/ martes 24 de abril de 2018

El pasado es simplemente el material con que fabricamos el futuro

El hombre que conserva la fe en el pasado no teme al porvenir, porque está seguro de encontrar en aquel la táctica, la vía, el método para sostenerse en el problemático mañana... El romanticismo me gana, para mí los torneos largos me convencen más que el nuevo sistema promotor de la mediocridad. Entonces, cada año, acostumbro a sumar los puntos acumulados por los equipos punteros y, tengo así al terminar el “Clausura” al verdadero campeón y, en este momento, a un juego para concluir, Monterrey y Toluca comparten el primer lugar con 65 puntos cada uno, decidiéndose el campeonato en la última jornada, cuando Toluca visite al Club Tijuana y Monterrey lo haga con Tigres, en lo que será una nueva versión del Clásico regiomontano, siendo el Toluca el equipo con más probabilidades de ocupar el primer lugar, pues aunque "Xolos" suele ser muy difícil en su casa, lo son más los "Tigres", que estarán más que encantados echándole a perder la fiesta a sus más odiados rivales.

En Ecuador, pudimos sentir el sabor de la victoria... Peeeero, siempre el mismo pero, al final un descuido en un saque de banda y, habiendo 10 argentinos más en el terreno de juego, el balón le cayó al que menos debió haberle caído. Batistuta y... gol del triunfo y de la Copa América para Argentina... Por primera vez el nombre de Copa de las Américas estuvo bien aplicado, pues compitieron equipos de América del sur, centro y Norteamérica y aquello fue una verdadera fiesta y, como no, aquello sucedía en la región más bailonguera del mundo: Brasil, Venezuela, Colombia, Bolivia y el mismo Ecuador jugando a ritmo de cumbia, vallenato, samba, etc.

Aquella Selección Mexicana tenía el estilo que a todos nos gustaba. Menotti había dejado su alineación, su estilo de juego y su filosofía del futbol, pero al irse, Miguel Mejía Barón cambió casi completamente la alineación, así que contrario a la opinión de todo mundo, que concede todo el mérito del buen futbol de aquel grupo a Menotti, pienso que Miguel fue factor en todo sentido. Jorge Campos; Miguel “Piojo” Herrera, Claudio Suárez, Ramírez Perales, Ramón Ramírez; David Patiño, Ignacio Ambríz, Benjamín Galindo, Alberto García Aspe, José Roberto Álves “Zague”, y Hugo Sánchez, fueron los actores de aquel drama que dejó de ser fiesta justo al final del partido.

La segunda actuación del peligroso invitado permitió admirar el estilo propio del fut-bolista mexicano, cuya estrategia se centró en el deseo de una victoria que por mala fortuna se negó a llegar. El resultado: México 1-Argentina 1. Si ese punto contra Argentina pareció muy poco para México, que fue mejor, que obligó a los campeones a asumir todo tipo de precauciones, pensando en mantener el empate y así asegurar la calificación.

Aquel equipo mexicano nos ofrecía la identidad anhelada. Tanto tiempo jugando contrario a como jugaba el Guadalajara o los Pumas o el Cruz Azul y el América que eran los equipos que entusiasmaban a la tribuna y, algunas veces tratando de hacer un estilo de todas aquellas formas distintas de manifestarse,de lo que resultaba un horrible monstruo de Frankenstein que a nadie gustaba. Y ahora Miguel Mejía Barón y no Menotti, acertaba a nuestro gusto, hasta que ese maldito afán de negar cualquier forma de continuidad, que mandó a Miguel Mejía Barón a formar parte de la larga lista de seleccionadores mexicanos a los que no se les permitió manifestarse, o se les corrió cuando ya habían encontrado un sello que nos anunciara, una identidad reconocida por todo el mundo.

Como nunca había sucedido, México era el favorito y Argentina el de menor futbol. Una realidad en 1993 que superaba el sueño de ver consagrado al balompié mexicano por encima de las potencias sudamericanas. Pero había algo en el subconsciente de los jugadores y de la afición mexicana: ¿Cómo encararían los argentinos una segunda confrontación frente a un equipo que los había superado en el anterior encuentro? Se suponía que iban a tener una actitud diferente, pues disponen de jugadores para hacerlo, cuentan con un bagaje de experiencia mayor y tienen estirpe ganadora.

La final de la Copa América (Argentina dos, México uno) fue algo más que una culminación deportiva; para la escuadra albiceleste la consecución de otro título y la extensión de una racha ganadora que se alarga a 31 encuentros; para México, la concresión de un sueño y su firme establecimiento como uno de los equipos a seguir en el futuro... En Ecuador fuimos alguien, la gente de todo el mundo vió a México practicar un futbol que les gustó, Ecuador sería nuestra tarjeta de presentación, Peeeeero, otra vez. Llegó Estados Unidos 1994, seguimos triunfando y jugando bonito, Peeero Mejía Barón cometió un pecado que no se le perdonó, un pecado como el de Lapuente, La Volpe, Aguirre, Vucetich, Miguel Herrera, por qué los mexicanos no sabemos perdonar, y volvimos a ser los desconocidos de siempre... Los desarraigados.

