/ domingo 14 de abril de 2024

Liberándose del alcohol / Alerta ante la primera copa

Un primer síntoma de una persona alcohólica es su pérdida de capacidad para controlar la bebida. Esa capacidad se esfumó entre la euforia que le provocó el alcohol cuando éste lo sedujo con sus efímeros placeres. La capacidad de control es necesa-ria para poner límites, en todos los aspectos de nuestra vida.

El texto Básico de A.A. en el capítulo “Más acerca del alcoholismo” nos pone el caso de Fred “socio de una bien conocida firma de contabilidad. Sus entradas son buenas, tiene un magnífico hogar, está casado y es padre de muchachos prometedores en edad de la Universidad. Tiene una personalidad muy atractiva que hace amistad con todos. Si ha habido un hombre de negocios próspero, Fred lo es. Según todas las apariencias, es un individuo estable y bien equilibrado. A pesar de todo esto, Fred es un alcohólico”. Con todas esas cualidades Fred cayó al hospital por un tembloroso ataque de nervios. Lejos de aceptar su alcoholismo dijo que fue al hospital a descansar de sus nervios. Durante algunos días se sintió deprimido. Tomó la decisión de dejar de beber totalmente. Sus conocimientos, la experiencia vivida en el hospital y el conocimiento de sí mismo, pensó, le bastarían para lograr su propósito.

Al poco tiempo Fred estaba en el hospital nuevamente. Hizo un viaje de trabajo a Washington. Se hospedó en un hotel. Durante la cena se le ocurrió tomarse dos cocteles, después de cenar salió a caminar y al regresar se le antojó un traguito para antes de acostarse. Entró al bar se tomó el traguito y luego varios más. Recuerda nebulosamente que regresó a su ciudad y ya no supo más hasta que por fin se recuperó en el hospital con un terrible sufrimiento físico y mental.

Dos alcohólicos lo visitaron en el hospital y le preguntaron si se había convencido de que era alcohólico y de que estaba derrotado. Ante la evidencia Fred aceptó su alcoholismo. Reconoció que su experiencia en la vida y el conocimiento de sí mismo no le sirvieron de nada ante el fuerte deseo de tomarse un traguito.

Los dos alcohólicos le delinearon la solución espiritual y el programa de acción que habían puesto en práctica los primeros 100 alcohólicos. Este programa le pareció bastante drástico a Fred. Quería decir que tendría que arrojar por la ventana varios conceptos que había tenido en su vida y sustituirlos por otros que le garantizan una vida nueva, libre de alcohol. Lo más importante es que Fred se dio cuenta que serían los principios espirituales los que le resolverían sus problemas. Fred comentó: “Desde entonces he sido conducido a un modo de vivir infinitamente más satisfactorio, y espero, más provechoso que la vida que llevé antes” .

Mente alerta ante la primera copa, es una medida de seguridad para cualquier alcohólico. La mente se mantiene alerta alimentándola con las ideas que obtenemos en: la asistencia continúa a las reuniones de grupo, con la lectura diaria de nuestra doctrina, con el apadrinamiento sistemático, con la oración, con la meditación y con el servicio desinteresado. Estos son los fundamentos de nuestro programa espiritual.

Si tienes el problema del alcoholismo, pide apoyo a la comunidad de alcohólicos anónimos y de inmediato la recibirás gratuitamente. Marca los siguientes teléfonos: 8332125634, 8331055995 ó 8332289003.

Un primer síntoma de una persona alcohólica es su pérdida de capacidad para controlar la bebida. Esa capacidad se esfumó entre la euforia que le provocó el alcohol cuando éste lo sedujo con sus efímeros placeres. La capacidad de control es necesa-ria para poner límites, en todos los aspectos de nuestra vida.

El texto Básico de A.A. en el capítulo “Más acerca del alcoholismo” nos pone el caso de Fred “socio de una bien conocida firma de contabilidad. Sus entradas son buenas, tiene un magnífico hogar, está casado y es padre de muchachos prometedores en edad de la Universidad. Tiene una personalidad muy atractiva que hace amistad con todos. Si ha habido un hombre de negocios próspero, Fred lo es. Según todas las apariencias, es un individuo estable y bien equilibrado. A pesar de todo esto, Fred es un alcohólico”. Con todas esas cualidades Fred cayó al hospital por un tembloroso ataque de nervios. Lejos de aceptar su alcoholismo dijo que fue al hospital a descansar de sus nervios. Durante algunos días se sintió deprimido. Tomó la decisión de dejar de beber totalmente. Sus conocimientos, la experiencia vivida en el hospital y el conocimiento de sí mismo, pensó, le bastarían para lograr su propósito.

Al poco tiempo Fred estaba en el hospital nuevamente. Hizo un viaje de trabajo a Washington. Se hospedó en un hotel. Durante la cena se le ocurrió tomarse dos cocteles, después de cenar salió a caminar y al regresar se le antojó un traguito para antes de acostarse. Entró al bar se tomó el traguito y luego varios más. Recuerda nebulosamente que regresó a su ciudad y ya no supo más hasta que por fin se recuperó en el hospital con un terrible sufrimiento físico y mental.

Dos alcohólicos lo visitaron en el hospital y le preguntaron si se había convencido de que era alcohólico y de que estaba derrotado. Ante la evidencia Fred aceptó su alcoholismo. Reconoció que su experiencia en la vida y el conocimiento de sí mismo no le sirvieron de nada ante el fuerte deseo de tomarse un traguito.

Los dos alcohólicos le delinearon la solución espiritual y el programa de acción que habían puesto en práctica los primeros 100 alcohólicos. Este programa le pareció bastante drástico a Fred. Quería decir que tendría que arrojar por la ventana varios conceptos que había tenido en su vida y sustituirlos por otros que le garantizan una vida nueva, libre de alcohol. Lo más importante es que Fred se dio cuenta que serían los principios espirituales los que le resolverían sus problemas. Fred comentó: “Desde entonces he sido conducido a un modo de vivir infinitamente más satisfactorio, y espero, más provechoso que la vida que llevé antes” .

Mente alerta ante la primera copa, es una medida de seguridad para cualquier alcohólico. La mente se mantiene alerta alimentándola con las ideas que obtenemos en: la asistencia continúa a las reuniones de grupo, con la lectura diaria de nuestra doctrina, con el apadrinamiento sistemático, con la oración, con la meditación y con el servicio desinteresado. Estos son los fundamentos de nuestro programa espiritual.

Si tienes el problema del alcoholismo, pide apoyo a la comunidad de alcohólicos anónimos y de inmediato la recibirás gratuitamente. Marca los siguientes teléfonos: 8332125634, 8331055995 ó 8332289003.