/ martes 19 de marzo de 2024

Pre-textos del caimán / Una Mirada Crítica al Edadismo

En nuestra búsqueda constante de igualdad y justicia social, a menudo pasamos por alto una forma de discriminación que se esconde en las sombras de la sociedad: el edadismo. Este fenómeno, basado en prejuicios y estereotipos relacionados con la edad, afecta a personas jóvenes y mayores, limitando oportunidades y perpetuando desigualdades.

Cuando pensamos en discriminación, es posible que el edadismo no siempre ocupe el centro del escenario. Sin embargo, sus raíces se entrelazan en la trama misma de nuestra cultura, afectando a individuos en diferentes etapas de la vida. Comencemos desentrañando esta forma sutil pero perniciosa de discriminación.

El término “discriminación por edad” fue utilizado por primera vez por el gerontólogo Robert N. Butler para describir la discriminación contra los adultos mayores. En la actualidad dicho término puede aplicarse. Cualquier tipo de discriminación basada en la edad, ya sea que se trate de prejuicios contra niños, adolescentes, adultos o personas mayores.

El impacto de la discriminación por edad puede ser grave y, si bien es cierto que antes se pensaba que era un problema que afectaba principalmente a los “viejos”, ahora existe un reconocimiento mucho mayor de cómo la discriminación y los estereotipos basados en la edad afectan a los más jóvenes e incluso a niñas y niños.

Algunos signos de discriminación por edad incluyen: exclusión de un grupo, como en la escuela o el trabajo; ser ignorado por ascensos o aumentos salariales; ser despedido u obligado a jubilarse; recibir comentarios negativos por motivo de su edad; que sus aportes o ideas sean descartados o ignorados; perder beneficios como el tiempo libre remunerado, y no tener acceso a oportunidades de aprendizaje.

Existen dos tipos principales de discriminación por edad. En primer lugar, el edadismo hacia los jóvenes a menudo se manifiesta en la percepción de que son inexpertos, rebeldes o carecen de la capacidad para tomar decisiones informadas. ¿Cuántas veces hemos escuchado expresiones como "son demasiado jóvenes para entender" o "la juventud de hoy en día está perdida"? Estos estereotipos limitan las oportunidades y la participación activa de los jóvenes en la sociedad, ignorando sus voces y contribuciones. Con frecuencia son despedidos porque se les considera demasiado inexpertos, poco profesionales o no calificados para avanzar. Un estudio publicado en 2021 en el Journal of Experimental Psychology encontró que cuando se les pedía que describieran a los trabajadores más jóvenes, los términos más comunes que les venían a la mente eran del tipo: “titulado”, “mimado”, “radical” e “irrespetuoso”.

En el otro extremo del espectro, el edadismo hacia los mayores presenta estereotipos que sugieren que las personas mayores son frágiles, menos capaces o incluso irrelevantes en el mundo moderno. Investigaciones recientes han sugerido que los estereotipos sobre las personas mayores a menudo se relacionan con cómo los más jóvenes esperan que se comporten.

Los más jóvenes a menudo asumen que las personas mayores “han tenido su oportunidad” y deberían dejar paso a las nuevas generaciones. Piensan que aquellos que son mayores de edad deberían “actuar según su edad” y no tratar de “robar” las identidades de los más jóvenes, incluidos aspectos como los patrones de habla y manera de vestir. Opinan que los recursos económicos deberían gastarse en ellos mismos y no en los adultos mayores.

Los factores que alimentan la discriminación por edad suelen variar. Las redes sociales desempeñan un papel importante en la promoción de actitudes discriminatorias. En un estudio publicado en una edición de 2013 por The Gerontologist, los investigadores observaron cómo estaban representadas las personas mayores en los grupos de Facebook. Encontraron 84 grupos dedicados al tema, pero la mayoría de estos grupos habían sido creados por personas de veintitantos años. El 75% de esos grupos se dedicaban a criticar a las personas mayores y casi el 40% abogaba por prohibirles actividades como conducir un auto e ir de compras.

Los adultos mayores también sienten el impacto de esta discriminación en el lugar de trabajo. La pandemia del Covid-19 ha puesto de relieve y exacerbado la discriminación en los servicios de discriminación médica. Queda claro que la pandemia reveló disparidades y discriminación en los servicios de atención médica, un aumento en el estigma social y las discriminaciones en razón de su edad.

