/ domingo 15 de noviembre de 2020

El universo de Maxwell | Lise Meitner y la fisión nuclear

Lise Meitner nació el 7 de noviembre 1878, en Viena, Austria. Fue la tercera de ocho hijos de Philipp Meitner, uno de los primeros abogados austríacos de origen judío. Su casa era el punto de reunión de legisladores, intelectuales, abogados, así que creció en un ambiente lleno de cultura. En las tertulias Auguste, su hermana mayor, acostumbraba tocar el piano. Aunque Lise también dominaba este instrumento, sus intereses se empiezan a enfocar en las matemáticas y a la física.

A pesar de su interés por dedicarse a la ciencia, esto parecía un sueño, ya que en esa época las mujeres no tenían acceso a la educación superior, y solo podían estudiar hasta los catorce años. Podían desempeñarse como profesoras de idiomas para niñas, así que su padre la obligó a obtener el título de maestra de francés, para el caso de que no pudiera cumplir su anhelo de ser científica.

Lise poseía una gran fuerza de voluntad y, con el apoyo de sus padres, se preparó para presentar el examen Matura de ingreso a la Universidad de Viena. De los catorce aspirantes, solo cuatro lo aprobaron, entre ellos estaba Lise. Inicia sus estudios universitarios en 1901, enfocándose en matemáticas, pero al tener un desacuerdo con su profesor de esta materia, decide dedicarse a la física.

Asiste a clases con el físico teórico Ludwig Boltzmann, quien se vuelve una fuente de inspiración para Lise, debido a su gran calidad humana, su genio y la forma entusiasta de impartir su cátedra. Lamentablemente, Boltzmann se suicidó debido a una de las crisis de depresión que padecía.

En 1905, Lise se convierte en la segunda mujer en la historia de la Universidad de Viena en obtener el doctorado. Como homenaje a la memoria de Boltzmann, decide continuar su investigación en física, en particular en el tema de radiactividad.

BERLÍN

Una vez obtenido el grado de doctora, Lise rechaza una oferta para laborar en una fábrica de lámparas de gas e intenta, sin éxito, trabajar en Francia con Marie Curie. Por lo tanto, en 1907 –con el apoyo de su padre– decide ir a Berlín, para colaborar con el gran físico Max Planck (padre de la mecánica cuántica, una de las grandes aportaciones del siglo XX a la ciencia, junto con la teoría de la relatividad).

Max Planck fue un gran científico, pero de ninguna manera un promotor del feminismo. Aunque sentía respeto por ciertas mujeres, pensaba que a ellas les estaba asignado el rol de madres y amas de casa. Cuando Lise se presentó ante él, le dijo: “¡Pero si ya eres doctora! ¿Qué más quieres?”.

Sin embargo, Planck supo ver el genio en Lise y la aceptó en sus clases como oyente; posteriormente, la invitó a las tertulias que se realizaban en su casa, en donde se reunían sus alumnos, así como varios profesores y científicos. Era común que en esas reuniones Planck tocara el piano y Albert Einstein el violín.

En 1908 Lise conoce a otro de los grandes, el químico Ernest Rutherford, cuando se encontraba de paso por Berlín, después de haber recibido el Premio Nobel. Al ver a Lise exclamó: ¡Si yo creía que usted era un hombre! Posteriormente, Lise es presentada a Otto Hahn, un joven científico con quien formaría un excelente equipo de investigación por treinta años y cuya amistad duraría toda su vida.

En 1907 Hahn y Lise Meitner se mudan al Instituto de Química Kaiser-Wilhelm para realizar investigación. Sin embargo, solo el primero es contratado, ya que a Lise, por ser mujer, no le podían ofrecer un puesto como profesora o investigadora. Labora como invitada, sin cobrar un sueldo, además de que, como laboratorio, le ofrecen un sótano que anteriormente era la carpintería (de hecho, ni siquiera podía entrar por la misma puerta que sus compañeros varones).

