/ lunes 29 de marzo de 2021

Desde el faro | Semana Santa en 1962. Playa Miramar

Hablar de la segunda mitad de 1900 para los jóvenes, o sea 30 millones 600 mil menores de 30 años, les resultan muy lejanas e históricas las referencias turísticas en todos lados y específicamente en playa Miramar, asumiendo que no siempre ha lucido tan hermosa como ahora.

Pongamos a prueba nuestro recuerdo, ¿alguna vez escuchó decir que para ir a la playa tendríamos que llegar por la carretera nueva? Bueno sí, pero ¿por dónde es la carretera nueva a la playa?, solo los contemporáneos sabemos que ahora es la avenida Álvaro Obregón, que después le cambiarían el nombre a Francisco I. Madero. Ni en remota idea se visualizaba todavía la avenida Tamaulipas y que en los 70 sería la "otra" nueva carretera a la playa.

Durante muchos años el único acceso a la playa era por La Barra, la manera más fácil de llegar a las escolleras y a la playa sur en aquellos emblemáticos y recordados autobuses rojos.

El monumento a los Marinos Caídos era el marco perfecto para la foto del recuerdo, igual que aquella que se tomaban en la punta de las escolleras. O hacer clic a la cámara fotográfica cuando pasaba un barco por el río Pánuco y atravesar los grandes médanos de arena pegados a los pinos. ¡Cuánta aventura!

No me imagino a esos chavos en sus camionetotas 4x4 o los autos sardina que cargan hasta con el patito inflable, circular por la gran carretera nueva, llena de hoyos sin pavimentar y polvorienta. Ni a los taxis de la ruta Madero-Playa o la nueva ruta "Playa Norte"

El caso es que el Presidente Municipal de aquel año, el señor Gabino González, emprendió una de las acciones que a la fecha se destaca como una de las principales avenidas en la urbe petrolera, amplia, pavimentada y de fácil circulación.

En la década de los 60 inician las obras de modernidad de aquel entonces, como la introducción de drenaje en el centro de Madero y la colocación de las luminarias eléctricas en la avenida.

Playa Miramar ya era un referente turístico en vías de desarrollo de acuerdo a su época, recordemos que habían existido los casinos en la playa que dieron un impulso muy importante para establecer las bases del turismo de playa en la zona sur de Tamaulipas.

En los 70 se dio por primera vez la pavimentación con chapopote en el tramo de sur a norte, es decir de Escolleras a la Sirena y el primer tirado eléctrico sobre el bulevar costero como complejo turístico de playa Miramar.

Pero, ¿cómo se organizaban las familias para un día en la playa? Se requería de una muy buena logística, empezando por cuántos éramos los que iríamos, en qué nos trasladaríamos a la playa, en camión o en tranvía, el pasaje de ida y vuelta, o ya de plano en auto particular.

Luego se pensaba qué comeríamos en la playa, porque estar todo el día cansa y da mucha hambre. Lo típico eran las tortas de frijolitos o huevo con chorizo, acompañadas de agua de sabor, casi no se consumía el refresco y mucho menos había oxxos para comprar a la pasada. Todo en trastes, porque tampoco se tenía la costumbre de usar desechables. Cargaban con fruta de temporada (mangos, guayabas, ciruelas, jobitos, naranjas, manzanas etc.) Pero nada se compara con el exquisito sabor de los mangos con chile de la playa, qué decir de los elotes asados o las riquísimas raspas con lechera, los cocos con chile y limón, ¡hasta se me hace agua la boca!

A eso, sumarle que se cargaba con las lonas o cobijas para hacerlas de palapas ancladas con palos que se buscaban en los pinos. Y si llevaban niños, ropa de cambio, toallas, chanclas (que luego las perdían cuando las olas llegaban hasta la orilla), cargar con las cubetitas, las palas, las pelotas, las cámaras de las llantas para flotar, antes no había tanta variedad de inflables como ahora.

De ida todo era algarabía y emoción por llegar a la playa, pero al regreso y todos embarrados de plastas de chapopote y agotados, nadie quería recoger nada y mucho menos cargar las cosas y ni se diga que llegando a casa tenía uno que lavar todo, incluyendo el lavado de chanclas y pies con petróleo para retirar el chapopote.

Los más grandecitos cargaban a los pequeños y así todos regresaban a casa totalmente agotados, eso sí muy reventados y con un bronceado ¡perfecto! Los que eran un poco más morenos agarraban un color que les decían “cambujos”. ¡Qué iban a existir los bloqueadores y protectores solares!

Así, poco a poco se fue transformando la playa, cambió de escenario y en los 80 nace el "playazo", el último viernes antes del periodo vacacional de Semana Santa, el primer playazo al que asistí fue en 1983, en el Club Jaibo y como alumna de la UNE llegamos como a las 11:00 am y para las 6:00 de la tarde la retirada. Pero ese es otro tema.

El turismo poco a poco fue incrementando y playa Miramar a tener notoriedad por su suave oleaje y fina arena que la hace ser la más hermosa del Golfo, recibir 100 mil visitantes en Semana Santa era un logro mayúsculo, antes de pandemia, en 2019, recibimos un millón de paseantes. Una verdadera pachanga y un mitote.

Hoy solo se dará acceso a 20 mil turistas por tema de pandemia y disposición de la Secretaría de Salud del estado para evitar una oleada de contagios, ojalá respeten y no se presenten aglomeraciones.

