuestro país. Los ánimos al interior de los equipos de campaña se encuentran cada vez más caldeados y, aunque aseguran que todos y cada uno de ellos se están comportando a la “altura de las circunstancias”, la realidad es que en las redes sociales se está viviendo la jornada de descréditos más vergonzosa de la que se haya tenido cuenta en esta etapa “realmente” democrática – como dicen algunos – de México.

Empero, conforme los días han transcurrido, la contienda de argumentos ha migrado a una especie de violencia velada a lo largo y ancho del territorio nacional. Y eso último lo escribo con mucha prudencia porque, según la zona en que se desarrolle el suceso de agresión, tanto puede ser calificado desde “normal” y “común” debido a la época de campaña, como desproporcionado porque se ampara en la sinrazón y en la falta de civilidad y cordura que debería caracterizar a cualquier individuo pensante y responsable de las consecuencias de sus actos.

Por increíble que parezca, en algunos puntos de la República Mexicana una buena cantidad de candidatos y personajes de renombre en los equipos de campaña han solicitado a través de diferentes instancias, el ser dotados con equipos de protección, así como con personal calificado y autorizado para la portación de armas como parte de su salvaguarda, debido a las constantes amenazas de las que han sido objeto.

Cabe hacer mención que, varios de ellos, han asegurado a los medios de comunicación de su respectiva localidad, que las intimidaciones lo mismo pueden provenir de los equipos de campaña de los rivales en turno, como por parte de miembros de alguna célula delincuencial arraigada en el lugar, que tiene intereses y compromisos pactados con otras entidades, personajes y más de diferente índole a las que representa el amedrentado, razón suficiente para “invitarlo” amablemente a que desista de su intento por llegar a ocupar un cargo de elección popular.

Así, hemos escuchado y visto a través de los diferentes medios de comunicación masiva y, en especial, de las redes sociales que esta práctica de “violencia”, está siendo cada vez más recurrente, en especial en lugares como el norte del país – refiero a la franja fronteriza –, en las zonas alejadas de las montañas de Guerrero, en la profundidad de Chiapas, e incluso, en la zona huasteca centro y sur de San Luis Potosí. Estas últimas que tienen un considerable número de pobladores indígenas.

Debo reconocer que me llama la atención de forma especial una relación proporcional entre el alejamiento que pueda existir de un determinado municipio y las características de este – ubicación, población, actividades económicas, etcétera – y la percepción con el acto de violencia, tanto en el grado de tentativa como en la comisión, incluso, del homicidio. Pues mientras más “lejano” se considere este lugar de la capital del país, las amenazas en lugar de considerarse como un fenómeno social serio que se debe erradicar, son tomadas a burla o juego que se debe aceptar por los participantes por el mero hecho de vivir en el contexto de la política local.

En una zona conurbada como la que conforman Tampico, Ciudad Madero y Altamira, nos hemos escandalizado por las difamaciones proferidas en contra de cada uno de los candidatos de sus respectivos partidos. Nos molestan y nos agravian las notas falsas que se generan sin control alguno en las redes sociales y que difaman a aquel personaje por el que sentimos simpatía. Indicamos que este tipo de actos es reprobable en una contienda en la que la argumentación prospectiva en bien de una ciudad y su pueblo, debe ser la protagonista innegable que permita madurar un juicio que, a la postre, quede signado con el número de votos contabilizados en las urnas.

Y, además, aseguramos con talante que, el hecho de brincar los límites de la civilidad, convierte a una contienda democrática de gran valor para la vida de una sociedad, en un pleito bajo e indigno; en una pelea de individuos que, haciendo gala de su carente prudencia para dirigirse como personas, aseguran que son la mejor opción para dirigir a una comunidad. ¡Que irónico! ¿No cree?

Lo más lamentable es que lo que en aquellos lugares está terminado con la vida de las personas – olvídese de la carrera política – empezó exactamente igual que como estamos aquí: De los descréditos a los enfrentamientos físicos, de estos últimos a las amenazas y, posteriormente, a los hechos macabros que hoy enlutan a familias.

En nuestra región, de forma tácita, ya se llegó al segundo momento, el de los enfrentamientos físicos y verbales. Ya sea por asistir a un evento a “chacalear” votantes o por descubrir un camión con despensas, lo cierto es que ya hubo empellones y alegatos entre los miembros de los equipos y entre los simpatizantes de ciertos políticos.

No me gustaría saber que también las amenazas ya son detalles que ocurren en nuestra zona porque sería signo de estar muy cerca de los eventos lamentables y sería prueba indiscutible de que aún somos una sociedad inmadura muy distante de ser participativa y demócrata que, durante años deseó escuchar que era buena y sabia y hoy, cuando alguien ya se lo dijo, pareciera que “perdió piso” y, ante la ceguera, se ha visto involucrada en una carrera sin freno por la obtención de un determinado puesto, sin importar, a costa de qué tenga que derrotar a su rival.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día

El 6 de junio está cada vez más cercano. Se antoja, como decían los abuelos, que ya está “a la vuelta de la esquina” y, con él, llegará la jornada electoral más grande e importante de la historia contemporánea de nuestro país. Los ánimos al interior de los equipos de campaña se encuentran cada vez más caldeados y, aunque aseguran que todos y cada uno de ellos se están comportando a la “altura de las circunstancias”, la realidad es que en las redes sociales se está viviendo la jornada de descréditos más vergonzosa de la que se haya tenido cuenta en esta etapa “realmente” democrática – como dicen algunos – de México.

