/ miércoles 23 de febrero de 2022

Se seca presa de Tamaulipas y emerge el pueblo hundido de Padilla [Video]

Resurge la plaza donde Agustín de Iturbide fue fusilado

Padilla Tamps., Febrero 22 (OEM-Informex).- La sequía que afecta la zona norte de México ha generado la dramática disminución de los niveles de la presa Vicente Guerrero, en Tamaulipas, al grado que las ruinas del pueblo Antiguo Padilla, hundido para construirla resurgieran para demostrar que el daño al ambiente es severo e implacable.

Guadalupe Elizondo y Juan Ayala murieron hace más de 50 años en Antiguo Padilla, sus cuerpos fueron enterrados en el cementerio de este municipio, que alguna vez fue la capital del estado, jamás imaginaron que sus tumbas quedarían sumergidas bajo millones de litros de agua y que posteriormente, la falta de lluvia y el estiaje, las traería de nuevo a la luz.

ANTIGUO PADILLA, PUEBLO DE HISTORIA

Antes de 1968, la vida de Padilla era normal, sus pobladores se dedicaban a la pesca, ganadería o la siembra; la gente se reunía en la plaza principal que estaba rodeada por la iglesia, la escuela primaria y el monumento que señalaba el punto exacto en que Agustín de Iturbide había sido fusilado en 1824.

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Ante la falta de infraestructura hidráulica en la región centro de la entidad, autoridades federales decidieron construir la presa Vicente Guerrero.

En 1970, de acuerdo con la Secretaría de Obras Públicas en la entidad, se da luz verde para poner en marcha el proyecto de construcción de esta presa en la cuenca de los ríos Purificación y Corona, así como otros arroyos, involucrando un gran reto social reubicar al pueblo de Padilla.

La cuenca de estos afluentes, que también es complementada por los ríos y arroyos Pilón, San Carlos, San Marcos, Santa Rosa, Sarnoso y el Grande, conforman el sexto embalse más grande de México.

Desde el aire se observa la afectación de la escasa lluvia | Vladimir Meza

El plan era ambicioso pero para lograrlo tenían que reubicar al pueblo completo y no todos estaban de acuerdo con irse.

“VINIERON CON LA LEY A SACARLOS”

José Antonio Hernández Rodríguez, tenía 18 años cuando vio partir a las familias de Padilla, “mucha gente no quería irse, casi vinieron con la ley a sacar a los señores grandes; les devolvieron la casas allá en el pueblo -Nuevo Padilla- y los que tenían terrenos, huerta, árboles frutales todos los pagaron hasta la última matita” recordó el hombre que vivía a pocos kilómetros del pueblo.

Él iba a Padilla a divertirse, “íbamos al cine, a los bailes que se hacían en la plaza, estaba chavalón todavía, como el Gobierno quiso hacer esta presa... les llegó el aviso a la gente que iban a evacuarlas, que iban a sacarlas a otro terreno, a otro pueblo” destacó.

El norte del país vive una de las peores sequías de la historia | José Luis Tapia

Como parte del programa para reubicarlos, la Federación construyó casas en Nuevo Padilla, sin embargo, las hicieron con techos de asbesto que en ese momento se desconocía que el material podía producir cáncer, pero poco después cayó una tormenta con granizo que terminó por destruir los peligrosos techos.

“Eran de techos de asbesto, es peligroso, produce cáncer y todas las casas tenían asbesto, vino la granizada y quebró todo” apuntó el hombre de 69 años.

LA PRESA SE LLENÓ EN UN AÑO, POR UN HURACÁN

Al final, la construcción de la presa trajo beneficios para el riego y la pesca, para con el paso de los años convertirse en uno de los atractivos turísticos de esta zona donde se practican diversos deportes acuáticos.

Las tumbas, cruces y epitafios del antiguo cementerio quedaron de nuevo a ras de tierra y lodo | José Luis Tapia

“El pueblo estaba grande, en todo esto había gente, era un lugar grande. Cuando terminaron de hacer la cortina pensaba que en cinco años se iba a ponerse en su capacidad la presa, pero vino un ciclón y en un año se puso bien buchona de agua” indicó.

CON LA SEQUÍA REGRESA EL PUEBLO HUNDIDO

De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la presa Vicente Guerrero tiene un almacenamiento actual de 33%, sobre una capacidad ordinaria de 3 mil 910.690 hectómetros cúbicos, este nivel tan bajo ha permitido el resurgimiento de este pueblo donde ahora es posible caminar sobre calles de conchas molidas.