Cronista Municipal de Ciudad Madero.

Hablar de la segunda mitad de 1900 para los jóvenes, o sea 30 millones 600 mil menores de 30 años, les resultan muy lejanas e históricas las referencias turísticas en todos lados y específicamente en playa Miramar, asumiendo que no siempre ha lucido tan hermosa como ahora.

Pongamos a prueba nuestro recuerdo, ¿alguna vez escuchó decir que para ir a la playa tendríamos que llegar por la carretera nueva? Bueno sí, pero ¿por dónde es la carretera nueva a la playa?, solo los contemporáneos sabemos que ahora es la avenida Álvaro Obregón, que después le cambiarían el nombre a Francisco I. Madero. Ni en remota idea se visualizaba todavía la avenida Tamaulipas y que en los 70 sería la "otra" nueva carretera a la playa.

Durante muchos años el único acceso a la playa era por La Barra, la manera más fácil de llegar a las escolleras y a la playa sur en aquellos emblemáticos y recordados autobuses rojos.

El monumento a los Marinos Caídos era el marco perfecto para la foto del recuerdo, igual que aquella que se tomaban en la punta de las escolleras. O hacer clic a la cámara fotográfica cuando pasaba un barco por el río Pánuco y atravesar los grandes médanos de arena pegados a los pinos. ¡Cuánta aventura!

No me imagino a esos chavos en sus camionetotas 4x4 o los autos sardina que cargan hasta con el patito inflable, circular por la gran carretera nueva, llena de hoyos sin pavimentar y polvorienta. Ni a los taxis de la ruta Madero-Playa o la nueva ruta "Playa Norte"

El caso es que el Presidente Municipal de aquel año, el señor Gabino González, emprendió una de las acciones que a la fecha se destaca como una de las principales avenidas en la urbe petrolera, amplia, pavimentada y de fácil circulación.

En la década de los 60 inician las obras de modernidad de aquel entonces, como la introducción de drenaje en el centro de Madero y la colocación de las luminarias eléctricas en la avenida.

Playa Miramar ya era un referente turístico en vías de desarrollo de acuerdo a su época, recordemos que habían existido los casinos en la playa que dieron un impulso muy importante para establecer las bases del turismo de playa en la zona sur de Tamaulipas.

En los 70 se dio por primera vez la pavimentación con chapopote en el tramo de sur a norte, es decir de Escolleras a la Sirena y el primer tirado eléctrico sobre el bulevar costero como complejo turístico de playa Miramar.

Pero, ¿cómo se organizaban las familias para un día en la playa? Se requería de una muy buena logística, empezando por cuántos éramos los que iríamos, en qué nos trasladaríamos a la playa, en camión o en tranvía, el pasaje de ida y vuelta, o ya de plano en auto particular.

Luego se pensaba qué comeríamos en la playa, porque estar todo el día cansa y da mucha hambre. Lo típico eran las tortas de frijolitos o huevo con chorizo, acompañadas de agua de sabor, casi no se consumía el refresco y mucho menos había oxxos para comprar a la pasada. Todo en trastes, porque tampoco se tenía la costumbre de usar desechables. Cargaban con fruta de temporada (mangos, guayabas, ciruelas, jobitos, naranjas, manzanas etc.) Pero nada se compara con el exquisito sabor de los mangos con chile de la playa, qué decir de los elotes asados o las riquísimas raspas con lechera, los cocos con chile y limón, ¡hasta se me hace agua la boca!

A eso, sumarle que se cargaba con las lonas o cobijas para hacerlas de palapas ancladas con palos que se buscaban en los pinos. Y si llevaban niños, ropa de cambio, toallas, chanclas (que luego las perdían cuando las olas llegaban hasta la orilla), cargar con las cubetitas, las palas, las pelotas, las cámaras de las llantas para flotar, antes no había tanta variedad de inflables como ahora.

De ida todo era algarabía y emoción por llegar a la playa, pero al regreso y todos embarrados de plastas de chapopote y agotados, nadie quería recoger nada y mucho menos cargar las cosas y ni se diga que llegando a casa tenía uno que lavar todo, incluyendo el lavado de chanclas y pies con petróleo para retirar el chapopote.

Los más grandecitos cargaban a los pequeños y así todos regresaban a casa totalmente agotados, eso sí muy reventados y con un bronceado ¡perfecto! Los que eran un poco más morenos agarraban un color que les decían “cambujos”. ¡Qué iban a existir los bloqueadores y protectores solares!

Así, poco a poco se fue transformando la playa, cambió de escenario y en los 80 nace el "playazo", el último viernes antes del periodo vacacional de Semana Santa, el primer playazo al que asistí fue en 1983, en el Club Jaibo y como alumna de la UNE llegamos como a las 11:00 am y para las 6:00 de la tarde la retirada. Pero ese es otro tema.

El turismo poco a poco fue incrementando y playa Miramar a tener notoriedad por su suave oleaje y fina arena que la hace ser la más hermosa del Golfo, recibir 100 mil visitantes en Semana Santa era un logro mayúsculo, antes de pandemia, en 2019, recibimos un millón de paseantes. Una verdadera pachanga y un mitote.

Hoy solo se dará acceso a 20 mil turistas por tema de pandemia y disposición de la Secretaría de Salud del estado para evitar una oleada de contagios, ojalá respeten y no se presenten aglomeraciones.

Cronista Municipal de Ciudad Madero.