Empero, conforme los días han transcurrido, la contienda de argumentos ha migrado a una especie de violencia velada a lo largo y ancho del territorio nacional. Y eso último lo escribo con mucha prudencia porque, según la zona en que se desarrolle el suceso de agresión, tanto puede ser calificado desde “normal” y “común” debido a la época de campaña, como desproporcionado porque se ampara en la sinrazón y en la falta de civilidad y cordura que debería caracterizar a cualquier individuo pensante y responsable de las consecuencias de sus actos.

Por increíble que parezca, en algunos puntos de la República Mexicana una buena cantidad de candidatos y personajes de renombre en los equipos de campaña han solicitado a través de diferentes instancias, el ser dotados con equipos de protección, así como con personal calificado y autorizado para la portación de armas como parte de su salvaguarda, debido a las constantes amenazas de las que han sido objeto.

Cabe hacer mención que, varios de ellos, han asegurado a los medios de comunicación de su respectiva localidad, que las intimidaciones lo mismo pueden provenir de los equipos de campaña de los rivales en turno, como por parte de miembros de alguna célula delincuencial arraigada en el lugar, que tiene intereses y compromisos pactados con otras entidades, personajes y más de diferente índole a las que representa el amedrentado, razón suficiente para “invitarlo” amablemente a que desista de su intento por llegar a ocupar un cargo de elección popular.

Así, hemos escuchado y visto a través de los diferentes medios de comunicación masiva y, en especial, de las redes sociales que esta práctica de “violencia”, está siendo cada vez más recurrente, en especial en lugares como el norte del país – refiero a la franja fronteriza –, en las zonas alejadas de las montañas de Guerrero, en la profundidad de Chiapas, e incluso, en la zona huasteca centro y sur de San Luis Potosí. Estas últimas que tienen un considerable número de pobladores indígenas.

Debo reconocer que me llama la atención de forma especial una relación proporcional entre el alejamiento que pueda existir de un determinado municipio y las características de este – ubicación, población, actividades económicas, etcétera – y la percepción con el acto de violencia, tanto en el grado de tentativa como en la comisión, incluso, del homicidio. Pues mientras más “lejano” se considere este lugar de la capital del país, las amenazas en lugar de considerarse como un fenómeno social serio que se debe erradicar, son tomadas a burla o juego que se debe aceptar por los participantes por el mero hecho de vivir en el contexto de la política local.

En una zona conurbada como la que conforman Tampico, Ciudad Madero y Altamira, nos hemos escandalizado por las difamaciones proferidas en contra de cada uno de los candidatos de sus respectivos partidos. Nos molestan y nos agravian las notas falsas que se generan sin control alguno en las redes sociales y que difaman a aquel personaje por el que sentimos simpatía. Indicamos que este tipo de actos es reprobable en una contienda en la que la argumentación prospectiva en bien de una ciudad y su pueblo, debe ser la protagonista innegable que permita madurar un juicio que, a la postre, quede signado con el número de votos contabilizados en las urnas.

Y, además, aseguramos con talante que, el hecho de brincar los límites de la civilidad, convierte a una contienda democrática de gran valor para la vida de una sociedad, en un pleito bajo e indigno; en una pelea de individuos que, haciendo gala de su carente prudencia para dirigirse como personas, aseguran que son la mejor opción para dirigir a una comunidad. ¡Que irónico! ¿No cree?

Lo más lamentable es que lo que en aquellos lugares está terminado con la vida de las personas – olvídese de la carrera política – empezó exactamente igual que como estamos aquí: De los descréditos a los enfrentamientos físicos, de estos últimos a las amenazas y, posteriormente, a los hechos macabros que hoy enlutan a familias.

En nuestra región, de forma tácita, ya se llegó al segundo momento, el de los enfrentamientos físicos y verbales. Ya sea por asistir a un evento a “chacalear” votantes o por descubrir un camión con despensas, lo cierto es que ya hubo empellones y alegatos entre los miembros de los equipos y entre los simpatizantes de ciertos políticos.

No me gustaría saber que también las amenazas ya son detalles que ocurren en nuestra zona porque sería signo de estar muy cerca de los eventos lamentables y sería prueba indiscutible de que aún somos una sociedad inmadura muy distante de ser participativa y demócrata que, durante años deseó escuchar que era buena y sabia y hoy, cuando alguien ya se lo dijo, pareciera que “perdió piso” y, ante la ceguera, se ha visto involucrada en una carrera sin freno por la obtención de un determinado puesto, sin importar, a costa de qué tenga que derrotar a su rival.

¡Y hasta aquí!, pues como decía cierto periodista: “El tiempo apremia y el espacio se agota”

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, será un gran día