/ domingo 22 de noviembre de 2020

El universo de Maxwell | Jocelyn Bell

En 1967 una joven estudiante norirlandesa pasaba los días escudriñando el universo como parte de su tesis doctoral. Utilizaba un moderno radiotelescopio, y un día detectó unas señales que llegaban desde los confines del Cosmos, lo cual resultó ser uno de los sucesos más importantes de la astrofísica en el siglo XX.

Gracias a lo anterior, su asesor de tesis recibió el Premio Nobel, pero a ella le fue negado, muy probablemente por ser una mujer joven que apenas se iniciaba en la investigación. Sobre la vida de esta científica y su contribución a la ciencia hablaremos en esta ocasión.

PRIMEROS AÑOS

Susan Jocelyn Bell nació el 15 de julio de 1943, en Belfast, Irlanda del Norte, en el seno de una familia de cuáqueros. Su padre era un arquitecto que trabajó en el diseño del Planetario Armagh, por lo tanto, la casa estaba llena de libros de astronomía y el señor Bell le inculcó el amor por la ciencia.

Sus padres tuvieron que protestar en la escuela para que a Jocelyn se le permitiera asistir a las clases de ciencias, ya que a las niñas les estaban vedadas, y debían tomar en cambio los cursos de cocina y costura. Sin embargo, Jocelyn no destacó al inicio de sus estudios, de hecho, reprobó el examen 11+, el cual se aplicaba a los niños al terminar la primaria.

Sus padres deciden enviarla a un curso de verano en una escuela de cuáqueros con el fin de prepararla para su ingreso a la educación secundaria. Aquí conoce al profesor Tillott, que impartía el curso de Física y quien marcaría su vida. Con él aprendió que no era necesario memorizar datos y más datos, sino que aprendiendo los correctos, podía después resolver muchos problemas.

Jocelyn ingresó a la Universidad de Glasgow y en 1965 obtuvo la Licenciatura en Física. Durante toda la carrera fue la única mujer del grupo, y tenía que soportar la tradición de que, cada vez que entraba en el salón de clases, todos sus compañeros golpeaban las mesas y el suelo mientras silbaban. En 1969 comenzó sus estudios de doctorado en la Universidad de Cambridge. Su tesis doctoral estuvo bajo la dirección del Dr. Antony Hewish.

DESCUBRIMIENTO

Durante sus estudios de doctorado Jocelyn colaboró en la construcción de un radiotelescopio diseñado para explorar los cuásares (cuerpos celestes de pequeño diámetro y gran luminosidad, que emiten grandes cantidades de radiación en todas las frecuencias), que habían sido descubiertos recientemente.

Su trabajo consistía en analizar la enorme cantidad de datos impresos en papel –aproximadamente 30 metros por día–, con el fin de detectar información de los cuásares. Después de varias semanas de análisis, se dio cuenta de que aparecían unos pulsos a una frecuencia de uno por segundo, que no correspondían a los emitidos por los cuásares.

Jocelyn llamó inicialmente a las señales desconocidas “LGM1”, acrónimo de Little Green Men 1 (hombrecitos verdes, en inglés), ya que llegó a pensar que podía tratarse de señales emitidas por una inteligencia extraterrestre. Su director de tesis, el Dr. Hewish, intentó convencerla de que dejara de investigar en ese tema.

Posteriormente, indentificaron la fuente de las señales como estrellas de neutrones de rápida rotación, a las que denominaron púlsares (acrónimo en inglés de “pulsating star”, estrella pulsante). A Jocelyn no se le dio el reconocimiento debido, y ni siquiera la invitaban a las reuniones en las que debatían sobre el tema y la manera de hacerlo público.

En 1968 el descubrimiento fue publicado en el artículo “Observation of a Rapidly Pulsating Radio Source” (Observación de una fuente de radio de pulsación rápida) en la prestigiosa revista Nature. Aparecieron como autores cinco científicos, Jocelyn en segundo lugar, después del Dr. Hewish.

PREMIO NOBEL

En 1974 la Real Academia de las Ciencias de Suecia concedió el Premio Nobel de Física a Martin Ryle y a Antony Hewish “por sus investigaciones pioneras en la astrofísica de radio”, en particular a Hewish por su papel decisivo en el descubrimiento de los púlsares.

Aunque hubo una gran controversia y reclamos por parte de la comunidad científica, que pensaba que Jocelyn también merecía el Nobel (la Academia puede premiar hasta tres personas por categoría), Jocelyn mantuvo una actitud positiva, nunca hubo rencor ni frustración de su parte por este hecho.

