/ sábado 23 de marzo de 2024

Hablemos de Tecnología / Elecciones en riesgo

Montajes, clonación de voz, video e imágenes con inteligencia generativa son solo la punta del iceberg, hoy casi cualquier persona con los medios correctos es capaz de desatar una tormenta en materia de desinformación, y los procesos electorales son el campo más fértil para ver este tipo de situaciones, no se trata de cuándo vayan a pasar, la realidad es que ya están pasando.

Estimado lector, ¿se ha detenido alguna vez a considerar cómo la inteligencia artificial (IA) está remodelando no solo nuestras vidas cotidianas, sino también el sagrado proceso de las elecciones? Si pensaba que la IA solo estaba aquí para simplificarnos la existencia, le invito a sumergirse en un análisis más profundo, donde las aguas son turbulentas y las corrientes potencialmente peligrosas para nuestra democracia.

El uso de la inteligencia artificial en las elecciones no es un guion de ciencia ficción, sino una realidad palpable y cercana. Recientemente, un incidente involucró un video viral falso del candidato a alcalde de Chicago, en donde supuestamente hacía comentarios desafortunados, y el cual fue manejado como una filtración, un ejemplo claro de cómo la IA puede ser utilizada para engañar y manipular la percepción pública. Caso similar al de varios candidatos en el estado de Tamaulipas los cuales han sido señalados a través de las redes en supuestas filtraciones de llamadas, la respuesta para el oído entrenado es muy simple: clonaron su voz.

La IA tiene el potencial de difundir desinformación de manera desenfrenada, crear divisiones aún mayores en nuestra sociedad y socavar la confianza en el proceso electoral. Desde “ultrafalsificaciones” (deepfakes) que muestran a políticos haciendo declaraciones que nunca hicieron, hasta bots en redes sociales que simulan ser humanos para propagar narrativas falsas, la gama de herramientas a disposición de aquellos que buscan influir en las elecciones de manera ilícita es vasta y está evolucionando rápidamente.

Además, no podemos ignorar el papel de la IA en la administración de las elecciones. Mucho más allá del voto electrónico en algunos países, la verificación de firmas, la inscripción de votantes y hasta la diseminación de información electoral son tareas que ya se están automatizando. Aunque estas aplicaciones prometen eficiencia y precisión, también traen consigo riesgos significativos de sesgo y error.

La proliferación de contenido generado por IA complica aún más la capacidad de los electores para discernir entre información verdadera y falsa. En un mundo donde las imágenes, los videos y los audios clonados se pueden crear con unos pocos clics, la pregunta ya no es si veremos más desinformación, sino cuánto y cómo podemos prepararnos para combatirla.

Frente a este panorama, ¿qué podemos hacer? Primero, es crucial que tanto el sector público -Partidos, Gobiernos e Instituciones- como el privado se unan en un esfuerzo coordinado para proteger la integridad de nuestras elecciones.

El INE y sus organismos estatales juegan roles clave en este esfuerzo, asegurando que las campañas políticas y el contenido generado por IA sean transparentes y fiables.

Asimismo, es imperativo impulsar la innovación en la detección de contenido falso y en la identificación de campañas de desinformación. Las empresas de tecnología y las redes sociales deben implementar y perfeccionar mecanismos de detección y filtrado para reducir la circulación de contenido engañoso, al tiempo que garantizan que el discurso legítimo no se vea afectado.

Por último, pero no menos importante, los votantes deben ser educados y conscientes de los riesgos que la IA representa para el proceso electoral. El desarrollo de un pensamiento crítico frente a la información que consumimos en línea es más crucial que nunca. Como sociedad, debemos aprender a cuestionar y verificar antes de compartir, preguntar nunca ha hecho daño.

Amigo lector, nos encontramos en una encrucijada. La inteligencia artificial, con toda su maravilla y potencial, también nos plantea desafíos éticos y democráticos sin precedentes. Aceptar la existencia de estos desafíos es el primer paso para superarlos. Juntos, con un enfoque informado y proactivo, podemos salvaguardar nuestras elecciones y, por extensión, nuestra democracia. La tecnología debe ser nuestra aliada, no nuestra adversaria, en la construcción de un futuro electoral transparente, justo y verdadero. En este duelo por la verdad, cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. ¿Está listo para asumir el suyo?.

“De hombres es equivocarse, de locos persistir en el error”

Marco Tulio Cicerón.

