/ domingo 8 de noviembre de 2020

Liberándose del alcohol | El grupo potencializa tu decisión

Jorge es un alcohólico anónimo que tiene dos años de vivir sin consumir alcohol, después de haberlo hecho durante diez. Jorge es un empleado federal y es muy competitivo en su puesto de trabajo en un área fiscal. Es casado, tiene dos hijos y su esposa trabaja en ventas por catálogo de una marca trasnacional.

Jorge tiene 35 años y empezó a beber alcohol desde los 20. Su ingesta lo llevó a convertirse en un dependiente del alcohol a tal grado que tuvo que ser hospitalizado para recuperarse de los estragos que sufría en todo su organismo. Cuando estaba hospitalizado, el doctor le sugirió que asistiera a un grupo de Alcohólicos Anónimos, que con el programa que esta agrupación propone, sin duda dejaría de tomar.

Al salir del hospital, Jorge lejos de buscar un Grupo de A.A. se dirigió a una cantina que ya tenía bien ubicada. Volvió a embriagarse como de costumbre.

La esposa se propuso llevarlo a un Grupo de A.A., porque estaba segura de que Jorge nunca tomaría la iniciativa. Jorge estaba crudo cuando su esposa lo llevó por primera vez a una reunión de alcohólicos anónimos. Los miembros del Grupo recibieron a Jorge con todo el entusiasmo que genera en estas condiciones en las que un borracho decide escuchar información sobre el proceso de recuperación del alcoholismo.

Por la situación anímica de Jorge. No entendió nada. Pero la esposa sí escuchó con mucha atención todas las ideas que le fueron transmitidas a su esposo y quedó convencida de que ese lugar era para Jorge.

El líder del Grupo obsequió un ejemplar del Libro Grande, de A.A. a Jorge para que lo leyera en su casa y conociera qué es lo que tiene que hacer un borracho para dejar de tomar y transformarse en una persona responsable de su vida y de sus compromisos, personales, familiares, laborales y sociales.

Pero Jorge nunca leyó el Libro Grande de A.A. y tampoco dejó de consumir. Pero quien sí leyó el libro fue la esposa. Motivada por el contenido del libro, volvió a la carga y habló con dos alcohólicos para que fueran a su casa y conversaran con su esposo sobre la posibilidad de vivir sobrio y de los beneficios que esto trae a la familia. Los alcohólicos convencieron a Jorge de que regresara al Grupo y que asistiera dos meses a las reuniones y si después de esos meses ya no quería asistir respetarían su decisión y le explicarían a su esposa que tendría que buscar otra solución.

Jorge aceptó el reto. Con gran esfuerzo y con el apoyo incondicional de su esposa empezó a asistir a sus reuniones. ¿Qué pasó? Jorge empezó a entender el programa de A.A. y a recibir asesoría de un alcohólico con mayor avance en su recuperación, lo cual provocó una pérdida muy notable en la vida de Jorge: SU OBSESIÓN POR EL ALCOHOL. Desde esa experiencia, Jorge fortaleció su decisión por su estado de sobriedad. Actualmente tiene dos años sin probar una gota de alcohol. Su esposa feliz por ese cambio radical y se siente partícipe de este fortalecimiento de la familia. Todo Grupo de A.A. comparte en sus reuniones de recuperación: experiencia, fortaleza y esperanza. Por eso todo Grupo de A.A.es una fuente inagotable de historias de éxitos y de fracasos. Cada miembro toma aquella en la que se refleja, se asesora con su autor y potencializa su decisión: Vivir sin alcohol.

A.A. ENSEÑA A VIVIR EXITOSAMENTE, NO SOLO A DEJAR DE BEBER ALCOHOL.

Si deseas ayuda o ayudar a alguien marca el (833) 212 56 34, (833) 228 90 03 o el (833) 216 60 58.

Jorge es un alcohólico anónimo que tiene dos años de vivir sin consumir alcohol, después de haberlo hecho durante diez. Jorge es un empleado federal y es muy competitivo en su puesto de trabajo en un área fiscal. Es casado, tiene dos hijos y su esposa trabaja en ventas por catálogo de una marca trasnacional.

Jorge tiene 35 años y empezó a beber alcohol desde los 20. Su ingesta lo llevó a convertirse en un dependiente del alcohol a tal grado que tuvo que ser hospitalizado para recuperarse de los estragos que sufría en todo su organismo. Cuando estaba hospitalizado, el doctor le sugirió que asistiera a un grupo de Alcohólicos Anónimos, que con el programa que esta agrupación propone, sin duda dejaría de tomar.

Al salir del hospital, Jorge lejos de buscar un Grupo de A.A. se dirigió a una cantina que ya tenía bien ubicada. Volvió a embriagarse como de costumbre.

La esposa se propuso llevarlo a un Grupo de A.A., porque estaba segura de que Jorge nunca tomaría la iniciativa. Jorge estaba crudo cuando su esposa lo llevó por primera vez a una reunión de alcohólicos anónimos. Los miembros del Grupo recibieron a Jorge con todo el entusiasmo que genera en estas condiciones en las que un borracho decide escuchar información sobre el proceso de recuperación del alcoholismo.

Por la situación anímica de Jorge. No entendió nada. Pero la esposa sí escuchó con mucha atención todas las ideas que le fueron transmitidas a su esposo y quedó convencida de que ese lugar era para Jorge.

El líder del Grupo obsequió un ejemplar del Libro Grande, de A.A. a Jorge para que lo leyera en su casa y conociera qué es lo que tiene que hacer un borracho para dejar de tomar y transformarse en una persona responsable de su vida y de sus compromisos, personales, familiares, laborales y sociales.

Pero Jorge nunca leyó el Libro Grande de A.A. y tampoco dejó de consumir. Pero quien sí leyó el libro fue la esposa. Motivada por el contenido del libro, volvió a la carga y habló con dos alcohólicos para que fueran a su casa y conversaran con su esposo sobre la posibilidad de vivir sobrio y de los beneficios que esto trae a la familia. Los alcohólicos convencieron a Jorge de que regresara al Grupo y que asistiera dos meses a las reuniones y si después de esos meses ya no quería asistir respetarían su decisión y le explicarían a su esposa que tendría que buscar otra solución.

Jorge aceptó el reto. Con gran esfuerzo y con el apoyo incondicional de su esposa empezó a asistir a sus reuniones. ¿Qué pasó? Jorge empezó a entender el programa de A.A. y a recibir asesoría de un alcohólico con mayor avance en su recuperación, lo cual provocó una pérdida muy notable en la vida de Jorge: SU OBSESIÓN POR EL ALCOHOL. Desde esa experiencia, Jorge fortaleció su decisión por su estado de sobriedad. Actualmente tiene dos años sin probar una gota de alcohol. Su esposa feliz por ese cambio radical y se siente partícipe de este fortalecimiento de la familia. Todo Grupo de A.A. comparte en sus reuniones de recuperación: experiencia, fortaleza y esperanza. Por eso todo Grupo de A.A.es una fuente inagotable de historias de éxitos y de fracasos. Cada miembro toma aquella en la que se refleja, se asesora con su autor y potencializa su decisión: Vivir sin alcohol.

A.A. ENSEÑA A VIVIR EXITOSAMENTE, NO SOLO A DEJAR DE BEBER ALCOHOL.

Si deseas ayuda o ayudar a alguien marca el (833) 212 56 34, (833) 228 90 03 o el (833) 216 60 58.