/ sábado 12 de marzo de 2022

Tampico hermoso | Noches bohemias

Este pasado fin de semana en el café donde acostumbro a perder el tiempo, entre sorbos permitidos por el indispensable tapabocas, tuve un reencuentro con el querido amigo que hace muchos años no frecuentaba. Nada más y nada menos que el Ing. Morales de la Hoz (ostia).

Inmediatamente acudieron a mi mente los recuerdos de las noches bohemias, de un grupo de jóvenes matrimonios amantes de la música romántica.

Las desveladas eran sábado a sábado, en la casa del que le tocara. La sesión se prolongaba generalmente hasta que cantaban los pájaros, con el sol por delante. Después de la plática de costumbre, los saludos obligados y la sabrosa cena de antojitos que se acostumbraba, salían a relucir una que otras botellas y empezaba “la bohemia”; a cargo de destacados maestros del canto y la guitarra del grupo (se permitían aficionados).

Uno de los más reconocidos artistas, el Ing. Ricardo Morales, magnífico guitarrista de agradable voz recordaba a los grandes, Álvaro Carrillo, Manzanero, Milanés, sin olvidar a José Alfredo. Rubén Aguilar, oriundo de Tancol, también diestro en las cuerdas, tocaba, cantaba y hasta recitaba poemas.

Acompañados también por Rogelio Rodríguez (el chícharo) de gran trayectoria política (Alcalde de Altamira) periodista que no desentonaba con la guitarra y la voz. Chuy Meza, amigo del grupo, se animaba de vez en cuando con su bien templada voz de tenor. También contribuía el Dr. Cebollín (así le decían), sin olvidarme de Roberto Pibe Llamas, ganadero también amigo de la palomilla.

Así nos divertíamos los jóvenes del Tampico hermoso, sin necesidad de aparatos electrónicos, youtubes, whatsapp, Facebook, Instagram, mensajes en línea y conversaciones con gente que no ves. Todo era en vivo y con el corazón en la mano.

Saludos a todos los integrantes de ese grupo.

Este pasado fin de semana en el café donde acostumbro a perder el tiempo, entre sorbos permitidos por el indispensable tapabocas, tuve un reencuentro con el querido amigo que hace muchos años no frecuentaba. Nada más y nada menos que el Ing. Morales de la Hoz (ostia).

Inmediatamente acudieron a mi mente los recuerdos de las noches bohemias, de un grupo de jóvenes matrimonios amantes de la música romántica.

Las desveladas eran sábado a sábado, en la casa del que le tocara. La sesión se prolongaba generalmente hasta que cantaban los pájaros, con el sol por delante. Después de la plática de costumbre, los saludos obligados y la sabrosa cena de antojitos que se acostumbraba, salían a relucir una que otras botellas y empezaba “la bohemia”; a cargo de destacados maestros del canto y la guitarra del grupo (se permitían aficionados).

Uno de los más reconocidos artistas, el Ing. Ricardo Morales, magnífico guitarrista de agradable voz recordaba a los grandes, Álvaro Carrillo, Manzanero, Milanés, sin olvidar a José Alfredo. Rubén Aguilar, oriundo de Tancol, también diestro en las cuerdas, tocaba, cantaba y hasta recitaba poemas.

Acompañados también por Rogelio Rodríguez (el chícharo) de gran trayectoria política (Alcalde de Altamira) periodista que no desentonaba con la guitarra y la voz. Chuy Meza, amigo del grupo, se animaba de vez en cuando con su bien templada voz de tenor. También contribuía el Dr. Cebollín (así le decían), sin olvidarme de Roberto Pibe Llamas, ganadero también amigo de la palomilla.

Así nos divertíamos los jóvenes del Tampico hermoso, sin necesidad de aparatos electrónicos, youtubes, whatsapp, Facebook, Instagram, mensajes en línea y conversaciones con gente que no ves. Todo era en vivo y con el corazón en la mano.

Saludos a todos los integrantes de ese grupo.