/ martes 18 de agosto de 2020

Cambiavía | Señas de identidad

Segunda y última parte

En la entrega anterior nos ocupamos de los escritores que constituyeron la llamada “Generación del medio siglo”, y en especial de la obra de Juan Goytisolo. En su novela “Señas de identidad”, nos introduce en la vida de Álvaro Mendiola, fotógrafo español, exiliado en París, quien regresa a la casa familiar en Barcelona para recuperarse de un ataque al corazón y, sobre todo, para hacer una revisión de su vida.

La reconstrucción de su pasado personal se realiza de manera paralela a una indagación en la historia contemporánea de España, esa es precisamente la búsqueda de sus “señas de identidad”.

Las técnicas narrativas le proporcionan un ambiente y una agilidad insospechados. Se va del presente al pasado (flashback o analepsis): “Podías imaginar a sí mismo, con ayuda de tu memoria posterior de la cinemateca la apariencia insólita de las calles barcelonesas durante las jornadas revolucionarias de agosto del 36 colmando los huecos existentes en un relato exclusivamente hilvanado con elementos dispersos y truncos: la ciudad desertada de aristócratas y empresarios, curas y señoritos, damas y petimetres…”

Del presente al futuro (prolepsis): “(quince años después, en la cinemateca de la rue d’Ulm, Álvaro había visto con emoción las dolorosas imágenes de la derrota, de la caravana de centenares de miles de personas, hombres, mujeres, niños, ancianos que, a pie, con sus miserables enseres a cuestas huían en dirección a la frontera…”

Otra de las técnicas narrativas presentes en la novela consiste en incorporar el fluir de la conciencia (stream of consciousness). La novela comienza con un ritmo sorprendente. El texto con que inicia carece de puntuación. No es el único. Estas construcciones lingüísticas nos conducen, en la mayoría de los casos al monólogo interior: “Nosotros no tenemos la culpa en realidad no sabíamos nada cierto que en el 39 adherimos masivamente a la Falange o al Requeté y vestimos a nuestras hijas de Luceros o Margaritas y a nuestros hijos de Flechas o de Pelayos pero lo hicimos por razones de puro patriotismo como reacción lógica contra los desórdenes funestos de antes desórdenes que ni tan siquiera hoy un hombre de buena fe puede negar si equivocación hubo nació por exceso de amor a nuestro país…”

Ya antes se había dicho que la novela registra muchos pasajes biográficos de Goytisolo, particularmente el del exilio voluntario que en el texto es señalado una y otra vez: “Mejor vivir entre extranjeros que se expresan en idioma extraño para ti que en medio de paisanos que diariamente prostituyen el tuyo propio humillan la frente que remedio cabe dicen…”

Pero Álvaro necesita reconstruir su pasado, reconocerlo, rehacerlo, para encontrar algo que lo identifique y que le dé sentido a su existencia, busca afanosamente entre sus recuerdos, aun en aquellos hechos que se refieren a los tristes acontecimientos de la guerra civil.

Otro elemento que está presente en la novela y que me interesa destacar es el que se refiere a cierta vena existencialista que el propio Goytisolo conoció directamente de Sartre, la negación de sí mismo, el pensar en la muerte como única salida.

Sin duda, uno de los elementos formales que le proporcionan un gran estilo narrativo a la novela es la utilización de la simultaneidad. Como recurso novedoso, en la novela nos traslada de una acción a otra, alternando las situaciones; con ello, logra penetrar en el alma humana y mostrar cómo suben de tono las emociones.

La simultaneidad de los acontecimientos que se narran alcanza su mejor expresión hacia la parte final del libro, cuando se acerca a los miradores (catalejos) para observar la ciudad, para darse cuenta de la explicación histórica que se proporciona sobre ella.

Goytisolo logra un final original y elocuente. Qué manera tan inteligente de resolver la historia. Sí, es cierto, para decir las cosas en aquellos tiempos era necesario leer entre líneas, ahí estaba todo, oculto y abierto, según quien supiera mirar.

Juan Goytisolo es, qué duda cabe, uno de los narradores más destacados de la novela contemporánea. Su literatura se ha constituido como una revelación y esplende las letras españolas de nuestros días.