Su labor se ve interrumpida por la Primera Guerra Mundial, en la que colabora en el Departamento de radiología de un hospital austríaco (curiosamente, otra gran científica, Marie Curie, ocupaba un puesto similar del otro lado de las trincheras). Al término de la Guerra, llegan ciertas mejoras en lo que a derechos de las mujeres se refiere. En 1922 se le permite impartir clases de Física y cuatro años después se convierte en la primera mujer en obtener el puesto de profesora en la Universidad de Berlín.

NAZISMO

Lise Meitner había sido bautizada en la Iglesia protestante, pero era de origen judío. Con la llegada de Hitler al poder, se inició una época de locura y odio. En los años anteriores se había sentido segura en Berlín, pero todo se complicó aún más con la anexión de Austria al Tercer Reich. Se le impidió impartir clases y laborar en la Universidad, pero además, tenía prohibido salir del país.

Con ayuda de su amigo, Otto Hahn, en 1938 escapa de Alemania hacia Holanda. Hahn le da un anillo, herencia de su madre, para que sobornara a los guardias en caso de que fuera necesario (no fue así y el anillo lo utilizó la esposa de su sobrino años después). No encontró ayuda en Holanda y se dirigió a Dinamarca, a casa de Niels Bohr (otro grande de la química).

Como parte del equipo de Bohr trabajaba el hijo de su hermana, Otto Frisch, quien también era físico. Posteriormente, Lise se traslada a Estocolmo, Suecia, donde consigue un empleo en el laboratorio del científico Manne Siegbahn (a pesar de que este también tenía fuertes prejuicios respecto al papel de las mujeres en la ciencia). Lise mantiene contacto con Bohr y Frisch, así como con Hahn.

FISIÓN NUCLEAR

Antes de partir de Alemania, Lise y Hahn habían realizado varios experimentos en el bombardeo de núcleos atómicos con neutrones (descubiertos en 1932), pero esto se vio interrumpido con su huida de Alemania. En diciembre de 1938 Hahn le envió una carta en la que le reporta sus resultados, esperando que ella le diera una explicación.

Lise, junto con Otto Frisch, analiza los resultados de forma teórica. Descubrieron que, al romperse el núcleo, se liberaba una gran cantidad de energía. ¿De dónde podía salir ese gran poder? La respuesta la encontraron en la famosa ecuación de Albert Einstein, E=mc2, que dice que la energía es igual a la masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz. En el proceso se perdía una pequeña cantidad de masa que se convertía en una cantidad inmensa de energía.

Frisch propuso llamar al proceso “fisión nuclear” por analogía a la fisión celular. Posteriormente, tanto Lise Meitner como Otto Hahn publicaron sus resultados de forma independiente. Este descubrimiento le proporcionaba al país que la desarrollara, la posibilidad de contar con una bomba atómica de efectos inimaginables hasta el momento.

NOBEL

En 1944, mientras se desarrollaba el Proyecto Manhattan en los Estados Unidos, en el que Lise se rehusó a participar, ya que no quería saber nada de su aplicación en una bomba atómica, la Academia Sueca de Ciencias otorgaba el Premio Nobel de Química a Otto Hahn por el descubrimiento de la fisión nuclear.

No se hizo mención alguna ni se le dio reconocimiento al trabajo desarrollado por Lise Meitner, aunque Hahn sí la mencionó en su discurso de aceptación del Premio. Lise y Hahn fueron amigos toda la vida, pero ella siempre le reprochó que no se haya opuesto al nazismo.

LEGADO

Lise recibió múltiples reconocimientos y doctorados honoris causa. De hecho, fue nominada varias veces al Premio Nobel, pero nunca le fue concedido (muy probablemente por ser mujer). En 1949 se convirtió en ciudadana sueca, y en 1960 se retiró y se mudó al Reino Unido. Su trabajo fue vital para el inicio de la Era Atómica.

