/ sábado 8 de diciembre de 2018

La niña desnuda

Como lo señala la máxima: el tiempo lo compone todo; lo matiza, lo desvanece o lo ubica en su exacta dimensión...

Que en el momento de ocurrir el evento desafortunado para la humanidad no existía una explicación que justifique la conducta bárbara de algunas naciones. En todas las sociedades a lo largo de la historia, las emociones han sido útiles para ir configurando el carácter de las generaciones futuras. Gracias a este cúmulo de sentimientos que en cierta forma son efecto de las convenciones sociales se ha ido formulando un código legal y sobre todo moral que clasifica finalmente la perniciosa conducta de algunos países recurrentes en practicar lo que ya ha demostrado que el tiempo no tiene existencia eterna, como es la de construir un imperio sobre la miseria de los conquistados.

La realidad nos muestra que todos los imperios en la medida en que aumentan su poder y su radio de acción sus basamentos son corroídos por la inmoralidad, el genocidio y la barbarie, derrumbándose finalmente.

Acabo de ver en un portal de internet una importante colección de fotografías que se han convertido en auténticos iconos para que la memoria colectiva reflexione sobre los eventos criminales que a lo largo de nuestra vida han ido cometiendo las naciones imperiales. Entre las fotografías más vistas en internet está la legendaria imagen que del "Che" Guevara plasmara para la inmortalidad el célebre fotógrafo José Korda. Aparecen también fotografías deprimentes que enseñan la miseria humana y la decadente desigualdad que existe entre una y otra nación, por ejemplo esa fotografía en donde aparece postrado en el suelo un niño africano esquelético y a punto de perder la vida por inanición y a unos metros lo aguarda pacientemente un buitre para llegado el momento en que este niño pierda el último aliento de vida devorarlo como si fuera un pedazo de carroña más y no un ser humano.

A principios de los años 70, -cuando la guerra de Vietnam parecía ser una hecatombe sin fin- circuló en las primeras planes de los periódicos más importantes del mundo una fotografía (que forma parte del panel de iconos que se muestra en internet) donde aparecía una niña desnuda corriendo por el centro de la carretera perseguida por una gran nube negra que convertida en llamas finalmente para su desgracia la alcanzó. La fotografía de esta niña vietnamita fue transformada en bandera por las organizaciones antibelicistas del orbe, para demostrar la crueldad y lo espantoso que era la guerra de Vietnam, donde los "boinas verdes" utilizaban Napalm para destrozar seres humanos ante su impotencia de vencerlos.

Investigué sobre la identidad de esta menor que aparece en la fotografía y encontré que se llama Kim Phuc, y el fotógrafo alemán que hizo la fotografía universal es Nick Ut. Esta imagen demostraría y haría memorable la visión apocalíptica de la niña, corriendo desnuda delante de la nube negra, alcanzada finalmente por la llamarada. Durante varios años el mundo no supo si esta menor había muerto o seguía con vida en Vietnam.

La historia nos dice que fue internada en un hospital por la gravedad de sus quemaduras, en el que duró catorce meses en Saigón. Después ella contó que vio el avión descender sobre la carretera y la bomba incendiaria que se desprendía de sus alas. Le hicieron 18 operaciones para injertarle piel nueva; su cuerpo prácticamente fue remodelado.

Lo que esta niña no sabía es que en medio del infinito de la miseria humana su fotografía generó en numerosas ciudades norteamericanas manifestaciones contra la guerra de Vietnam, que finalmente perdieron los Estados Unidos en 1975, cuando el embajador norteamericano en forma cobarde escapó por la parte trasera de la embajada para no caer víctima del heroico comportamiento de los guerrilleros vietnamitas. La fotografía se transformó en un mito, que le hizo imposible la vida a esta niña prodigiosa, que tuvo la oportunidad de volver a nacer y que ahora lucha contra la curiosidad morbosa de todo el mundo que quería conocerla mejor.

Buscando un refugio de esta avalancha de amarillismo informativo se fue a vivir a Cuba, donde aprendió el español y el inglés y se graduó de médico cirujano. Allí conoció el amor con un joven vietnamita, a quien le confesó que no podía vivir con la falta de libertad que imperaba en el gobierno cubano. Por lo que ambos solicitaron regresar a Vietnam con el argumento de casarse, confesándole durante el vuelo la vietnamita a su novio que solicitaría asilo político en el primer país occidental en que aterrizara el avión en que volaban. El novio acató la orden; fue en Canadá donde con los pasaportes en la mano y en un perfecto inglés solicitaron asilo que les fue concedido inmediatamente.

Mucho tiempo después convertida en ciudadana canadiense junto con su esposo fue invitada por el gobierno norteamericano para que asistiera a la ceremonia de la recuperación de la memoria y la autocrítica entre veteranos de guerra de Vietnam. Allí sucedió lo increíble.

Durante su discurso, ella manifestó su intención de que si tuviera oportunidad ahora de conocer al piloto que conducía el avión que la marcó para siempre lo perdonaría. Entre la multitud apareció un sacerdote que llegó hasta ella y se inclinó para pedirle perdón. Era el piloto, que atormentado por su culpa, se había convertido en un pastor de almas, para tratar de lavar un poco el daño que causó a la humanidad. Como lo dije al principio, pareciera ser que el tiempo lo acomoda todo.