Jocelyn incluso le dio la razón al Comité del Premio, al declarar que ella era simplemente una tesista y que la responsabilidad de su descubrimiento, así como de su análisis recaían en su director de tesis doctoral. Podemos comentar que actualmente Jocelyn es más conocida y ha recibido más reconocimientos que los científicos que fueron premiados con el Nobel.

RECONOCIMIENTOS

Jocelyn Bell ha sido profesora en varias universidades. Ha recibido una gran cantidad de reconocimientos, entre ellos podemos destacar los de la Royal Society, la Royal Astronomical Society, la American Astronomical Society y la UNESCO. Asimismo, se le han otorgado Doctorados Honoris Causa en las principales universidades del mundo.

VIDA PERSONAL

En 1968, poco después de su descubrimiento de los púlsares, Jocelyn se casó con Martin Burnell. Recuerda que la gente no le dio importancia a su contribución a la astrofísica y la felicitaban más por su matrimonio. La pareja tuvo un hijo, quien también es un destacado científico, y se divorció en 1993.

Practica la religión cuáquera en la que dan una interpretación individual y libre a la Biblia, y nunca ha visto ningún conflicto entre ciencia y religión. Siempre ha comentado que fue benéfico para su carrera no haber recibido el Nobel. Ha luchado durante toda su vida profesional por ampliar el número de mujeres que se dedican a la ciencia, y contra cualquier tipo de discriminación.

LEGADO

Jocelyn Bell le ha dejado a las nuevas generaciones varias enseñanzas: primero, que no debes de rendirte si en algún momento repruebas un examen importante, tampoco si no recibes el reconocimiento correspondiente por algún logro y, en especial, que puedes sobreponerte a las adversidades y a cualquier tipo de discriminación. Todo esto sin guardar ningún tipo de rencor ni sentir frustración.

Actualmente, Jocelyn Bell es profesora visitante en la Universidad de Oxford. Está convencida de que un grupo de trabajo en el que hay hombres y mujeres de distintas razas, clases sociales y creencias es más productivo. Dejemos aquí el reconocimiento para esta gran científica y a sus padres, que protestaron abiertamente para que su hija tuviera acceso a las clases de ciencias, y no sólo a las de costura y cocina.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com

En 1967 una joven estudiante norirlandesa pasaba los días escudriñando el universo como parte de su tesis doctoral. Utilizaba un moderno radiotelescopio, y un día detectó unas señales que llegaban desde los confines del Cosmos, lo cual resultó ser uno de los sucesos más importantes de la astrofísica en el siglo XX.

Gracias a lo anterior, su asesor de tesis recibió el Premio Nobel, pero a ella le fue negado, muy probablemente por ser una mujer joven que apenas se iniciaba en la investigación. Sobre la vida de esta científica y su contribución a la ciencia hablaremos en esta ocasión.

PRIMEROS AÑOS

Susan Jocelyn Bell nació el 15 de julio de 1943, en Belfast, Irlanda del Norte, en el seno de una familia de cuáqueros. Su padre era un arquitecto que trabajó en el diseño del Planetario Armagh, por lo tanto, la casa estaba llena de libros de astronomía y el señor Bell le inculcó el amor por la ciencia.

Sus padres tuvieron que protestar en la escuela para que a Jocelyn se le permitiera asistir a las clases de ciencias, ya que a las niñas les estaban vedadas, y debían tomar en cambio los cursos de cocina y costura. Sin embargo, Jocelyn no destacó al inicio de sus estudios, de hecho, reprobó el examen 11+, el cual se aplicaba a los niños al terminar la primaria.

Sus padres deciden enviarla a un curso de verano en una escuela de cuáqueros con el fin de prepararla para su ingreso a la educación secundaria. Aquí conoce al profesor Tillott, que impartía el curso de Física y quien marcaría su vida. Con él aprendió que no era necesario memorizar datos y más datos, sino que aprendiendo los correctos, podía después resolver muchos problemas.

Jocelyn ingresó a la Universidad de Glasgow y en 1965 obtuvo la Licenciatura en Física. Durante toda la carrera fue la única mujer del grupo, y tenía que soportar la tradición de que, cada vez que entraba en el salón de clases, todos sus compañeros golpeaban las mesas y el suelo mientras silbaban. En 1969 comenzó sus estudios de doctorado en la Universidad de Cambridge. Su tesis doctoral estuvo bajo la dirección del Dr. Antony Hewish.