En sus últimos años padeció problemas del corazón y arterioesclerosis. Lise Meitner falleció el 27 de octubre de 1968, a la edad de 89 años. Fue enterrada en Hampshire, cerca de la tumba de su hermano Walter. Su sobrino Otto Frisch compuso su epitafio: “Lise Meitner, una física que nunca perdió su humanidad”. Dejemos el reconocimiento a esta gran mujer y a sus padres, quienes lucharon para que su hija tuviera acceso a la educación superior.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com

Lise Meitner nació el 7 de noviembre 1878, en Viena, Austria. Fue la tercera de ocho hijos de Philipp Meitner, uno de los primeros abogados austríacos de origen judío. Su casa era el punto de reunión de legisladores, intelectuales, abogados, así que creció en un ambiente lleno de cultura. En las tertulias Auguste, su hermana mayor, acostumbraba tocar el piano. Aunque Lise también dominaba este instrumento, sus intereses se empiezan a enfocar en las matemáticas y a la física.

A pesar de su interés por dedicarse a la ciencia, esto parecía un sueño, ya que en esa época las mujeres no tenían acceso a la educación superior, y solo podían estudiar hasta los catorce años. Podían desempeñarse como profesoras de idiomas para niñas, así que su padre la obligó a obtener el título de maestra de francés, para el caso de que no pudiera cumplir su anhelo de ser científica.

Lise poseía una gran fuerza de voluntad y, con el apoyo de sus padres, se preparó para presentar el examen Matura de ingreso a la Universidad de Viena. De los catorce aspirantes, solo cuatro lo aprobaron, entre ellos estaba Lise. Inicia sus estudios universitarios en 1901, enfocándose en matemáticas, pero al tener un desacuerdo con su profesor de esta materia, decide dedicarse a la física.

Asiste a clases con el físico teórico Ludwig Boltzmann, quien se vuelve una fuente de inspiración para Lise, debido a su gran calidad humana, su genio y la forma entusiasta de impartir su cátedra. Lamentablemente, Boltzmann se suicidó debido a una de las crisis de depresión que padecía.

En 1905, Lise se convierte en la segunda mujer en la historia de la Universidad de Viena en obtener el doctorado. Como homenaje a la memoria de Boltzmann, decide continuar su investigación en física, en particular en el tema de radiactividad.

BERLÍN

Una vez obtenido el grado de doctora, Lise rechaza una oferta para laborar en una fábrica de lámparas de gas e intenta, sin éxito, trabajar en Francia con Marie Curie. Por lo tanto, en 1907 –con el apoyo de su padre– decide ir a Berlín, para colaborar con el gran físico Max Planck (padre de la mecánica cuántica, una de las grandes aportaciones del siglo XX a la ciencia, junto con la teoría de la relatividad).

Max Planck fue un gran científico, pero de ninguna manera un promotor del feminismo. Aunque sentía respeto por ciertas mujeres, pensaba que a ellas les estaba asignado el rol de madres y amas de casa. Cuando Lise se presentó ante él, le dijo: “¡Pero si ya eres doctora! ¿Qué más quieres?”.

Sin embargo, Planck supo ver el genio en Lise y la aceptó en sus clases como oyente; posteriormente, la invitó a las tertulias que se realizaban en su casa, en donde se reunían sus alumnos, así como varios profesores y científicos. Era común que en esas reuniones Planck tocara el piano y Albert Einstein el violín.

En 1908 Lise conoce a otro de los grandes, el químico Ernest Rutherford, cuando se encontraba de paso por Berlín, después de haber recibido el Premio Nobel. Al ver a Lise exclamó: ¡Si yo creía que usted era un hombre! Posteriormente, Lise es presentada a Otto Hahn, un joven científico con quien formaría un excelente equipo de investigación por treinta años y cuya amistad duraría toda su vida.

En 1907 Hahn y Lise Meitner se mudan al Instituto de Química Kaiser-Wilhelm para realizar investigación. Sin embargo, solo el primero es contratado, ya que a Lise, por ser mujer, no le podían ofrecer un puesto como profesora o investigadora. Labora como invitada, sin cobrar un sueldo, además de que, como laboratorio, le ofrecen un sótano que anteriormente era la carpintería (de hecho, ni siquiera podía entrar por la misma puerta que sus compañeros varones).

Su labor se ve interrumpida por la Primera Guerra Mundial, en la que colabora en el Departamento de radiología de un hospital austríaco (curiosamente, otra gran científica, Marie Curie, ocupaba un puesto similar del otro lado de las trincheras). Al término de la Guerra, llegan ciertas mejoras en lo que a derechos de las mujeres se refiere. En 1922 se le permite impartir clases de Física y cuatro años después se convierte en la primera mujer en obtener el puesto de profesora en la Universidad de Berlín.