La familia Guajardo a observado como el agua poco a poco se ha retraído | José Luis Tapia

Aurelia, quien acude con su familia a pescar y fritar pescado a un costado de la vieja y emblemática primaria, recuerda cómo antes la zona estaba llena de agua.

“Hemos venido varias veces, antes todo esto no se veía, apenas se veía la iglesia que estaba allá, aquí en la escuela nada más se veía el techo los muchachos locos se metieron a nadar ahí, pasaron los años y ya se veía la mitad” detalló la señora, integrante de la Familia Guajardo, residentes de Ciudad Victoria -ubicada a 51 kilómetros- que constantemente visita este pueblo para disfrutar del fresco aire y la historia.

El CEMENTERIO SURREALISTA

A menos de un kilómetro de distancia de la escuela, se encuentra el cementerio de Antiguo Padilla, cuyas lápidas, cruces y placas han logrado vencer más de 50 años de agua y olvido, ahora lucen bajo el sol, orgullosas de haberse conservado.

El sitio descubierto por la sequía atrae a paseantes | José Luis Tapia

El terreno fangoso, raíces secas, la humedad, las estructuras de piedra rodeadas de agua, regalan a los visitantes una imagen surrealista como extraída de una película, donde todo es bello aunque poco se entienda.

“Hay uno que se los llevaron, los sepultaron en el panteón nuevo, ahí debieron quedar muertos, no se cuanto se llevarían pero se llevaron poquitos, pero ahí quedó mucha gente, ya polvo me imagino” narró José Antonio Hernández.

La villa fue hundida para generar el vaso de captación en 1970 | José Luis Tapia

Algo similar, ocurrió con el monumento que indica donde fue fusilado Agustín de Iturbide, los visitantes aseguran que antes había una placa que ha sido destruida, hoy en este sitio histórico sólo es posible apreciar una letras borrosas que precisan que el Emperador de México fue fusilado en Padilla, Tamaulipas a las 6 de la tarde.

La antigua escuela primaria quedó al descubierto | José Luis Tapia

Han pasado ya 51 años de cuando comenzó el éxodo de este Antiguo Padilla, con la esperanza de que una presa vendría a abastecer de agua al centro de Tamaulipas; con la sequía y el intenso calor ha regresado el viejo pueblo y la sed.

Padilla Tamps., Febrero 22 (OEM-Informex).- La sequía que afecta la zona norte de México ha generado la dramática disminución de los niveles de la presa Vicente Guerrero, en Tamaulipas, al grado que las ruinas del pueblo Antiguo Padilla, hundido para construirla resurgieran para demostrar que el daño al ambiente es severo e implacable.

Guadalupe Elizondo y Juan Ayala murieron hace más de 50 años en Antiguo Padilla, sus cuerpos fueron enterrados en el cementerio de este municipio, que alguna vez fue la capital del estado, jamás imaginaron que sus tumbas quedarían sumergidas bajo millones de litros de agua y que posteriormente, la falta de lluvia y el estiaje, las traería de nuevo a la luz.

ANTIGUO PADILLA, PUEBLO DE HISTORIA

Antes de 1968, la vida de Padilla era normal, sus pobladores se dedicaban a la pesca, ganadería o la siembra; la gente se reunía en la plaza principal que estaba rodeada por la iglesia, la escuela primaria y el monumento que señalaba el punto exacto en que Agustín de Iturbide había sido fusilado en 1824.

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Ante la falta de infraestructura hidráulica en la región centro de la entidad, autoridades federales decidieron construir la presa Vicente Guerrero.

En 1970, de acuerdo con la Secretaría de Obras Públicas en la entidad, se da luz verde para poner en marcha el proyecto de construcción de esta presa en la cuenca de los ríos Purificación y Corona, así como otros arroyos, involucrando un gran reto social reubicar al pueblo de Padilla.

La cuenca de estos afluentes, que también es complementada por los ríos y arroyos Pilón, San Carlos, San Marcos, Santa Rosa, Sarnoso y el Grande, conforman el sexto embalse más grande de México.

Desde el aire se observa la afectación de la escasa lluvia | Vladimir Meza

El plan era ambicioso pero para lograrlo tenían que reubicar al pueblo completo y no todos estaban de acuerdo con irse.