Segunda y última parte

En la entrega anterior nos ocupamos de los escritores que constituyeron la llamada “Generación del medio siglo”, y en especial de la obra de Juan Goytisolo. En su novela “Señas de identidad”, nos introduce en la vida de Álvaro Mendiola, fotógrafo español, exiliado en París, quien regresa a la casa familiar en Barcelona para recuperarse de un ataque al corazón y, sobre todo, para hacer una revisión de su vida.

La reconstrucción de su pasado personal se realiza de manera paralela a una indagación en la historia contemporánea de España, esa es precisamente la búsqueda de sus “señas de identidad”.

Las técnicas narrativas le proporcionan un ambiente y una agilidad insospechados. Se va del presente al pasado (flashback o analepsis): “Podías imaginar a sí mismo, con ayuda de tu memoria posterior de la cinemateca la apariencia insólita de las calles barcelonesas durante las jornadas revolucionarias de agosto del 36 colmando los huecos existentes en un relato exclusivamente hilvanado con elementos dispersos y truncos: la ciudad desertada de aristócratas y empresarios, curas y señoritos, damas y petimetres…”

Del presente al futuro (prolepsis): “(quince años después, en la cinemateca de la rue d’Ulm, Álvaro había visto con emoción las dolorosas imágenes de la derrota, de la caravana de centenares de miles de personas, hombres, mujeres, niños, ancianos que, a pie, con sus miserables enseres a cuestas huían en dirección a la frontera…”

Otra de las técnicas narrativas presentes en la novela consiste en incorporar el fluir de la conciencia (stream of consciousness). La novela comienza con un ritmo sorprendente. El texto con que inicia carece de puntuación. No es el único. Estas construcciones lingüísticas nos conducen, en la mayoría de los casos al monólogo interior: “Nosotros no tenemos la culpa en realidad no sabíamos nada cierto que en el 39 adherimos masivamente a la Falange o al Requeté y vestimos a nuestras hijas de Luceros o Margaritas y a nuestros hijos de Flechas o de Pelayos pero lo hicimos por razones de puro patriotismo como reacción lógica contra los desórdenes funestos de antes desórdenes que ni tan siquiera hoy un hombre de buena fe puede negar si equivocación hubo nació por exceso de amor a nuestro país…”

Ya antes se había dicho que la novela registra muchos pasajes biográficos de Goytisolo, particularmente el del exilio voluntario que en el texto es señalado una y otra vez: “Mejor vivir entre extranjeros que se expresan en idioma extraño para ti que en medio de paisanos que diariamente prostituyen el tuyo propio humillan la frente que remedio cabe dicen…”

Pero Álvaro necesita reconstruir su pasado, reconocerlo, rehacerlo, para encontrar algo que lo identifique y que le dé sentido a su existencia, busca afanosamente entre sus recuerdos, aun en aquellos hechos que se refieren a los tristes acontecimientos de la guerra civil.

Otro elemento que está presente en la novela y que me interesa destacar es el que se refiere a cierta vena existencialista que el propio Goytisolo conoció directamente de Sartre, la negación de sí mismo, el pensar en la muerte como única salida.

Sin duda, uno de los elementos formales que le proporcionan un gran estilo narrativo a la novela es la utilización de la simultaneidad. Como recurso novedoso, en la novela nos traslada de una acción a otra, alternando las situaciones; con ello, logra penetrar en el alma humana y mostrar cómo suben de tono las emociones.

La simultaneidad de los acontecimientos que se narran alcanza su mejor expresión hacia la parte final del libro, cuando se acerca a los miradores (catalejos) para observar la ciudad, para darse cuenta de la explicación histórica que se proporciona sobre ella.

Goytisolo logra un final original y elocuente. Qué manera tan inteligente de resolver la historia. Sí, es cierto, para decir las cosas en aquellos tiempos era necesario leer entre líneas, ahí estaba todo, oculto y abierto, según quien supiera mirar.

Juan Goytisolo es, qué duda cabe, uno de los narradores más destacados de la novela contemporánea. Su literatura se ha constituido como una revelación y esplende las letras españolas de nuestros días.