Los adultos más jóvenes pueden tener dificultades para encontrar trabajo y recibir salarios más bajos debido a la falsa percepción de falta de experiencia, en tanto que los mayores pueden tener problemas para lograr ascensos, encontrar nuevos trabajos y cambiar de carrera.

Los países que tienen una mayor población de adultos mayores sanos reportan tasas más bajas de actitudes discriminatorias por edad, lo que sugiere que la discriminación podría estar relacionada con el estado de salud y la esperanza de vida. La discriminación por edad tiene un grave impacto en la salud y el bienestar. Se asocia con una esperanza de vida más corta, un deterioro cognitivo más rápido, una mayor soledad y un acceso reducido a la educación y al empleo.

¿Por qué es esto relevante? Porque el edadismo no sólo afecta a individuos, sino que también socava la cohesión social y la diversidad en nuestra sociedad. Desafiar estas percepciones erróneas requiere un cambio de mentalidad y un esfuerzo colectivo.

La educación es un punto de partida crucial. Necesitamos fomentar una conciencia crítica sobre el edadismo desde una edad temprana, desafiando estereotipos y promoviendo la valoración de todas las etapas de la vida. La inclusión de historias diversas y representativas en los medios de comunicación es esencial para contrarrestar los estereotipos arraigados.

En el ámbito laboral, las políticas que combaten la discriminación por edad y fomentan la diversidad generacional son imperativas. Reconocer y apreciar las habilidades y experiencias que aportan tanto jóvenes como mayores contribuirá a entornos de trabajo más ricos y equitativos.

En última instancia, desafiar el edadismo es un acto de construcción de puentes entre generaciones. Implica reconocer el valor inherente en cada etapa de la vida y abrazar la diversidad como un activo, no como un obstáculo. Enfrentémonos a las barreras invisibles del edadismo con empatía, comprensión y un compromiso firme con un futuro donde todas las edades sean respetadas y valoradas. Después de todo, en la diversidad de las edades, encontramos la riqueza de la experiencia humana.

ernesto.jimher@gmail.com

X: @OsirisJimenez

En nuestra búsqueda constante de igualdad y justicia social, a menudo pasamos por alto una forma de discriminación que se esconde en las sombras de la sociedad: el edadismo. Este fenómeno, basado en prejuicios y estereotipos relacionados con la edad, afecta a personas jóvenes y mayores, limitando oportunidades y perpetuando desigualdades.

Cuando pensamos en discriminación, es posible que el edadismo no siempre ocupe el centro del escenario. Sin embargo, sus raíces se entrelazan en la trama misma de nuestra cultura, afectando a individuos en diferentes etapas de la vida. Comencemos desentrañando esta forma sutil pero perniciosa de discriminación.

El término “discriminación por edad” fue utilizado por primera vez por el gerontólogo Robert N. Butler para describir la discriminación contra los adultos mayores. En la actualidad dicho término puede aplicarse. Cualquier tipo de discriminación basada en la edad, ya sea que se trate de prejuicios contra niños, adolescentes, adultos o personas mayores.

El impacto de la discriminación por edad puede ser grave y, si bien es cierto que antes se pensaba que era un problema que afectaba principalmente a los “viejos”, ahora existe un reconocimiento mucho mayor de cómo la discriminación y los estereotipos basados en la edad afectan a los más jóvenes e incluso a niñas y niños.

Algunos signos de discriminación por edad incluyen: exclusión de un grupo, como en la escuela o el trabajo; ser ignorado por ascensos o aumentos salariales; ser despedido u obligado a jubilarse; recibir comentarios negativos por motivo de su edad; que sus aportes o ideas sean descartados o ignorados; perder beneficios como el tiempo libre remunerado, y no tener acceso a oportunidades de aprendizaje.