“VINIERON CON LA LEY A SACARLOS”

José Antonio Hernández Rodríguez, tenía 18 años cuando vio partir a las familias de Padilla, “mucha gente no quería irse, casi vinieron con la ley a sacar a los señores grandes; les devolvieron la casas allá en el pueblo -Nuevo Padilla- y los que tenían terrenos, huerta, árboles frutales todos los pagaron hasta la última matita” recordó el hombre que vivía a pocos kilómetros del pueblo.

Él iba a Padilla a divertirse, “íbamos al cine, a los bailes que se hacían en la plaza, estaba chavalón todavía, como el Gobierno quiso hacer esta presa... les llegó el aviso a la gente que iban a evacuarlas, que iban a sacarlas a otro terreno, a otro pueblo” destacó.

El norte del país vive una de las peores sequías de la historia | José Luis Tapia

Como parte del programa para reubicarlos, la Federación construyó casas en Nuevo Padilla, sin embargo, las hicieron con techos de asbesto que en ese momento se desconocía que el material podía producir cáncer, pero poco después cayó una tormenta con granizo que terminó por destruir los peligrosos techos.

“Eran de techos de asbesto, es peligroso, produce cáncer y todas las casas tenían asbesto, vino la granizada y quebró todo” apuntó el hombre de 69 años.

LA PRESA SE LLENÓ EN UN AÑO, POR UN HURACÁN

Al final, la construcción de la presa trajo beneficios para el riego y la pesca, para con el paso de los años convertirse en uno de los atractivos turísticos de esta zona donde se practican diversos deportes acuáticos.

Las tumbas, cruces y epitafios del antiguo cementerio quedaron de nuevo a ras de tierra y lodo | José Luis Tapia

“El pueblo estaba grande, en todo esto había gente, era un lugar grande. Cuando terminaron de hacer la cortina pensaba que en cinco años se iba a ponerse en su capacidad la presa, pero vino un ciclón y en un año se puso bien buchona de agua” indicó.

CON LA SEQUÍA REGRESA EL PUEBLO HUNDIDO

De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la presa Vicente Guerrero tiene un almacenamiento actual de 33%, sobre una capacidad ordinaria de 3 mil 910.690 hectómetros cúbicos, este nivel tan bajo ha permitido el resurgimiento de este pueblo donde ahora es posible caminar sobre calles de conchas molidas.

La familia Guajardo a observado como el agua poco a poco se ha retraído | José Luis Tapia

Aurelia, quien acude con su familia a pescar y fritar pescado a un costado de la vieja y emblemática primaria, recuerda cómo antes la zona estaba llena de agua.

“Hemos venido varias veces, antes todo esto no se veía, apenas se veía la iglesia que estaba allá, aquí en la escuela nada más se veía el techo los muchachos locos se metieron a nadar ahí, pasaron los años y ya se veía la mitad” detalló la señora, integrante de la Familia Guajardo, residentes de Ciudad Victoria -ubicada a 51 kilómetros- que constantemente visita este pueblo para disfrutar del fresco aire y la historia.

El CEMENTERIO SURREALISTA

A menos de un kilómetro de distancia de la escuela, se encuentra el cementerio de Antiguo Padilla, cuyas lápidas, cruces y placas han logrado vencer más de 50 años de agua y olvido, ahora lucen bajo el sol, orgullosas de haberse conservado.

El sitio descubierto por la sequía atrae a paseantes | José Luis Tapia

El terreno fangoso, raíces secas, la humedad, las estructuras de piedra rodeadas de agua, regalan a los visitantes una imagen surrealista como extraída de una película, donde todo es bello aunque poco se entienda.

“Hay uno que se los llevaron, los sepultaron en el panteón nuevo, ahí debieron quedar muertos, no se cuanto se llevarían pero se llevaron poquitos, pero ahí quedó mucha gente, ya polvo me imagino” narró José Antonio Hernández.

La villa fue hundida para generar el vaso de captación en 1970 | José Luis Tapia

Algo similar, ocurrió con el monumento que indica donde fue fusilado Agustín de Iturbide, los visitantes aseguran que antes había una placa que ha sido destruida, hoy en este sitio histórico sólo es posible apreciar una letras borrosas que precisan que el Emperador de México fue fusilado en Padilla, Tamaulipas a las 6 de la tarde.

La antigua escuela primaria quedó al descubierto | José Luis Tapia

Han pasado ya 51 años de cuando comenzó el éxodo de este Antiguo Padilla, con la esperanza de que una presa vendría a abastecer de agua al centro de Tamaulipas; con la sequía y el intenso calor ha regresado el viejo pueblo y la sed.

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