El hombre que conserva la fe en el pasado no teme al porvenir, porque está seguro de encontrar en aquel la táctica, la vía, el método para sostenerse en el problemático mañana... El romanticismo me gana, para mí los torneos largos me convencen más que el nuevo sistema promotor de la mediocridad. Entonces, cada año, acostumbro a sumar los puntos acumulados por los equipos punteros y, tengo así al terminar el “Clausura” al verdadero campeón y, en este momento, a un juego para concluir, Monterrey y Toluca comparten el primer lugar con 65 puntos cada uno, decidiéndose el campeonato en la última jornada, cuando Toluca visite al Club Tijuana y Monterrey lo haga con Tigres, en lo que será una nueva versión del Clásico regiomontano, siendo el Toluca el equipo con más probabilidades de ocupar el primer lugar, pues aunque "Xolos" suele ser muy difícil en su casa, lo son más los "Tigres", que estarán más que encantados echándole a perder la fiesta a sus más odiados rivales.

En Ecuador, pudimos sentir el sabor de la victoria... Peeeero, siempre el mismo pero, al final un descuido en un saque de banda y, habiendo 10 argentinos más en el terreno de juego, el balón le cayó al que menos debió haberle caído. Batistuta y... gol del triunfo y de la Copa América para Argentina... Por primera vez el nombre de Copa de las Américas estuvo bien aplicado, pues compitieron equipos de América del sur, centro y Norteamérica y aquello fue una verdadera fiesta y, como no, aquello sucedía en la región más bailonguera del mundo: Brasil, Venezuela, Colombia, Bolivia y el mismo Ecuador jugando a ritmo de cumbia, vallenato, samba, etc.

Aquella Selección Mexicana tenía el estilo que a todos nos gustaba. Menotti había dejado su alineación, su estilo de juego y su filosofía del futbol, pero al irse, Miguel Mejía Barón cambió casi completamente la alineación, así que contrario a la opinión de todo mundo, que concede todo el mérito del buen futbol de aquel grupo a Menotti, pienso que Miguel fue factor en todo sentido. Jorge Campos; Miguel “Piojo” Herrera, Claudio Suárez, Ramírez Perales, Ramón Ramírez; David Patiño, Ignacio Ambríz, Benjamín Galindo, Alberto García Aspe, José Roberto Álves “Zague”, y Hugo Sánchez, fueron los actores de aquel drama que dejó de ser fiesta justo al final del partido.

La segunda actuación del peligroso invitado permitió admirar el estilo propio del fut-bolista mexicano, cuya estrategia se centró en el deseo de una victoria que por mala fortuna se negó a llegar. El resultado: México 1-Argentina 1. Si ese punto contra Argentina pareció muy poco para México, que fue mejor, que obligó a los campeones a asumir todo tipo de precauciones, pensando en mantener el empate y así asegurar la calificación.

Aquel equipo mexicano nos ofrecía la identidad anhelada. Tanto tiempo jugando contrario a como jugaba el Guadalajara o los Pumas o el Cruz Azul y el América que eran los equipos que entusiasmaban a la tribuna y, algunas veces tratando de hacer un estilo de todas aquellas formas distintas de manifestarse,de lo que resultaba un horrible monstruo de Frankenstein que a nadie gustaba. Y ahora Miguel Mejía Barón y no Menotti, acertaba a nuestro gusto, hasta que ese maldito afán de negar cualquier forma de continuidad, que mandó a Miguel Mejía Barón a formar parte de la larga lista de seleccionadores mexicanos a los que no se les permitió manifestarse, o se les corrió cuando ya habían encontrado un sello que nos anunciara, una identidad reconocida por todo el mundo.

Como nunca había sucedido, México era el favorito y Argentina el de menor futbol. Una realidad en 1993 que superaba el sueño de ver consagrado al balompié mexicano por encima de las potencias sudamericanas. Pero había algo en el subconsciente de los jugadores y de la afición mexicana: ¿Cómo encararían los argentinos una segunda confrontación frente a un equipo que los había superado en el anterior encuentro? Se suponía que iban a tener una actitud diferente, pues disponen de jugadores para hacerlo, cuentan con un bagaje de experiencia mayor y tienen estirpe ganadora.

La final de la Copa América (Argentina dos, México uno) fue algo más que una culminación deportiva; para la escuadra albiceleste la consecución de otro título y la extensión de una racha ganadora que se alarga a 31 encuentros; para México, la concresión de un sueño y su firme establecimiento como uno de los equipos a seguir en el futuro... En Ecuador fuimos alguien, la gente de todo el mundo vió a México practicar un futbol que les gustó, Ecuador sería nuestra tarjeta de presentación, Peeeeero, otra vez. Llegó Estados Unidos 1994, seguimos triunfando y jugando bonito, Peeero Mejía Barón cometió un pecado que no se le perdonó, un pecado como el de Lapuente, La Volpe, Aguirre, Vucetich, Miguel Herrera, por qué los mexicanos no sabemos perdonar, y volvimos a ser los desconocidos de siempre... Los desarraigados.