/ sábado 2 de marzo de 2024

Hablemos de tecnología / ¿Humanismo digital?

Parece ser que el término humanismo hoy está de moda, en tendencia, en la mente de muchas personas. Ya sea en lo social, en lo educativo, en lo económico o en lo político, hablar de “humanidad” en el centro de todo es como reinterpretar nuestra esencia, una naturaleza que nunca debimos haber perdido.

Estimado lector, en un mundo donde la rapidez y la inmediatez parecen gobernar nuestras vidas, rara vez nos detenemos a reflexionar sobre el impacto profundo que la tecnología, especialmente la inteligencia artificial (IA), tiene en nuestra existencia. No es solo una cuestión de avances técnicos o de comodidad; se trata de cómo estos desarrollos moldean nuestra humanidad, nuestros valores, y cómo podemos asegurarnos de que la tecnología sirva al bienestar humano, y no al revés.

Las tendencias actuales en materia social y digital nos invitan a pensar en cómo podemos imaginar un futuro en el que el humanismo y la tecnología coexistan en armonía. Un futuro donde, pese a la omnipresencia de la IA, no perdamos de vista lo que nos hace esencialmente humanos: nuestra capacidad de empatía, nuestra sed de conocimiento y nuestra incansable búsqueda de la verdad.

La IA ya decide qué noticias leemos, qué productos compramos y, en muchos casos, cómo interactuamos con el mundo. La especialista en IA, Nuria Oliver, subraya la necesidad de una educación renovada y de regulaciones claras para garantizar que la IA se desarrolle de manera ética y equitativa. La pregunta que surge es: ¿cómo podemos, como sociedad, movilizarnos para asegurar que la tecnología refleje nuestros valores más profundos y no solo los intereses de unos pocos?

Esto, amigo lector, indiscutiblemente nos recuerda la importancia de la movilización social, una lección aprendida durante la revolución industrial, para defender los derechos y el bienestar de todos. En un mundo cada vez más digital, esta movilización podría tomar formas nuevas, impulsando un desarrollo tecnológico que busque mejorar la calidad de vida de las personas, sin excepción.

La transparencia en la creación y distribución de contenido digital es crucial para discernir la verdad de la manipulación. La era de la información, paradójicamente, nos ha llevado a una crisis de desinformación, donde la veracidad de lo que leemos y vemos en línea es cada vez más difícil de verificar.

La propuesta actual de acudir a medios de comunicación reputados para certificar la veracidad del contenido adquiere, entonces, una relevancia especial.

La IA, con todo su potencial para generar contenido no veraz a gran escala, plantea desafíos significativos, pero también oportunidades -gracias a DIOS- para reafirmar la importancia de un periodismo crítico, personalizado y comprometido con la verdad.

La educación juega un papel fundamental en este escenario. No solo en la forma de adaptar los currículos para incluir el pensamiento crítico y computacional, sino también en la necesidad de fomentar habilidades que la tecnología no puede replicar: la creatividad, la empatía, la inteligencia emocional y social. La interacción humana directa, cara a cara, es insustituible y esencial para el desarrollo de estas capacidades. La tecnología, por avanzada que sea, no debería reemplazar estas interacciones, sino complementarlas y enriquecer nuestras vidas.

Amigo lector, el futuro humanista en la era de la IA no es una utopía inalcanzable. Es una posibilidad real, siempre y cuando tomemos las riendas y guiemos el desarrollo tecnológico con una visión clara de lo que queremos para nuestra sociedad. La tecnología está aquí para quedarse, pero cómo decidimos utilizarla y hacia dónde la dirigimos depende de nosotros. La invitación está abierta: participemos activamente en la construcción de ese futuro, un futuro donde la tecnología y el humanismo caminen de la mano hacia el bienestar colectivo.

“El enfoque humanista no le da más poder a las personas, sino que nunca se lo quita”. Carlo Rogers.