Como lo señala la máxima: el tiempo lo compone todo; lo matiza, lo desvanece o lo ubica en su exacta dimensión...

Que en el momento de ocurrir el evento desafortunado para la humanidad no existía una explicación que justifique la conducta bárbara de algunas naciones. En todas las sociedades a lo largo de la historia, las emociones han sido útiles para ir configurando el carácter de las generaciones futuras. Gracias a este cúmulo de sentimientos que en cierta forma son efecto de las convenciones sociales se ha ido formulando un código legal y sobre todo moral que clasifica finalmente la perniciosa conducta de algunos países recurrentes en practicar lo que ya ha demostrado que el tiempo no tiene existencia eterna, como es la de construir un imperio sobre la miseria de los conquistados.

La realidad nos muestra que todos los imperios en la medida en que aumentan su poder y su radio de acción sus basamentos son corroídos por la inmoralidad, el genocidio y la barbarie, derrumbándose finalmente.

Acabo de ver en un portal de internet una importante colección de fotografías que se han convertido en auténticos iconos para que la memoria colectiva reflexione sobre los eventos criminales que a lo largo de nuestra vida han ido cometiendo las naciones imperiales. Entre las fotografías más vistas en internet está la legendaria imagen que del "Che" Guevara plasmara para la inmortalidad el célebre fotógrafo José Korda. Aparecen también fotografías deprimentes que enseñan la miseria humana y la decadente desigualdad que existe entre una y otra nación, por ejemplo esa fotografía en donde aparece postrado en el suelo un niño africano esquelético y a punto de perder la vida por inanición y a unos metros lo aguarda pacientemente un buitre para llegado el momento en que este niño pierda el último aliento de vida devorarlo como si fuera un pedazo de carroña más y no un ser humano.

A principios de los años 70, -cuando la guerra de Vietnam parecía ser una hecatombe sin fin- circuló en las primeras planes de los periódicos más importantes del mundo una fotografía (que forma parte del panel de iconos que se muestra en internet) donde aparecía una niña desnuda corriendo por el centro de la carretera perseguida por una gran nube negra que convertida en llamas finalmente para su desgracia la alcanzó. La fotografía de esta niña vietnamita fue transformada en bandera por las organizaciones antibelicistas del orbe, para demostrar la crueldad y lo espantoso que era la guerra de Vietnam, donde los "boinas verdes" utilizaban Napalm para destrozar seres humanos ante su impotencia de vencerlos.

Investigué sobre la identidad de esta menor que aparece en la fotografía y encontré que se llama Kim Phuc, y el fotógrafo alemán que hizo la fotografía universal es Nick Ut. Esta imagen demostraría y haría memorable la visión apocalíptica de la niña, corriendo desnuda delante de la nube negra, alcanzada finalmente por la llamarada. Durante varios años el mundo no supo si esta menor había muerto o seguía con vida en Vietnam.

La historia nos dice que fue internada en un hospital por la gravedad de sus quemaduras, en el que duró catorce meses en Saigón. Después ella contó que vio el avión descender sobre la carretera y la bomba incendiaria que se desprendía de sus alas. Le hicieron 18 operaciones para injertarle piel nueva; su cuerpo prácticamente fue remodelado.

Lo que esta niña no sabía es que en medio del infinito de la miseria humana su fotografía generó en numerosas ciudades norteamericanas manifestaciones contra la guerra de Vietnam, que finalmente perdieron los Estados Unidos en 1975, cuando el embajador norteamericano en forma cobarde escapó por la parte trasera de la embajada para no caer víctima del heroico comportamiento de los guerrilleros vietnamitas. La fotografía se transformó en un mito, que le hizo imposible la vida a esta niña prodigiosa, que tuvo la oportunidad de volver a nacer y que ahora lucha contra la curiosidad morbosa de todo el mundo que quería conocerla mejor.

Buscando un refugio de esta avalancha de amarillismo informativo se fue a vivir a Cuba, donde aprendió el español y el inglés y se graduó de médico cirujano. Allí conoció el amor con un joven vietnamita, a quien le confesó que no podía vivir con la falta de libertad que imperaba en el gobierno cubano. Por lo que ambos solicitaron regresar a Vietnam con el argumento de casarse, confesándole durante el vuelo la vietnamita a su novio que solicitaría asilo político en el primer país occidental en que aterrizara el avión en que volaban. El novio acató la orden; fue en Canadá donde con los pasaportes en la mano y en un perfecto inglés solicitaron asilo que les fue concedido inmediatamente.

Mucho tiempo después convertida en ciudadana canadiense junto con su esposo fue invitada por el gobierno norteamericano para que asistiera a la ceremonia de la recuperación de la memoria y la autocrítica entre veteranos de guerra de Vietnam. Allí sucedió lo increíble.

Durante su discurso, ella manifestó su intención de que si tuviera oportunidad ahora de conocer al piloto que conducía el avión que la marcó para siempre lo perdonaría. Entre la multitud apareció un sacerdote que llegó hasta ella y se inclinó para pedirle perdón. Era el piloto, que atormentado por su culpa, se había convertido en un pastor de almas, para tratar de lavar un poco el daño que causó a la humanidad. Como lo dije al principio, pareciera ser que el tiempo lo acomoda todo.