Existen dos tipos principales de discriminación por edad. En primer lugar, el edadismo hacia los jóvenes a menudo se manifiesta en la percepción de que son inexpertos, rebeldes o carecen de la capacidad para tomar decisiones informadas. ¿Cuántas veces hemos escuchado expresiones como "son demasiado jóvenes para entender" o "la juventud de hoy en día está perdida"? Estos estereotipos limitan las oportunidades y la participación activa de los jóvenes en la sociedad, ignorando sus voces y contribuciones. Con frecuencia son despedidos porque se les considera demasiado inexpertos, poco profesionales o no calificados para avanzar. Un estudio publicado en 2021 en el Journal of Experimental Psychology encontró que cuando se les pedía que describieran a los trabajadores más jóvenes, los términos más comunes que les venían a la mente eran del tipo: “titulado”, “mimado”, “radical” e “irrespetuoso”.

En el otro extremo del espectro, el edadismo hacia los mayores presenta estereotipos que sugieren que las personas mayores son frágiles, menos capaces o incluso irrelevantes en el mundo moderno. Investigaciones recientes han sugerido que los estereotipos sobre las personas mayores a menudo se relacionan con cómo los más jóvenes esperan que se comporten.

Los más jóvenes a menudo asumen que las personas mayores “han tenido su oportunidad” y deberían dejar paso a las nuevas generaciones. Piensan que aquellos que son mayores de edad deberían “actuar según su edad” y no tratar de “robar” las identidades de los más jóvenes, incluidos aspectos como los patrones de habla y manera de vestir. Opinan que los recursos económicos deberían gastarse en ellos mismos y no en los adultos mayores.

Los factores que alimentan la discriminación por edad suelen variar. Las redes sociales desempeñan un papel importante en la promoción de actitudes discriminatorias. En un estudio publicado en una edición de 2013 por The Gerontologist, los investigadores observaron cómo estaban representadas las personas mayores en los grupos de Facebook. Encontraron 84 grupos dedicados al tema, pero la mayoría de estos grupos habían sido creados por personas de veintitantos años. El 75% de esos grupos se dedicaban a criticar a las personas mayores y casi el 40% abogaba por prohibirles actividades como conducir un auto e ir de compras.

Los adultos mayores también sienten el impacto de esta discriminación en el lugar de trabajo. La pandemia del Covid-19 ha puesto de relieve y exacerbado la discriminación en los servicios de discriminación médica. Queda claro que la pandemia reveló disparidades y discriminación en los servicios de atención médica, un aumento en el estigma social y las discriminaciones en razón de su edad.

Los adultos más jóvenes pueden tener dificultades para encontrar trabajo y recibir salarios más bajos debido a la falsa percepción de falta de experiencia, en tanto que los mayores pueden tener problemas para lograr ascensos, encontrar nuevos trabajos y cambiar de carrera.

Los países que tienen una mayor población de adultos mayores sanos reportan tasas más bajas de actitudes discriminatorias por edad, lo que sugiere que la discriminación podría estar relacionada con el estado de salud y la esperanza de vida. La discriminación por edad tiene un grave impacto en la salud y el bienestar. Se asocia con una esperanza de vida más corta, un deterioro cognitivo más rápido, una mayor soledad y un acceso reducido a la educación y al empleo.

¿Por qué es esto relevante? Porque el edadismo no sólo afecta a individuos, sino que también socava la cohesión social y la diversidad en nuestra sociedad. Desafiar estas percepciones erróneas requiere un cambio de mentalidad y un esfuerzo colectivo.

La educación es un punto de partida crucial. Necesitamos fomentar una conciencia crítica sobre el edadismo desde una edad temprana, desafiando estereotipos y promoviendo la valoración de todas las etapas de la vida. La inclusión de historias diversas y representativas en los medios de comunicación es esencial para contrarrestar los estereotipos arraigados.

En el ámbito laboral, las políticas que combaten la discriminación por edad y fomentan la diversidad generacional son imperativas. Reconocer y apreciar las habilidades y experiencias que aportan tanto jóvenes como mayores contribuirá a entornos de trabajo más ricos y equitativos.

En última instancia, desafiar el edadismo es un acto de construcción de puentes entre generaciones. Implica reconocer el valor inherente en cada etapa de la vida y abrazar la diversidad como un activo, no como un obstáculo. Enfrentémonos a las barreras invisibles del edadismo con empatía, comprensión y un compromiso firme con un futuro donde todas las edades sean respetadas y valoradas. Después de todo, en la diversidad de las edades, encontramos la riqueza de la experiencia humana.

ernesto.jimher@gmail.com

X: @OsirisJimenez