/ domingo 1 de diciembre de 2019

Dar gracias

La tradición nació en el año de 1621, según narran las crónicas de aquellos tiempos...

Con la llegada de los exiliados ingleses perseguidos por la iglesia anglicana y que cruzaron el Atlántico en el buque Mayflower para salvarse de morir en la horca.

Duro fue el invierno para los primeros colonos que llegaron al país del norte, la mitad de los que llegaron fallecieron por hambre y enfermedades, pero según los anales de la historia, los indios de la tribu wampanoang les enseñaron sus técnicas de siembra y cosecha y al siguiente año lograron tal producción de todo lo sembrado, que decidieron organizar una fiesta de llamada “de la cosecha” e invitaron a los festejos a los indios que ya eran sus amigos.

Se reunieron para dar gracias a Dios y le llamaron el “Thanksgiving Day”. Los indios llevaron pavos y los colonos las hortalizas y demás, y a partir de un jueves de Noviembre de tan lejanos tiempos, nació la celebración que hoy ocupa el lugar más importante en el calendario de tradiciones del vecino país del norte.

Pues bien, el pasado jueves nos invitaron a mi y a mi familia a la celebración del Tanksgiving Day, nuestros amigos Constancio Izaguirre y su esposa Elida Hernández; éllos radican en el Estado norteamericano de Louisiana desde hace cerca de 50 años y se encuentran aquí en plan de descanso.

En realidad se trató de una extraordinaria reunión cargada de paz espiritual, buenos sentimientos, armonía y amistad, en torno a una mesa ricamente servida, que invitaba a paladear aquellos exquisitos platillos.

Constancio y Elida son de origen humilde, igual que yo; se fueron de aquí tras el sueño americano y en base al trabajo, al tesón y a una vida ordenada, lograron conquistar sus sueños de un mejor futuro para ellos y sus hijos. Fundaron una cadena de restaurantes que hoy les permiten vivir con tranquilidad.

Pero afortunadamente el dinero no los conquistó a ellos, porque ambos siguen siendo gente sencilla, sin aires que los eleven por encima de nadie, siguen conservando a sus amigos de antaño y siguen viendo de frente, sin nada que les motive a desviar la mirada.

Este jueves pasado fue noche de remembranzas, de recuerdos sobre la vida en el pueblo nunca olvidado, noche de risas y buenos deseos.

Noche de dar gracias a Dios por todo lo bueno que nos ha regalado.

Cierto que disfrutamos el pavo, las ricas pastas, los purés y las ensaladas, los finos vinos y los exquisitos postres, pero lo más nutritivo fue el encuentro con los amigos, la evocación de los tiempos hermosos de la niñez y la juventud y la certeza de que cuando se tienen valores morales, aun viviendo en esta mundo perverso y contaminado, podemos mantener nuestro espíritu sin mancha.

En todo caso, tan hermosa experiencia del pasado jueves, a mí me motiva a pensar que, aun cuando no sea con pavo en la mesa, todos los días debemos dar gracias a Dios por los dones recibidos y que el ejemplo de aquellos nativos que enseñaron a sembrar a los colonos ingleses, nos impulse a la práctica de la solidaridad con el prójimo.

P.D.- Jesús nació hace dos mil años y no ha muerto y sin embargo, en la actualidad hay humanos que viven muertos.

e-mail: armando_juarezbecerra@hotmail.com

La tradición nació en el año de 1621, según narran las crónicas de aquellos tiempos...

Con la llegada de los exiliados ingleses perseguidos por la iglesia anglicana y que cruzaron el Atlántico en el buque Mayflower para salvarse de morir en la horca.

Duro fue el invierno para los primeros colonos que llegaron al país del norte, la mitad de los que llegaron fallecieron por hambre y enfermedades, pero según los anales de la historia, los indios de la tribu wampanoang les enseñaron sus técnicas de siembra y cosecha y al siguiente año lograron tal producción de todo lo sembrado, que decidieron organizar una fiesta de llamada “de la cosecha” e invitaron a los festejos a los indios que ya eran sus amigos.

Se reunieron para dar gracias a Dios y le llamaron el “Thanksgiving Day”. Los indios llevaron pavos y los colonos las hortalizas y demás, y a partir de un jueves de Noviembre de tan lejanos tiempos, nació la celebración que hoy ocupa el lugar más importante en el calendario de tradiciones del vecino país del norte.

Pues bien, el pasado jueves nos invitaron a mi y a mi familia a la celebración del Tanksgiving Day, nuestros amigos Constancio Izaguirre y su esposa Elida Hernández; éllos radican en el Estado norteamericano de Louisiana desde hace cerca de 50 años y se encuentran aquí en plan de descanso.

En realidad se trató de una extraordinaria reunión cargada de paz espiritual, buenos sentimientos, armonía y amistad, en torno a una mesa ricamente servida, que invitaba a paladear aquellos exquisitos platillos.

Constancio y Elida son de origen humilde, igual que yo; se fueron de aquí tras el sueño americano y en base al trabajo, al tesón y a una vida ordenada, lograron conquistar sus sueños de un mejor futuro para ellos y sus hijos. Fundaron una cadena de restaurantes que hoy les permiten vivir con tranquilidad.

Pero afortunadamente el dinero no los conquistó a ellos, porque ambos siguen siendo gente sencilla, sin aires que los eleven por encima de nadie, siguen conservando a sus amigos de antaño y siguen viendo de frente, sin nada que les motive a desviar la mirada.

Este jueves pasado fue noche de remembranzas, de recuerdos sobre la vida en el pueblo nunca olvidado, noche de risas y buenos deseos.

Noche de dar gracias a Dios por todo lo bueno que nos ha regalado.

Cierto que disfrutamos el pavo, las ricas pastas, los purés y las ensaladas, los finos vinos y los exquisitos postres, pero lo más nutritivo fue el encuentro con los amigos, la evocación de los tiempos hermosos de la niñez y la juventud y la certeza de que cuando se tienen valores morales, aun viviendo en esta mundo perverso y contaminado, podemos mantener nuestro espíritu sin mancha.

En todo caso, tan hermosa experiencia del pasado jueves, a mí me motiva a pensar que, aun cuando no sea con pavo en la mesa, todos los días debemos dar gracias a Dios por los dones recibidos y que el ejemplo de aquellos nativos que enseñaron a sembrar a los colonos ingleses, nos impulse a la práctica de la solidaridad con el prójimo.

P.D.- Jesús nació hace dos mil años y no ha muerto y sin embargo, en la actualidad hay humanos que viven muertos.

e-mail: armando_juarezbecerra@hotmail.com