/ domingo 10 de octubre de 2021

La reforma energética no es el camino

El jueves 1 de octubre el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó una iniciativa de reforma constitucional para transformar el sector energético del país. Según sus declaraciones, el objetivo es fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) concediéndole una participación mayoritaria en el sistema eléctrico nacional, así como su control y planeación.

La iniciativa implica apostar por energías contaminantes, concentrar el poder monopólico en la CFE y castigar a todos los generadores de energías limpias al día de hoy, incluyendo los paneles solares en algunas casas.

Esta iniciativa ha generado muchas elucubraciones sobre los posibles efectos de la reforma. Los especialistas dicen que definitivamente habrá un incremento en precios, lo que provocará mayores precios en toda la cadena de producción, es decir, otros bienes y servicios también se volverán más caros. Además, se producirá energía más contaminante, con efectos dañinos sobre la salud de los mexicanos y el medio ambiente.

Sabemos además que en los últimos tres años, la CFE ha sido una empresa muy ineficiente, con millones de pesos en pérdidas y sin rendición de cuentas. Además, nuevamente hemos vivido apagones que hace años no eran problema para las casas ni para las empresas en nuestro país. La reforma energética, tal como la plantea el Presidente, sólo agravaría esta situación.

El Presidente justifica esta iniciativa con una idea de la soberanía nacional anclada en la propiedad del Estado sobre el sector energético que es incompatible con el deterioro de la crisis climática, los compromisos firmados por México para el T-MEC y los acuerdos con la ONU. La reforma del Presidente no es apropiada para nuestro país, ni para nuestro siglo.

Tamaulipas tendrá, además, un costo adicional. Nuestro estado cuenta con trece parques eólicos en donde se produce energía limpia con la fuerza del viento. En los últimos cinco años, hemos producido la cuarta parte de la energía renovable del país. Somos el segundo lugar en el país en producción de energía eólica, lo cual nos ha traído una inversión enorme y más de dieciséis mil empleos.

Desde hace muchos años, Tamaulipas le ha apostado a energías baratas y limpias. Por eso fuimos el primer estado en regular el tema. Antes que nadie tuvimos una Ley en materia de Transición Energética y la Ley para el Fomento y Aprovechamiento Sustentable de la Energía.

En Tamaulipas existen casi tres mil contratos de generación de energía que ha permitido ahorros en casas y comercios, y que están en riesgo de ser cancelados si la reforma es aprobada.

Tenemos que mirar al futuro desde ahora, no esperar a 2027 para usar energías renovables como lo plantea el Plan de Negocios de la Transición Energética. Debemos impulsar la producción de energías más baratas y limpias, y no de plantas contaminantes con costos elevados. Necesitamos implementar políticas eficientes para atraer inversores y generar fuentes de empleo.

México posee un enorme potencial para la construcción de parques eólicos, para aprovechar la energía solar, para generar electricidad todavía más barata que las plantas de carbón más modernas. Debemos aprovechar esos recursos como instrumentos claros para el crecimiento económico.

Ni financieramente, ni en términos del medio ambiente nos podemos dar el lujo de seguir apostando por combustibles fósiles. La Reforma Energética que plantea el presidente López Obrador no es el camino al futuro y la prosperidad. Más bien, es todo lo contrario.

El jueves 1 de octubre el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó una iniciativa de reforma constitucional para transformar el sector energético del país. Según sus declaraciones, el objetivo es fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) concediéndole una participación mayoritaria en el sistema eléctrico nacional, así como su control y planeación.

La iniciativa implica apostar por energías contaminantes, concentrar el poder monopólico en la CFE y castigar a todos los generadores de energías limpias al día de hoy, incluyendo los paneles solares en algunas casas.

Esta iniciativa ha generado muchas elucubraciones sobre los posibles efectos de la reforma. Los especialistas dicen que definitivamente habrá un incremento en precios, lo que provocará mayores precios en toda la cadena de producción, es decir, otros bienes y servicios también se volverán más caros. Además, se producirá energía más contaminante, con efectos dañinos sobre la salud de los mexicanos y el medio ambiente.

Sabemos además que en los últimos tres años, la CFE ha sido una empresa muy ineficiente, con millones de pesos en pérdidas y sin rendición de cuentas. Además, nuevamente hemos vivido apagones que hace años no eran problema para las casas ni para las empresas en nuestro país. La reforma energética, tal como la plantea el Presidente, sólo agravaría esta situación.

El Presidente justifica esta iniciativa con una idea de la soberanía nacional anclada en la propiedad del Estado sobre el sector energético que es incompatible con el deterioro de la crisis climática, los compromisos firmados por México para el T-MEC y los acuerdos con la ONU. La reforma del Presidente no es apropiada para nuestro país, ni para nuestro siglo.

Tamaulipas tendrá, además, un costo adicional. Nuestro estado cuenta con trece parques eólicos en donde se produce energía limpia con la fuerza del viento. En los últimos cinco años, hemos producido la cuarta parte de la energía renovable del país. Somos el segundo lugar en el país en producción de energía eólica, lo cual nos ha traído una inversión enorme y más de dieciséis mil empleos.

Desde hace muchos años, Tamaulipas le ha apostado a energías baratas y limpias. Por eso fuimos el primer estado en regular el tema. Antes que nadie tuvimos una Ley en materia de Transición Energética y la Ley para el Fomento y Aprovechamiento Sustentable de la Energía.

En Tamaulipas existen casi tres mil contratos de generación de energía que ha permitido ahorros en casas y comercios, y que están en riesgo de ser cancelados si la reforma es aprobada.

Tenemos que mirar al futuro desde ahora, no esperar a 2027 para usar energías renovables como lo plantea el Plan de Negocios de la Transición Energética. Debemos impulsar la producción de energías más baratas y limpias, y no de plantas contaminantes con costos elevados. Necesitamos implementar políticas eficientes para atraer inversores y generar fuentes de empleo.

México posee un enorme potencial para la construcción de parques eólicos, para aprovechar la energía solar, para generar electricidad todavía más barata que las plantas de carbón más modernas. Debemos aprovechar esos recursos como instrumentos claros para el crecimiento económico.

Ni financieramente, ni en términos del medio ambiente nos podemos dar el lujo de seguir apostando por combustibles fósiles. La Reforma Energética que plantea el presidente López Obrador no es el camino al futuro y la prosperidad. Más bien, es todo lo contrario.