Facebook:

www.facebook.com/soylalodelatorre

Twitter:

@lalodelatorreg

Email:

tecnologia@lalodelatorre.com

Parece ser que el término humanismo hoy está de moda, en tendencia, en la mente de muchas personas. Ya sea en lo social, en lo educativo, en lo económico o en lo político, hablar de “humanidad” en el centro de todo es como reinterpretar nuestra esencia, una naturaleza que nunca debimos haber perdido.

Estimado lector, en un mundo donde la rapidez y la inmediatez parecen gobernar nuestras vidas, rara vez nos detenemos a reflexionar sobre el impacto profundo que la tecnología, especialmente la inteligencia artificial (IA), tiene en nuestra existencia. No es solo una cuestión de avances técnicos o de comodidad; se trata de cómo estos desarrollos moldean nuestra humanidad, nuestros valores, y cómo podemos asegurarnos de que la tecnología sirva al bienestar humano, y no al revés.

Las tendencias actuales en materia social y digital nos invitan a pensar en cómo podemos imaginar un futuro en el que el humanismo y la tecnología coexistan en armonía. Un futuro donde, pese a la omnipresencia de la IA, no perdamos de vista lo que nos hace esencialmente humanos: nuestra capacidad de empatía, nuestra sed de conocimiento y nuestra incansable búsqueda de la verdad.

La IA ya decide qué noticias leemos, qué productos compramos y, en muchos casos, cómo interactuamos con el mundo. La especialista en IA, Nuria Oliver, subraya la necesidad de una educación renovada y de regulaciones claras para garantizar que la IA se desarrolle de manera ética y equitativa. La pregunta que surge es: ¿cómo podemos, como sociedad, movilizarnos para asegurar que la tecnología refleje nuestros valores más profundos y no solo los intereses de unos pocos?

Esto, amigo lector, indiscutiblemente nos recuerda la importancia de la movilización social, una lección aprendida durante la revolución industrial, para defender los derechos y el bienestar de todos. En un mundo cada vez más digital, esta movilización podría tomar formas nuevas, impulsando un desarrollo tecnológico que busque mejorar la calidad de vida de las personas, sin excepción.

La transparencia en la creación y distribución de contenido digital es crucial para discernir la verdad de la manipulación. La era de la información, paradójicamente, nos ha llevado a una crisis de desinformación, donde la veracidad de lo que leemos y vemos en línea es cada vez más difícil de verificar.

La propuesta actual de acudir a medios de comunicación reputados para certificar la veracidad del contenido adquiere, entonces, una relevancia especial.

La IA, con todo su potencial para generar contenido no veraz a gran escala, plantea desafíos significativos, pero también oportunidades -gracias a DIOS- para reafirmar la importancia de un periodismo crítico, personalizado y comprometido con la verdad.

La educación juega un papel fundamental en este escenario. No solo en la forma de adaptar los currículos para incluir el pensamiento crítico y computacional, sino también en la necesidad de fomentar habilidades que la tecnología no puede replicar: la creatividad, la empatía, la inteligencia emocional y social. La interacción humana directa, cara a cara, es insustituible y esencial para el desarrollo de estas capacidades. La tecnología, por avanzada que sea, no debería reemplazar estas interacciones, sino complementarlas y enriquecer nuestras vidas.

Amigo lector, el futuro humanista en la era de la IA no es una utopía inalcanzable. Es una posibilidad real, siempre y cuando tomemos las riendas y guiemos el desarrollo tecnológico con una visión clara de lo que queremos para nuestra sociedad. La tecnología está aquí para quedarse, pero cómo decidimos utilizarla y hacia dónde la dirigimos depende de nosotros. La invitación está abierta: participemos activamente en la construcción de ese futuro, un futuro donde la tecnología y el humanismo caminen de la mano hacia el bienestar colectivo.

“El enfoque humanista no le da más poder a las personas, sino que nunca se lo quita”. Carlo Rogers.

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