DESCUBRIMIENTO

Durante sus estudios de doctorado Jocelyn colaboró en la construcción de un radiotelescopio diseñado para explorar los cuásares (cuerpos celestes de pequeño diámetro y gran luminosidad, que emiten grandes cantidades de radiación en todas las frecuencias), que habían sido descubiertos recientemente.

Su trabajo consistía en analizar la enorme cantidad de datos impresos en papel –aproximadamente 30 metros por día–, con el fin de detectar información de los cuásares. Después de varias semanas de análisis, se dio cuenta de que aparecían unos pulsos a una frecuencia de uno por segundo, que no correspondían a los emitidos por los cuásares.

Jocelyn llamó inicialmente a las señales desconocidas “LGM1”, acrónimo de Little Green Men 1 (hombrecitos verdes, en inglés), ya que llegó a pensar que podía tratarse de señales emitidas por una inteligencia extraterrestre. Su director de tesis, el Dr. Hewish, intentó convencerla de que dejara de investigar en ese tema.

Posteriormente, indentificaron la fuente de las señales como estrellas de neutrones de rápida rotación, a las que denominaron púlsares (acrónimo en inglés de “pulsating star”, estrella pulsante). A Jocelyn no se le dio el reconocimiento debido, y ni siquiera la invitaban a las reuniones en las que debatían sobre el tema y la manera de hacerlo público.

En 1968 el descubrimiento fue publicado en el artículo “Observation of a Rapidly Pulsating Radio Source” (Observación de una fuente de radio de pulsación rápida) en la prestigiosa revista Nature. Aparecieron como autores cinco científicos, Jocelyn en segundo lugar, después del Dr. Hewish.

PREMIO NOBEL

En 1974 la Real Academia de las Ciencias de Suecia concedió el Premio Nobel de Física a Martin Ryle y a Antony Hewish “por sus investigaciones pioneras en la astrofísica de radio”, en particular a Hewish por su papel decisivo en el descubrimiento de los púlsares.

Aunque hubo una gran controversia y reclamos por parte de la comunidad científica, que pensaba que Jocelyn también merecía el Nobel (la Academia puede premiar hasta tres personas por categoría), Jocelyn mantuvo una actitud positiva, nunca hubo rencor ni frustración de su parte por este hecho.

Jocelyn incluso le dio la razón al Comité del Premio, al declarar que ella era simplemente una tesista y que la responsabilidad de su descubrimiento, así como de su análisis recaían en su director de tesis doctoral. Podemos comentar que actualmente Jocelyn es más conocida y ha recibido más reconocimientos que los científicos que fueron premiados con el Nobel.

RECONOCIMIENTOS

Jocelyn Bell ha sido profesora en varias universidades. Ha recibido una gran cantidad de reconocimientos, entre ellos podemos destacar los de la Royal Society, la Royal Astronomical Society, la American Astronomical Society y la UNESCO. Asimismo, se le han otorgado Doctorados Honoris Causa en las principales universidades del mundo.

VIDA PERSONAL

En 1968, poco después de su descubrimiento de los púlsares, Jocelyn se casó con Martin Burnell. Recuerda que la gente no le dio importancia a su contribución a la astrofísica y la felicitaban más por su matrimonio. La pareja tuvo un hijo, quien también es un destacado científico, y se divorció en 1993.

Practica la religión cuáquera en la que dan una interpretación individual y libre a la Biblia, y nunca ha visto ningún conflicto entre ciencia y religión. Siempre ha comentado que fue benéfico para su carrera no haber recibido el Nobel. Ha luchado durante toda su vida profesional por ampliar el número de mujeres que se dedican a la ciencia, y contra cualquier tipo de discriminación.

LEGADO

Jocelyn Bell le ha dejado a las nuevas generaciones varias enseñanzas: primero, que no debes de rendirte si en algún momento repruebas un examen importante, tampoco si no recibes el reconocimiento correspondiente por algún logro y, en especial, que puedes sobreponerte a las adversidades y a cualquier tipo de discriminación. Todo esto sin guardar ningún tipo de rencor ni sentir frustración.

Actualmente, Jocelyn Bell es profesora visitante en la Universidad de Oxford. Está convencida de que un grupo de trabajo en el que hay hombres y mujeres de distintas razas, clases sociales y creencias es más productivo. Dejemos aquí el reconocimiento para esta gran científica y a sus padres, que protestaron abiertamente para que su hija tuviera acceso a las clases de ciencias, y no sólo a las de costura y cocina.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com