NAZISMO

Lise Meitner había sido bautizada en la Iglesia protestante, pero era de origen judío. Con la llegada de Hitler al poder, se inició una época de locura y odio. En los años anteriores se había sentido segura en Berlín, pero todo se complicó aún más con la anexión de Austria al Tercer Reich. Se le impidió impartir clases y laborar en la Universidad, pero además, tenía prohibido salir del país.

Con ayuda de su amigo, Otto Hahn, en 1938 escapa de Alemania hacia Holanda. Hahn le da un anillo, herencia de su madre, para que sobornara a los guardias en caso de que fuera necesario (no fue así y el anillo lo utilizó la esposa de su sobrino años después). No encontró ayuda en Holanda y se dirigió a Dinamarca, a casa de Niels Bohr (otro grande de la química).

Como parte del equipo de Bohr trabajaba el hijo de su hermana, Otto Frisch, quien también era físico. Posteriormente, Lise se traslada a Estocolmo, Suecia, donde consigue un empleo en el laboratorio del científico Manne Siegbahn (a pesar de que este también tenía fuertes prejuicios respecto al papel de las mujeres en la ciencia). Lise mantiene contacto con Bohr y Frisch, así como con Hahn.

FISIÓN NUCLEAR

Antes de partir de Alemania, Lise y Hahn habían realizado varios experimentos en el bombardeo de núcleos atómicos con neutrones (descubiertos en 1932), pero esto se vio interrumpido con su huida de Alemania. En diciembre de 1938 Hahn le envió una carta en la que le reporta sus resultados, esperando que ella le diera una explicación.

Lise, junto con Otto Frisch, analiza los resultados de forma teórica. Descubrieron que, al romperse el núcleo, se liberaba una gran cantidad de energía. ¿De dónde podía salir ese gran poder? La respuesta la encontraron en la famosa ecuación de Albert Einstein, E=mc2, que dice que la energía es igual a la masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz. En el proceso se perdía una pequeña cantidad de masa que se convertía en una cantidad inmensa de energía.

Frisch propuso llamar al proceso “fisión nuclear” por analogía a la fisión celular. Posteriormente, tanto Lise Meitner como Otto Hahn publicaron sus resultados de forma independiente. Este descubrimiento le proporcionaba al país que la desarrollara, la posibilidad de contar con una bomba atómica de efectos inimaginables hasta el momento.

NOBEL

En 1944, mientras se desarrollaba el Proyecto Manhattan en los Estados Unidos, en el que Lise se rehusó a participar, ya que no quería saber nada de su aplicación en una bomba atómica, la Academia Sueca de Ciencias otorgaba el Premio Nobel de Química a Otto Hahn por el descubrimiento de la fisión nuclear.

No se hizo mención alguna ni se le dio reconocimiento al trabajo desarrollado por Lise Meitner, aunque Hahn sí la mencionó en su discurso de aceptación del Premio. Lise y Hahn fueron amigos toda la vida, pero ella siempre le reprochó que no se haya opuesto al nazismo.

LEGADO

Lise recibió múltiples reconocimientos y doctorados honoris causa. De hecho, fue nominada varias veces al Premio Nobel, pero nunca le fue concedido (muy probablemente por ser mujer). En 1949 se convirtió en ciudadana sueca, y en 1960 se retiró y se mudó al Reino Unido. Su trabajo fue vital para el inicio de la Era Atómica.

En sus últimos años padeció problemas del corazón y arterioesclerosis. Lise Meitner falleció el 27 de octubre de 1968, a la edad de 89 años. Fue enterrada en Hampshire, cerca de la tumba de su hermano Walter. Su sobrino Otto Frisch compuso su epitafio: “Lise Meitner, una física que nunca perdió su humanidad”. Dejemos el reconocimiento a esta gran mujer y a sus padres, quienes lucharon para que su hija tuviera acceso a la educación superior.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com