Facebook:

www.facebook.com/soylalodelatorre

Twitter:

@lalodelatorreg

Email:

tecnologia@lalodelatorre.com

Montajes, clonación de voz, video e imágenes con inteligencia generativa son solo la punta del iceberg, hoy casi cualquier persona con los medios correctos es capaz de desatar una tormenta en materia de desinformación, y los procesos electorales son el campo más fértil para ver este tipo de situaciones, no se trata de cuándo vayan a pasar, la realidad es que ya están pasando.

Estimado lector, ¿se ha detenido alguna vez a considerar cómo la inteligencia artificial (IA) está remodelando no solo nuestras vidas cotidianas, sino también el sagrado proceso de las elecciones? Si pensaba que la IA solo estaba aquí para simplificarnos la existencia, le invito a sumergirse en un análisis más profundo, donde las aguas son turbulentas y las corrientes potencialmente peligrosas para nuestra democracia.

El uso de la inteligencia artificial en las elecciones no es un guion de ciencia ficción, sino una realidad palpable y cercana. Recientemente, un incidente involucró un video viral falso del candidato a alcalde de Chicago, en donde supuestamente hacía comentarios desafortunados, y el cual fue manejado como una filtración, un ejemplo claro de cómo la IA puede ser utilizada para engañar y manipular la percepción pública. Caso similar al de varios candidatos en el estado de Tamaulipas los cuales han sido señalados a través de las redes en supuestas filtraciones de llamadas, la respuesta para el oído entrenado es muy simple: clonaron su voz.

La IA tiene el potencial de difundir desinformación de manera desenfrenada, crear divisiones aún mayores en nuestra sociedad y socavar la confianza en el proceso electoral. Desde “ultrafalsificaciones” (deepfakes) que muestran a políticos haciendo declaraciones que nunca hicieron, hasta bots en redes sociales que simulan ser humanos para propagar narrativas falsas, la gama de herramientas a disposición de aquellos que buscan influir en las elecciones de manera ilícita es vasta y está evolucionando rápidamente.

Además, no podemos ignorar el papel de la IA en la administración de las elecciones. Mucho más allá del voto electrónico en algunos países, la verificación de firmas, la inscripción de votantes y hasta la diseminación de información electoral son tareas que ya se están automatizando. Aunque estas aplicaciones prometen eficiencia y precisión, también traen consigo riesgos significativos de sesgo y error.

La proliferación de contenido generado por IA complica aún más la capacidad de los electores para discernir entre información verdadera y falsa. En un mundo donde las imágenes, los videos y los audios clonados se pueden crear con unos pocos clics, la pregunta ya no es si veremos más desinformación, sino cuánto y cómo podemos prepararnos para combatirla.

Frente a este panorama, ¿qué podemos hacer? Primero, es crucial que tanto el sector público -Partidos, Gobiernos e Instituciones- como el privado se unan en un esfuerzo coordinado para proteger la integridad de nuestras elecciones.

El INE y sus organismos estatales juegan roles clave en este esfuerzo, asegurando que las campañas políticas y el contenido generado por IA sean transparentes y fiables.

Asimismo, es imperativo impulsar la innovación en la detección de contenido falso y en la identificación de campañas de desinformación. Las empresas de tecnología y las redes sociales deben implementar y perfeccionar mecanismos de detección y filtrado para reducir la circulación de contenido engañoso, al tiempo que garantizan que el discurso legítimo no se vea afectado.

Por último, pero no menos importante, los votantes deben ser educados y conscientes de los riesgos que la IA representa para el proceso electoral. El desarrollo de un pensamiento crítico frente a la información que consumimos en línea es más crucial que nunca. Como sociedad, debemos aprender a cuestionar y verificar antes de compartir, preguntar nunca ha hecho daño.

Amigo lector, nos encontramos en una encrucijada. La inteligencia artificial, con toda su maravilla y potencial, también nos plantea desafíos éticos y democráticos sin precedentes. Aceptar la existencia de estos desafíos es el primer paso para superarlos. Juntos, con un enfoque informado y proactivo, podemos salvaguardar nuestras elecciones y, por extensión, nuestra democracia. La tecnología debe ser nuestra aliada, no nuestra adversaria, en la construcción de un futuro electoral transparente, justo y verdadero. En este duelo por la verdad, cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. ¿Está listo para asumir el suyo?.

“De hombres es equivocarse, de locos persistir en el error”

Marco Tulio Cicerón.

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